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13 julio, 2012

Protocolo, ¿Sí o No?


¿Creéis que el protocolo es necesario en una boda? Habrá muchos y muchas de vosotros que pensará que sí y otra buena parte creerá que no. Para daros una visión del protocolo en la boda desde el punto de vista de una experta, aquí tenéis un fantástico artículo de Blanca Otamendi, de Cuestión de Protocolo:

PROTOCOLO SI, PROTOCOLO NO

Nuevamente volvemos al origen de la cuestión “Protocolo Si – Protocolo No “en las bodas,  ya que como es frecuente se identifica el Protocolo con rigidez y con algo antiguo, pasado de moda y valido para algunos pocos.

La celebración de una boda es un acontecimiento de gran trascendencia en la vida de sus protagonistas. Es un acto en el que se llevan a cabo una serie de ritos y tradiciones, dotados todos ellos de una especial simbología dentro de nuestra cultura.

Durante la celebración de una boda, podemos distinguir dos fases, la ceremonia, ya sea civil o religiosa, y la fiesta posterior en la que se celebra este importante paso  y cada una de estas fases tiene su ceremonial, sus ritos, sus costumbres, sus tradiciones, es decir lleva implícito un protocolo a seguir.

El saber cómo combinar tradición y modernidad de estas normas, darles su lugar adecuado sin restarles importancia, es posible si se conocen estas técnicas y estas claves que pone a nuestra disposición el Protocolo.

Identificar el “yo hago lo que quiero” ó “yo soy libre y planteo mi boda con absoluta libertad”… es confundir las cosas.  Ser libre no quiere decir que no te debas a tus invitados, que no debas velar porque se sientan a gusto, que cada uno ocupe el lugar que le corresponde… etc. Esto es lo que te facilita el protocolo.

Ni en la boda más “hippy”, en la playa o en el campo, sin barrocas decoraciones sino simplemente la pareja con sus familiares y amigos, se descuidan esos detalles, que resaltan el cuidado y el cariño hacia los invitados. Eso, simplemente eso, es lo que te facilita el protocolo, entendido como lo que es, el conjunto de reglas aplicables y utilizadas en cada situación con el fin de conseguir el objetivo deseado, que no puede ser otro que “una boda perfecta”.

Ni que decir tiene que si pasamos de una boda hippy, en la playa o en el campo, a una boda en la ciudad, con una celebración por la iglesia o juzgado, cortejo, padrinos, testigos, coro … las  pequeñas reglas de comportamiento serán mayores y tan estrictas como queramos. Pero no olvidemos que normalmente no se va a  tratar de bodas “oficiales”, de riguroso protocolo,  que te va a venir dado por quien tiene encomendado tal cometido, sino de bodas normales, al uso de todos los días y de parejas normales, deseosas de que todo salga bien  y de que tanto ellos, como sus padres y sus amigos puedan, al volver a casa decir con satisfacción ¡Que bien ha salido todo!

Pero por lo mismo, si se piensa como algunos lo hacen, que lo mejor es ser libre y hacer lo quiere cada uno, ánimo y a por ello, pues nadie, sino tal vez tu misma, seas la que te des cuenta de lo contrario pues, al final, las cosas mal planteadas o no tan bien, resultan mal. Yo me inclino y así lo recomiendo a quien me pregunta, por un mínimo de organización, por utilizar siempre que se pueda, alguna de ayudas o  reglas que facilitan el buen desarrollo de la boda, es decir me inclino por utilizar el “Protocolo” bien entendido, como ayuda y no como un fastidioso corsé que te impide ser libre para hasta dar tu toque personal. Eso nunca.

Blanca Otamendi
 
¿Qué os ha parecido? ¿Ha cambiado vuestra perspectiva del protocolo en la boda? 

A título personal, estoy totalmente de acuerdo con Blanca, por convicción y por experiencia propia como organizadora de bodas



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