Es cierto que ir acompañada de damas de honor a nuestra boda, no es algo muy usual en nuestro país. Es más bien una tradición anglosajona que, como muchas otras relacionadas con el mundo nupcial, está siendo adoptada por las novias españolas.
Seguro que habréis encontrado multitud de artículos y post donde os informan acerca de qué deben hacer las damas de honor: planificar la despedida de soltera, ayudaros con la planificación y organización de la boda, echaros una mano con recados y trámites, arrimar el hombro a la hora de enviar las invitaciones, ayudaros con el vestido y el velo, preocuparse de colocaros el vestido al entrar y salir del coche, entregar el arroz o los pétalos a los invitados a la salida de la iglesia o el juzgado, sujetaros el ramo, colocar a los invitados en el lugar de la ceremonia y en el del banquete, velar porque todo marche bien durante la recepción y muchas más tareas.
Pero lo que quizás no sepáis es lo que no deben hacer:
1.- Restaros protagonismo (sólo hay que recordar a la hermanísima Pippa Middleton): ese día, la protagonista indiscutible es la novia; las damas de honor son los "complementos" que la hacer lucir aún más y mejor.
2.- Imponer su opinión en decisiones que no les conciernen: las damas de honor pueden expresar su opinión, si se les pide, pero no deben olvidar que su misión es dar apoyo, no decidir por la novia (ni por el novio, of course).
3.- Poner interminables problemas con la elección del vestido: partiendo de que la novia debe ser flexible y magnánima con la elección del vestido de las damas de honor, éstas no deben ser quisquillosas con texturas y colores. Como ya he dicho, son "complementos" de la novia. Cuidado con esa máxima de que las damas de honor deben llevar un vestido feo, sólo os ganaréis enemigas... y unas fotos horribles.
4.- Establecer una relación de competencia con el resto de las damas de honor: en muchas ocasiones, las damas se pican entre ellas para ser la más guapa, la más popular, la más amiga de la novia... y eso sólo redunda en un mal ambiente que es inadmisible a la hora de acompañar a la novia; ni en los preparativos (bastante tiene ya con la propia organización), ni el día de la boda (es su día, no se puede arruinar por una actitud de patio de colegio).
5.- Poner problemas con sus tareas: la novia ofrece a amigas o familiares el rol de dama de honor, pero no es ninguna obligación aceptarlo. Si no se dispone de tiempo o ganas para realizar las tareas que conlleva ser dama, es mejor declinar la invitación y dedicarse a ser una invitada perfecta, nada más.
6.- Beber más de la cuenta o considerar la boda como coto privado de caza: las damas de honor se deben comportar adecuadamente durante toda la boda, serán tu apoyo y una dama beodilla o aspirante a tronista de MHYV, no va a serlo, seguro.
Y, finalmente, queda lo más importante que debéis saber: cómo elegirlas.
1.- En cuanto al número: lo habitual es elegir entre 2 y 8 damas de honor, aunque podéis elegir el número que estiméis oportuno. Si la boda es íntima, lo lógico es elegir una cantidad más modesta de acompañantes, si la boda es tipo aforo completo, podéis ser más generosas en su número.
2.- Respecto a edad y condición: lo más adecuado es que la edad de las damas sea parecida a la de la novia y que sean solteras. Si la novia es digamos, madurita, es más apropiado que no lleve damas. Esta es la teoría, aunque debéis sentiros libres para hacer lo que encontréis conveniente.
3.- Teniendo en cuenta la relación entre vosotras y ellas: mi consejo es que, en este caso, no os dejéis llevar por los compromisos. Mejor menos damas y cercanas de verdad, que muchas damas y muchos problemas. Pensad que ellas os ayudarán a vestiros y estarán muy cerca de vosotras ese día, ¿de verdad queréis que vuestra futura cuñada (a la que no podéis ver ni retocada con Photoshop) os ayude con el vestido cada vez que tengáis que ir al WC?
4.- Y teniendo en cuenta la relación entre ellas: es importante que no existan problemas pasados o previsibles entre las damas de honor. Si hay varias que han discutido o pueden hacerlo, es mejor prescindir de alguna o, incluso, de todas; aunque sea difícil. Es mejor que sean sólo invitadas en un ambiente de armonía, que pedirse voluntaria un conflicto bélico-nupcial. Será lo mejor para vosotras y para ellas.
5.- En cuanto a su carácter y disposición: os sugiero que elijáis a las damas de honor atendiendo a su capacidad de trabajo y de compromiso, porque durante la planificación y en el "Día B" serán vuestro apoyo, no solo moral, sino táctico. Por supuesto, siempre podéis recurrir a una wedding planner y dejar que las damas de honor se dediquen a las tareas amables: ayudaros a elegir el traje, acompañaros y daros apoyo ese día, sujetar el ramo, etc.
6.- Respecto a su economía: ser dama de honor es caro, no nos vamos a engañar. Hay que pagar el traje, los zapatos, los complementos, el peinado, la despedida y el regalo. Si alguna de vuestras candidatas a damas, no tiene una buena situación económica, absteneos de ofrecérselo o pagad vosotras sus gastos.
Ésto ha sido lo fácil, ahora ya sólo os queda elegir...
Si queréis saber más acerca de la historia de las damas de honor o de su protocolo, podéis consultar este interesante artículo de Normas de Protocolo:
El significado de los caballeros y las damas de honor en una boda
Fotos:
Ben Earwicker
Garrison Photography, Boise, ID
www.garrisonphoto.org
Buen post, muy completo e interesante. ¡Gracias!
ResponderEliminarNatalia Ordieres
www.elperiodicodetudia.com
Gracias por tu comentario, Natalia. Me alegro de que te haya gustado el post, se hace con cariño. Por cierto, me encanta lo que hacéis en El Periódico de tu Día.
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