¿A Quién No Invitar a la Boda?

A la hora de confeccionar la lista de invitados suele haber un problema: ¿a quién invitar? La tendencia natural es incluir inicialmente a demasiados invitados, lo que convierte en una tarea realmente incómoda eso de descartar a unos y mantener a otros. Si habéis preparado una lista inicial de 400 invitados, dejarla en 150 puede ser un verdadero quebradero de cabeza.


Mi consejo es el contrario, que tengáis claros los criterios acerca de las personas que estarán excluidas desde el principio de vuestra boda y, a partir de ahí, comencéis a preparar la lista.


Aquí tenéis algunas ideas acerca de las personas a las que excluir, aunque la decisión y el criterio es únicamente vuestro:

• En general, conviene no invitar a personas las que no echaréis de menos si no van a la boda. Si preguntáis a los que ya casados si habrían echado de menos a todos sus invitados si no hubiesen asistido a la boda, la respuesta con casi toda seguridad será no. Hay quienes invitan a su enlace a un gran número de asistentes pensando en que con ello conseguirán financiar los gastos y que aún les sobre dinerito para amueblar el salón e irse de viaje a Camboya. Pues, lamentablemente, eso a la historia hace mucho tiempo. Los compromisos suelen regalar el precio del cubierto y punto. Sólo los más allegados son más generosos con los regalos. Así que si no queréis quedaros con una deuda monumental derivada de la boda, invitad sólo a las personas que os importan. 

 

• Familiares a los que hace muchos años que no veis y con los que no mantenéis ningún tipo de contacto.

 

• Familiares en segundo o tercer grado, cuando no tenéis trato cercano o este no es buena. ¿Realmente queréis tener en vuestra boda al tío segundo del pueblo al que visteis por última vez el día de vuestra Primera Comunión y del que ni siquiera tenéis ya el número de teléfono?

 

• Ex-novios y/o ex-cónyuges. Salvo que la relación sea excepcional y sepáis a ciencia cierta que vuestra pareja lo admite con alegría, es mejor evitar este tipo de situaciones potencialmente peligrosas.

 

• Amigos de la infancia o de la universidad con los que no habéis mantenido ningún contacto regular y cercano. Si no habéis mantenido la relación durante estos años, es que ya no os une nada más que el recuerdo. ¿Ese recuerdo justifica realmente la invitación?

 

• Gente de grupos o pandillas con las que no tenéis relación de hace años. Ocurre igual que en el caso anterior. Si tuvisteis un grupito de baile de salón hace 10 años y no os habéis vuelto a ver jamás, ¿por qué invitarles a todos? Si queréis recordar viejos tiempos siempre podéis quedar para cenar y bailar un rato cualquier otro día. 

 

• Acompañantes de invitados tipo "novi@ del mes". Si tenéis un@ amig@ que cada día tiene una pareja nueva y ya no sabéis siquiera el nombre de la actual, os aconsejo que invitéis sólo a vuestr@ amig@. Si a él o ella no le importará nada esa persona dentro de una semana, ¿os va a importar a vosotros? Para esto no hay nada mejor que poner sólo el nombre del invitado en el sobre de la invitación, evitando el "y acompañante". 

 

• Compañeros de trabajo con los que no tenéis una relación cordial y fluida más allá de lo laboral. Pensad que van a compartir un momento íntimo con vosotros y van a conocer a vuestra familia y amigos. ¿Os apetece realmente que esa recepcionista tan desagradable y chismosa vaya a la boda?

 

• Personas que no os han invitado su boda (si ya ha sido) o que preveáis que no os van a invitar a ella (en caso de que vaya a suceder en un futuro próximo). No es un ojo por ojo, que también podría ser, es más bien que si no significáis nada para esa pareja, quizás tampoco deberían importaros lo suficiente a vosotros como para invitarles.

 

• Personas que ni siquiera sabían que estabais juntos y manteníais una relación. Es un signo de que no habláis con ellos ni tenéis ninguna confianza, es decir, gente prescindible.

 

Importante: evitar situaciones "complicadas"

• Gente que ha intentado sabotear vuestra relación de una forma u otra. Por una parte evitaréis que puedan fastidiaros la boda con algún comentario desagradable y, por otra, les ignoraréis... algo que les va a sentar muy mal ;) 

 

• Personas aburridas e irritantes que preveáis que van a arruinar el buen rollo de la boda. Hay gente que es capaz de nublar hasta el día más soleado... y eso es lo que menos hace falta en una boda.

 

• Vecinos, conocidos y todo tipo de compromisos de los que no recordáis ni siquiera el nombre. Todo aquel que se denomine compromiso, no debería estar en una lista de invitados.

 

Niños: ¿sí o no?

• Niños. Salvo que así lo decidáis entre ambos, porque queréis una boda familiar y distendida, los niños deberían de quedar fuera de la lista de invitados. No sólo porque algunos son ruidosos y traviesos, también porque así sus padres podrán disfrutar de la fiesta sin tener que ocuparse de los peques... que un día es un día. Esto es especialmente recomendable si la recepción va a ser de tarde-noche, porque los niños se cansan y tienen sueño enseguida.

Y aquí tenéis algunas sugerencias para que estas exclusiones no se conviertan en un verdadero problema:

• Consensuad estos criterios entre los dos y seguirlos ambos de forma ecuánime. Eso quiere decir que si él no va a invitar a su primo Andrés, porque hace años que no le ve, tú no deberías convidar a Paloma, tu amiga del cole, con la que no tienes contacto desde hace milenios y a la que sólo quieres invitar para darle en las narices con tu guapo novio y tu boda de ensueño.

 

• No os excuséis con nadie por no invitarle a la boda. Estáis en vuestro derecho y el hecho de excusaros por ejercerlo, lo que hace es convertirlo en una mala acción, cuando es algo natural.

 

• En caso de que queráis distinguir a algunas personas que no habéis considerado para invitarles a la boda, pero con los que queréis tener algún detalle, podéis hacer varias cosas:

 

• Invitadles sólo a la ceremonia.
• Invitadles a un café, aperitivo o cena por separado.
• Invitadles sólo al baile y la barra libre.
• Entregadles uno de los detalles o regalitos que habéis tenido con los invitados a la boda. 

 

• No os enfadéis con los excluidos si más tarde no os invitan a vosotros a su boda.

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