Una de mis recomendaciones más recurrentes a las parejas a las que ayudo a organizar su boda es que mimen a sus invitados. Al fin y al cabo cuando se invita a alguien a cualquier tipo de evento, es imprescindible mostrarle hospitalidad, respeto y cariño. Si no va a ser así, es mejor no invitarle.
Pero una cosas es mimar a los asistentes a la boda y otra muy diferente es consentirles cualquier cosa. Porque lo mismo que vosotros debéis mostrar respeto y cariño hacia los invitados, ellos deben corresponderos de igual manera. Al fin y al cabo los anfitriones y los que os casáis sois vosotros, y lo merecéis.
Hay determinados comportamientos y actitudes que son realmente inapropiados y que, en mi opinión, nunca deberán consentirse a los invitados. En caso de que ocurran, lo ideal es que no seáis vosotros quienes os encarguéis de solucionar el problema, sino que designéis a una o varias personas que solventen la situación.
Desde mi experiencia y criterio creo que hay actitudes y peticiones que
son inadmisibles, otras en las que podéis ser más flexibles y otras que
respetar siempre. Si queréis saber cuáles son, os invito a que sigáis
leyendo...
Lo que no deberías consentir
Aunque a vosotros y a mí nos gustaría que no ocurriese nunca, lo cierto es que hay invitados que pretenden determinadas cosas que son inadmisibles. Como recomendación general, lo ideal es que si se llegan a dar sea vuestra wedding planner
o en su defecto el maître o el coordinador del lugar en el que
celebréis la boda, puesto que son neutrales; es decir, no son familia ni
amigos que puedan verse comprometidos si tienen que recriminar su
actitud a algún invitado. En caso de que no podáis recurrir a nadie
externo, os recomiendo que le encarguéis la tarea a alguien cercano que
pueda gestionar bien este tipo de situaciones, por su carácter y sus
habilidades.
Algunas de estos comportamientos y actitudes inaceptables son:
Sorpresas e intervenciones inapropiadas
Hay invitados que deciden por su cuenta y riesgo dar su propio discurso durante la ceremonia sin que se les haya invitado a ello. Esto es un problema, puesto que puede desbaratar la programación y el guion previsto, por no hablar de que según el invitado y su estado (etílico o psicológico), puede crear una situación desagradable con sus palabras. Esto también se puede hacer extensivo a los brindis durante la recepción.
Por otra parte, las sorpresas consistentes en bailes, canciones, vídeos y otras actividades, pueden convertirse en un problema para el desarrollo de la boda. Si los invitados con ganas de sorprender no cuentan con la persona que se encargue de organizar y coordinar la boda, puede ser una verdadera contrariedad. Si lo llevan a cabo durante la ceremonia, pueden ralentizarla o deslucirla al romper el ritmo y el estilo con los que se ha diseñado. Si lo hacen durante el cóctel o la recepción y sin contar con la organización de la boda, pueden molestar a los camareros, retrasar la salida de los platos, etc. Y si se hace durante la fiesta, pueden estropear el baile nupcial u otras sorpresas que los novios tengan previstas para sus invitados. Un desastre, para decirlo en dos palabras.
Si los invitados desean sorprender a sus invitados, lo adecuado es comentárselo a la wedding planner, al coordinador del lugar de celebración o en su defecto a un familiar o amigo cercano a los novios.
Discusiones
Las discusiones y altercados son inadmisibles. Una forma de que no sucedan es evitarlas desde el principio. Esto se consigue procurando no invitar a personas que tengan enemistad manifiesta o que preveáis que van a provocar problemas con casi toda seguridad.
También es importante cuidar el consumo del alcohol, que suele ser fuente de problemas. Esto se logra ofreciendo bebidas de calidad y también opciones sin alcohol suficientemente atractivas, para que los invitados puedan alternar bebidas con y sin. Algunas de estas alternativas no alcohólicas son las aguas aromatizadas con frutas o hierbas aromáticas, aguas con gas y sabores, los cócteles sin alcohol, los zumos o batidos naturales...
En caso de que las discusiones surjan no debéis hacerles caso y dejar que otras personas las que se encarguen, preferentemente ajenas a la familia o amigos para que medien y, en el peor de los casos, para que desalojen a las quienes sean los responsables del altercado; aunque esa debería ser la última opción. Vosotros únicamente debéis dedicaros a disfrutar.
Faltas de respeto hacia vosotros o hacia el resto de los invitados
Los comentarios desagradables, las críticas desabridas y los insultos velados (o explícitos) no se deben consentir en una boda. En caso de que ocurran, lo recomendable es no prestarles atención como primera medida. Si continúan, lo mejor es que personas cercanas se encarguen de recriminárselo de una forma delicada pero firme a quien esté comportándose de forma inapropiada, recordándole que no es ni el lugar ni el momento para ese comportamiento.
Cambios de mesa
Si os habéis preocupado de organizar el seating de la boda, con el tiempo y el esfuerzo que conlleva, ningún invitado puede hacer caso omiso y pretender sentarse en otra mesa diferente a la que se habéis asignado, porque sea más de su agrado. Y tampoco se puede admitir que pida que monten otra mesa para que se sienten a ella las personas que ellos quieran, puesto que eso implica un trabajo extra para los trabajadores del lugar en el que se celebra la recepción, que puede suponer retrasos y dificultades para la programación del servicio... o incluso un coste añadido.
Si ocurre esto, bien la wedding planner o el maître, respondiendo a vuestros deseos, le deberían pedir amablemente a ese invitado que se siente en el lugar asignado, explicándole que la organización está diseñada al milímetro y que cualquier modificación puede echarla a perder.
Cosas en las que ser flexible
Hay situaciones delicadas y potencialmente molestas que, según vuestro criterio y las circunstancias específicas, pueden invitaros tanto a ceder como a ser inflexibles. A continuación os enumero algunos ejemplos de estas tesituras incómodas:
Invitados que se presentan con niños cuando habéis avisado que es una boda para adultos
Hay casos en los que, aunque la invitación únicamente esté dirigida a los padres, sin incluir a los niños ni se incluye la expresión "y familia" tras sus nombres, o que hayáis expresado por activa y por pasiva que la boda es para adultos, hay parejas que se presentan con los niños sin avisar. Sin entrar en si tienen razón o no la tienen, lo cierto es que no respetar los deseos de los novios es una falta de respeto hacia ellos... y un problema organizativo.
Esta situación es un clásico en las bodas, ante la que, además de tolerarlo sin más, tenéis otras dos opciones: mostraros firmes o ser más flexibles. En el primer caso, tendréis que pedirle (a través de un intermediario, claro) a la persona o la pareja que se ha presentado con niños contrariando vuestros deseos, que deje a los pequeños en casa y luego vuelva, si lo desea. Es una elección muy dura y que tendrá consecuencias serias, porque las personas afectadas probablemente os retiren la palabra, lo mismo que la familia y amigos de esos padres y otros invitados que se posicionen a su favor. Esto se puede hacer con compromisos o personas con las que se tiene poca relación, pero con familia y amigos íntimos... se puede convertir en un campo minado.
La otra opción es permitir que los niños se queden, y recriminarles su falta de respeto más adelante. En cualquier caso, los pequeños invitados inesperados van a suponer un quebradero de cabeza, porque hay que prepararles un sitio en la mesa y también buscarles un menú adecuado para ellos, que no siempre es fácil si no estaba previsto.
Invitados adicionales e inesperados
A los invitados que primero declinan la invitación y luego aparecen el día de la boda como si tal cosa y a los que han sido invitados a título individual y se presentan con una pareja o con un amigo, se les aplica lo mismo que a los padres que aparecen con sus niños cuando se trata de una boda para adultos.
Que usen los móviles si habéis pedido expresamente que no se utilicen durante la ceremonia
Es otro punto en el podéis ser flexibles, o no. Mi recomendación es que les comuniquéis vuestros deseos a os invitados de forma clara. Podéis hacerlo en persona, a través de amigos o familia que hagan de intermediarios, ponerlo en las propias invitaciones, mediante un correo o un WhatsApp, dejándolo caer en las redes sociales... incluso podéis poner unas cestitas a la entrada al lugar de celebración de la ceremonia con un cartel que diga algo como "deja aquí tu móvil y disfruta de nuestro sí, quiero" o "por favor, no sigas la ceremonia a través de un objetivo, te perderás muchas cosas".
En caso de que no queráis ser flexibles, podéis designar a algunas personas para que pidan amablemente a los invitados que dejen sus teléfonos.
En cualquier caso, una boda sin móviles es algo difícil de conseguir.
Peticiones de canciones
Hay cada vez más parejas que no desean que los invitados pidan canciones a los DJ's, porque quieren que los únicos temas que suenen sean los que han elegido ellos, o que no desean que se pongan determinadas canciones que no les agradan.
Si no queréis peticiones espontáneas, lo mejor es comunicárselo al DJ y que sea él el que se encargue de desactivar a los invitados pedigüeños.
Que haya invitados empeñados en llevarse los centros de mesa
Es algo hortera, viejuno, miserable, innecesario... pero que sigue ocurriendo en muchas bodas, incluso en las más millennials y cool, porque los invitados, como los caramelos de Harry Potter, los hay de todos los colores y sabores.
Si en vuestro caso los centros son alquilados, bien por parte del espacio de celebración o de una floristería, si se los llevan, os los van a cobrar, así que es importante que lo evitéis. Podéis pedir que los camareros o el maître se encarguen de impedirlo, o también vuestra organizadora de bodas y su personal.
Otra opción es que los camareros recojan los centros y los lleven como adorno para las mesas en las que tenga lugar la fiesta. Aunque parezca mentira, a estos invitados robaflores les atrae menos llevárselos de la zona del baile que de la de la recepción.
Si los centros están dentro del precio que os cobren y el que se los lleven no os va suponer un gasto extra, podéis ser más flexibles y permitirles que se los lleven. Eso sí, os recomiendo que el fotógrafo les tome alguna foto antes de que comience la recepción y que alguna persona de vuestra confianza recoja alguno para vosotros antes de que comience la fiesta si es que queréis conservarlo.
Que no se respete el dress code
Si habéis pedido un código de vestuario expresamente en las invitaciones, puede que haya invitados que no lo respeten. Incluso puede que algunos no respeten las normas mínimas de etiqueta, como llevar un vestido blanco en el caso de las mujeres, lucir chaqué sin ser el novio ni el padrino o llevar vaqueros y camiseta en una boda formal.
Si esto ocurre y dependiendo de la gravedad y la intención de esta falta de respeto del dress code, sois vosotros los que debéis valorar si ser flexibles y no darle importancia o pedirle (con educación y respeto) al invitado que se vuelva a su casa a cambiarse. Si optáis por lo segundo, lo recomendable es que lo haga una persona de vuestra confianza, no vosotros mismos.
Lo que sí es conveniente consentir siempre
Hay circunstancias concretas en las que, desde mi punto de vista y mi experiencia, debéis ceder sin duda alguna.
Las dietas y necesidades especiales
Si hay invitados que necesitan un menú sin sal, sin gluten o sin algún ingrediente al que serán alérgicos, hay que respetarlo y pedirle al proveedor de gastronomía que lo tenga en cuenta. Incluso si hay vegetarianos o veganos.
Eso sí, es imprescindible que los asistentes lo comuniquen con tiempo para que vosotros podáis pedir un menú específico para ellos.
Facilidades para las personas con problemas de movilidad
Si hay invitados que tengan dificultades para moverse, vayan en silla de ruedas o con carritos de bebés, hay que pedirle al responsable del espacio (tanto de la ceremonia como del banquete) que les facilite la entrada y el desplazamiento por las zonas comunes, así como el acceso y uso de los aseos.
Espacio para niños y bebés
Si los niños son bienvenidos en vuestra boda, lo lógico es prever zonas en las que ellos puedan estar cómodos y jugar sin molestar al resto de asistentes. También es conveniente avisarlo a los responsables del espacio para que preparen tronas para los más chiquitines.
Lo mejor, contar con un animador o cuidador que se encargue de entretener y cuidar a los peques.
En el caso de los bebés, lo ideal es comprobar que pueden facilitar una zona para cambiar pañales y para que las madres que lo deseen puedan utilizarlo para lactancia. También es oportuno consultar a la cocina si hay la posibilidad de calentar biberones o comidas infantiles.
Zona de fumadores
Aunque no está permitido fumar en los espacios interiores, por supuesto, es importante que haya zonas exteriores y de fácil acceso para que los invitados que lo deseen puedan hacerlo. Si no hay habilitada este tipo de espacio, lo único a lo que os arriesgáis es a que los invitados terminen fumando en los baños o en zonas no permitidas, lo que os puede traer problemas con los responsables del espacio y con los asistentes que no fumen.
Mis consejos: comprobar que la zona habilitada no incumple la normativa y no molestará a los invitados no fumadores, señalizar correctamente el acceso a estas zonas, asegurarse que haya ceniceros suficientes. Un plus interesante es colocar justo en la puerta de acceso a esa zona de fumadoras un cigar bar.
¿Qué opinas de estos síes y noes a los comportamientos y necesidades de los invitados?
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La primera vez que apareció el post Lo que Sí y lo que No Consentir a los Invitados fue en el blog de ¿Quién Dijo Boda?
Lo que sí y lo que no consentir a los invitados by ¿Quién dijo boda? - Arancha Moreno is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
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