Por suerte, casarse embarazada ya no es algo que haya que ocultar. De hecho, son muchas las novias que se casan en las últimas semanas de gestación y lo hacen mostrando orgullosas sus barriguitas.
Precisamente este post va dirigido a las novias que van a organizar su boda y están esperando un lindo bebé. Y, créeme, si la organización ya es compleja de por sí, si hay un embarazo de por medio puede serlo aún más.
Espero que los consejos que encontrarás a continuación te faciliten la organización todo lo posible, para que puedas disfrutar ambos: boda y embarazo.
La planificación
Planifica cuidadosamente el calendario de tu embarazo y de la boda, combinándolos, pero anteponiendo siempre el primero. Ten en cuenta que ambos proyectos requerirán tiempo y esfuerzo para la pareja, pero sobre todo para ti, puesto que por mucho que se implique en todo, el embarazo lo vivirás tú, con todo lo que conlleva.
Ten en cuenta que si una novia siempre corre peligro de convertirse en una bridezilla, pero si introducimos el embarazo en la ecuación, las probabilidades aumentan de forma exponencial. Al estrés de la organización se le suma la revolución de las hormonas y todo lo que implica el proceso de convertirse en mamá.
Si te has enterado que estás embarazada con la organización de la boda ya comenzada, lo más seguro es que ambos tengáis que replantearos muchos puntos de la planificación. Si habéis comenzado la organización con mucha antelación, quizás tendréis que adelantar o retrasar la boda, según cuándo tengas previsto el parto.
Si tú y tu pareja habéis decidido casaros cuando ya sabíais que estabas esperando un bebé, deberíais planificar la fecha de la boda de forma que no se acerque demasiado a la prevista para el parto. Incluso aunque eso implique acelerar la el proceso de organización o elegir una boda algo más sencilla. Nadie quiere romper aguas en pleno sí, quiero.
Piensa qué tipo de boda quieres y valora si tienes fuerzas y ganas para acometerla. Aquí te hablo en singular, porque la que debería tener la última palabra en este asunto eres tú, porque os casáis los dos, pero la que estás embarazada eres tú. No todas las gestaciones son fáciles y debes tener en cuenta si estás en condiciones para preparar una boda con varios cientos de invitados.
Si te sientes fuerte, adelante; aunque tienes que prever que el embarazo seguirá adelante y, desde que comencéis a organizar todo hasta la fecha de la boda, tu barriguita irá creciendo, con todo lo que ello implica. Quizás en la 8 semana de gestación tengas fuerzas suficientes, pero en la 24 no tantas.
Valora si te conviene más organizar una boda íntima o algo más grande. Pon en la balanza los pros y los contras y elige lo que tú deseas, no lo que se espera de ti y de tu pareja o de lo socialmente correcto.
Ten en cuenta la época del año y la hora en que se celebrará la boda, para que tú puedas estar cómoda. Evita el calor o el frío excesivo si es posible.
La boda
Elige espacios para la ceremonia y la recepción que te resulten
agradables… y que no estén muy lejos de algún centro médico. Si estás
cerca de la fecha prevista para el parto, no está de más tener esa
precaución.
Aunque los servicios de emergencia acuden
siempre que se necesita, te sentirás más segura si alguien te puede
llevar rápidamente a un hospital si te pones de parto.
Pide
que haya asientos cómodos y a los que puedas acceder con facilidad, tanto en la ceremonia como
en la recepción, incluso durante el cóctel. Tienes que poderte sentar cuando lo necesites, sin necesidad de que te ayuden o de tener que movilizar al personal del recinto para que te acerquen una silla.
A la hora de atender a
tus invitados, hazlo, aunque tenga que ser sentada porque te sientes
cansada. Busca un sitio en una zona visible y serán ellos los que se
acerquen a darte la enhorabuena. Entenderán perfectamente que no puedas
saludarles de pie.
Al elegir el menú tú y tu pareja
deberíais buscar una entente cordiale entre tus necesidades y complacer a
los invitados. Es decir, que tú no puedas comer jamón, embutidos, patés
o ahumados, no significa que no puedan hacerlo ellos. Podéis relegar
esos alimentos a los aperitivos, eligiendo también otras opciones que tú
si puedas comer.
En cuanto al tema del alcohol, puedes
pedir que entre la oferta de la bodega haya también bebidas sin alcohol
que te agraden a ti. Aunque siempre debe haber bebidas no alcohólicas en
cualquier reunión, en este caso debería haber las que tú puedas beber y te apetezcan. El resto de los invitados podrán tomar una copa
mientras tú degustas un cóctel sin o un zumo natural.
Si
tú y tu pareja tenéis pensado un baile con coreografía, tened presente
que según va cambiando el cuerpo, también se va modificando el centro
de gravedad y por tanto el equilibrio. Eso implica que si la coreografía
inicial tiene muchas vueltas o movimientos que requieran mucho equilibrio,
puedes ir experimentando dificultades según va avanzando la gestación. Si no
te sientes segura, quizás sea mejor que busquéis un baile algo más
tranquilo y sencillo. Si eres bailarina, este consejo no va contigo,
porque hay profesoras de baile que dan las clases casi a punto de dar a
luz y siguen moviéndose con una gracilidad pasmosa.
Cuídate mucho
Aunque la organización de la boda es un período estresante, debes evitar los nervios y los conflictos por todos los medios, porque ahora sois dos los que los padeceréis. Cuídate todo lo posible y antepón tu salud y la de tu bebé a la organización de la boda.
Busca tu espacio para relajarte: hacer yoga para embarazadas, masajes, cafés con amigas, una escapada con tu pareja…
Si todas las novias deben cuidar su alimentación, en el caso de que
estés embarazada más aún. Sobre todo por tu salud y por la del bebé,
aunque también porque si ganas muchos kilos durante la gestación puede
que tu vestido no te valga y tengas un verdadero problema días antes de
la boda. Imagina qué caos...
Cuídate, y no sólo hablo de salud, también de belleza. Durante el embarazo puedes experimentar cambios que te hagan sentir insegura: manchas, granitos, hinchazón… Así que mímate todo lo posible para sentirte guapa.
El vestuario
Elige un vestido bonito y favorecedor. Si no encuentras nada ya confeccionado, te recomiendo que te lo hagas a medida, no es mucho más caro y la modista te podrá ir ajustando el vestido según tus necesidades.
Si te compras el vestido de confección, te aconsejo que no lo hagas con mucha antelación, porque tu cuerpo cambiará muchísimo. Así los arreglos serán menores.
Todas las novias deberían buscar un vestido con el que se sientan cómodas, pero si estás embarazada con más razón todavía. Si tienes muchos meses de embarazo lo más probable es que te sientas pesada y algo hinchada, por lo que necesitas algo que no te aporte más incomodidad a la que ya tienes.
Procura que el vestido te permita moverte con seguridad, ya de por sí puedes tener dificultades para caminar si tu pancita ya es grande, así que la ropa no debería ponértelo más complicado. No pongas en peligro tu integridad y la del bebé por una posible caída.
Te aconsejo que no intentes disimular la barriguita con corsés, especialmente si la gestación está muy avanzada, sino que la luzcas con orgullo. Aprisionar al bebé no es lo más saludable para él, además de que es difícil ocultar un embarazo de varios meses con el vestido y es peor el remedio que la enfermedad. Y siempre podrás contarle a tu peque más adelante que, en esa foto en la que estabas tan guapa, ya estaba dentro de la tripita de mamá y que estuvo presente en la boda; le encantará.
Busca diseños que te favorezcan teniendo en cuenta tu estado. Dile no a los modelos con cintura entallada o con mucho volumen y adornos.
Si has aumentado mucho de talla de sujetador con el embarazo, quizás no te sientas cómoda con un escote delantero. Si quieres darle un toque sexy a tu outfit nupcial, siempre puedes optar por llevar el escote en la espalda.
Ojo al velo y pruébatelo antes para comprobar que no te hace muy voluminosa. Si tienes barriguita y el velo tiene mucho volumen, puedes llegar a parecer muy grande. Si quieres velo, debes buscar un largo y un modelo que equilibren tu figura.
Otro elemento de tu vestuario que debes cuidar muchísimo es el calzado. Debe ser bonito, por supuesto, pero también tiene que ser cómodo, muy cómodo. Tus pies y tobillos tendrán tendencia a hincharse, por lo que los zapatos no deben apretarte. Tienes muchos modelos apropiados para ti en el mercado. Una recomendación: no compres los zapatos muy pronto, hazlo cerca de la fecha de la boda, para asegurarte de que se adaptan a tus pies según ha ido avanzando el embarazo.
Si te gustan los tacones, aunque no te sientes muy segura o cómodo durante el embarazo, puedes optar por los modelos tipo cuña.
En cualquier caso, ten previsto un par de zapatos más cómodo por si lo necesitas cuando llegue la hora del baile o incluso antes.
Ten a mano los complementos que puedas necesitar: abanico, chal…
Más consejos
Comprad las alianzas en fechas cercanas a la boda, porque puede que tus manos estén más hinchadas y lo que menos querrás es que durante el intercambio de anillos tu pareja no pueda ponértelo en el dedo. Después del embarazo si es preciso puedes achicarla.
Si las sesiones fotográficas no deberían ser interminables en ningún caso, si tú estás embarazada con más razón. Hablad con el fotógrafo para planificar las fotos teniendo en cuenta tu estado.
Pide que el coche nupcial sea cómodo a la hora de salir y entrar de él. Si a una novia ya le cuesta, será aún más difícil si luce una tripa abultada.
Planificad la Luna de Miel teniendo en cuenta el embarazo. Ambos debéis tener presente las condiciones del destino, el desplazamiento, etc.
El día de la boda reserva un rato para poder echarte una pequeña siesta y poner las piernas en alto. Así estarás más descansada y podrás aguantar mejor todo el trajín que te espera.
Y un último consejo: si siempre es útil contar con una wedding planner para organizar una boda, si estás embarazada se convierte en algo imprescindible.
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La primera vez que apareció el post Consejos para Organizar Tu Boda Si Estás Embarazada fue en el blog de ¿Quién Dijo Boda?
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