Cada vez compramos más por Internet, de eso no hay ninguna duda. Y es que poder comprar en cualquier tienda, a cualquier hora y desde cualquier sitio es de lo más cómodo. Por no hablar de que no tenemos que salir de casa o del despacho, no tenemos a tratar con ningún dependiente y ni siquiera tenemos que dejar nuestras confortables zapatillas y nuestra bata más calentita para salir a comprar.
Y adquirimos todo tipo de artículos, desde electrónica hasta ropa. De hecho, las estadísticas dicen que más de un 50% de las compras on-line en España son de moda. Incluso vestidos de novia, algo impensable hace unos años.
Mi opinión personal al respecto de las compras por Internet de vestidos de novia es que, tanto si vas a adquirir un vestido costoso como si te vas a decantar por un modelo low cost, lo compres en una tienda física en lugar de on-line. Esto te permitirá probarte varios vestidos, comprobar cómo es su confección, cómo son sus acabados, cómo te queda puesto...
Creo que es una adquisición muy importante como para hacerla a ciegas, aunque si te decides a comprarlo en una página de Internet te doy algunos consejos para que aciertes con la compra on-line de tu vestido de novia.
Siempre en una tienda de confianza
Si vas a comprar el vestido on-line, es importante que lo hagas en una página de confianza y que compruebes si te permiten devolverlo en caso de que cuando te llegue a casa no te guste o no te siente bien.
Compra en páginas cuyos responsables tengan su domicilio social en tu propio territorio o en su área de influencia. Por ejemplo, si vives en España, busca negocios cuyos responsables también estén domiciliados en nuestro país o al menos en la Unión Europea. Esto te garantiza que la legislación aplicable será la misma para consumidor y vendedor, algo muy útil en caso de conflicto.
Consulta opiniones acerca de la tienda en Internet, para comprobar si el proveedor es serio, los vestidos son de calidad y cumple con los plazos de entrega.
Atención a las condiciones y la seguridad
Fíjate en que en la barra del direcciones del navegador la página se identifica comenzado con https:// en lugar de http://, especialmente cuando llegues a la página en la que tendrás que introducir tus datos personales y bancarios. Una página que empieza su dirección con https:// indica que sigue un protocolo que mantendrá tus datos seguros. También debería tener delante de la dirección un candadito en color verde. Si pinchas en él, podrás verificar que es una conexión segura y quién está detrás de la página.
Léete muy bien las condiciones generales de venta antes de comprar, para comprobar puntos tan importantes como quién está detrás de la tienda, los impuestos aplicables, los gastos añadidos (transporte, embalaje, postales...), las formas de pago, las condiciones de devolución, los plazos de entrega, etc.
Fíjate bien en los plazos de entrega, porque puedes llevarte más de una sorpresa si lo pides a un proveedor que tenga sus almacenes muy lejos de tu domicilio. Que se retrase 1 mes la entrega de un bolso no es un problema serio, que no te entreguen a tiempo tu vestido de novia sí lo es.
Desconfía de los precios ridículamente bajos, porque suelen esconder un producto deficiente o incluso una estafa.
La elección del vestido
Comienza a seleccionar tu vestido con tiempo, no te confíes porque la
adquisición vaya a ser en línea y pienses que todo va a ser más rápido.
Necesitas tiempo para elegir, para hacer el pedido, para que te lo
entreguen, para hacer los arreglos... y para devolverlo si es necesario.
No te conformes con un sólo modelo, mira varios por si necesitas cambiarlo en el último momento.
Si
un modelo te ha convencido realmente por sus características y su
precio, no de demores en comprarlo, porque puede que tengan pocas
unidades en stock y te quedes si él.
Además de guiarte por las imágenes de cada modelo, lee cuidadosamente
las descripciones. Esto te dará una idea más clara del vestido que vas a
comprar.
Fíjate en las imágenes del vestido desde
todos los ángulos. Deberían aparecer al menos una vista de la parte
delantera y una de la trasera, así como de los detalles más
significativos del modelo. Si únicamente ofrecen una vista de la parte frontal del traje, pide que te hagan llegar otras o busca el modelo en una tienda física. Si no encuentras más información, no lo compres, porque puede que al verlo al completo no te guste.
Si no conoces el tipo de
tejido del que está hecho el vestido, acércate a una tienda de telas y
pide que te enseñen en la mano uno similar.
Si la tienda en Internet vende modelos que puedes encontrar off-line, te
aconsejo que acudas a una tienda física y te pruebes el vestido que te
gusta antes de comprar. Una vez que tengas claro el modelo, el color y
la talla ya puedes hacer tu pedido.
Si tienes cualquier duda, consulta con el proveedor antes de comprar. Si
éste es de confianza, te responderá a todas las cuestiones que le
plantees.
Encontrando la talla perfecta
Tómate las medidas antes de hacer tu pedido. Vas a necesitar al menos la medida de busto, cintura y cadera.
Consulta la guía de tallas que suelen
incluir muchas tiendas on-line para que averigües cuál es la tuya. Ante
la duda, te aconsejo que pidas dos o tres tallas y te quedes con la que
más se ajuste a ti (si tienen una política de devoluciones amigable,
claro).
En algunos casos no tienen ningún tipo de guía, por lo que tendrás que decidir por las tallas que utilicen. Aunque, cuidado, porque el tallaje varía de unas marcas a otras, sobre todo cuando se trata de vestidos de novia.
¿Y si la compra es a un particular?
Te aconsejo que nunca lo hagas a distancia y quedes con la vendedora en persona para ver el estado del vestido y para probártelo.
Entre particulares las garantías no son las mismas que cuando se compra a una empresa, por lo que es necesario de que te cerciores bien de lo que vas a comprar. Ten presente que no tienes garantía de que realmente te entreguen el vestido recibido el pago, de que puedas devolverlo, de que esté en perfectas condiciones, etc.
No escatimes en la modista
A la hora de comprar un vestido de novia es fundamental buscar un buen especialista en arreglos, para que lo ajuste de tal manera que quede como un guante sobre tu cuerpo y te permita moverte con soltura. De hecho, puedes ahorrar comprando tu vestido en outlets o en firmas low cost, pero te recomiendo que nunca escatimes en una buena modista, porque marcará la diferencia entre un vestido desastroso y uno perfecto.
¿Comprarás tu vestido de novia on-line o prefieres hacerlo en una tienda física?
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Consejos para comprar el vestido de novia online by ¿Quién dijo boda? - Arancha Moreno is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
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18 abril, 2018
Cómo Tratar con los Proveedores de la Boda
En una boda participan (participamos) una larga lista de proveedores y profesionales: imprenta, modistas, sastres, peluqueros, maquilladores, catering, reposteros, floristas, decoradores, fotógrafos, videógrafos, wedding planners, animadores..
Así que los novios tienen que elegir, tratar y supervisar a todos ellos; lo que no es una tarea fácil. Aunque la mayoría son profesionales, aman su trabajo y respetan a sus clientes, hay ocasiones en las que se les ponen las cosas muy complicadas a las parejas que están organizando su boda.
Para ayudaros a tratar adecuadamente con los proveedores que participarán en vuestra boda, quiero compartir algunos consejos prácticos y que estoy convencida de que os serán útiles.
Antes de comenzar a tratar con los proveedores
Lo primero que debéis hacer es marcaros un presupuesto, ya sé que siempre insisto en ello, pero es que es realmente importante. Si no lo hacéis, podéis acabar con un agujero enorme en vuestra economía, puesto que en la vorágine de la organización de la boda es fácil que acabéis gastando mucho más de lo necesario. Y, por otra parte, no tener claro el dinero que os podéis gastar, puede llevaros a poner más dinero en lo que no es imprescindible y quedaros sin presupuesto para lo realmente necesario.
Lo siguiente en importancia es que decidáis qué tipo de boda queréis, y no hablo únicamente de la paleta de colores o de la temática. Me refiero a si queréis una boda íntima o muy concurrida, si deseáis que sea sencilla o muy lujosa, si se celebrará en una finca o en un hotel...
También debéis tener claro qué es lo que necesitáis y qué es lo que deseáis. Lo que necesitáis es lo realmente importante, la base de la organización de la boda. Lo que deseáis es lo que deberíais contemplar después de dedicarle dinero y tiempo a lo necesario. Para cada pareja lo necesario es diferente, aunque mi recomendación general es que la mayor parte del presupuesto lo dediquéis a la comida, la bebida y el entretenimiento de los invitados. Aunque eso no quita que si para vosotros el outfit nupcial de ambos es muy importante, pasará a ser algo necesario, lo que implicará que tendréis que reducir en alguna otra partida del presupuesto.
Otro punto que debéis tener presente es que la tendencia low cost puede convertirse en un verdadero problema. Todo tiene un coste real, así que si algo es escandalosamente barato, casi con toda seguridad esconde alguna sorpresa desagradable. Os pongo un ejemplo: si una empresa de catering tiene que pagar una cantidad por los alimentos, tiene que contratar a unos cocineros y unos camareros, tiene que pagar unos suministros y unas instalaciones, tiene que abonar licencias e impuestos y tiene que obtener unos beneficios (al fin y al cabo es un negocio), no puede ofrecerte un servicio de calidad por una décima parte de la media de lo que se cobra en el sector. Imposible. Esos precios probablemente escondan un negocio poco legal, materias primas de mala calidad, instalaciones deficiente, personal sin contrato y con salarios indecentes... Ojo con ello. Otra cosa es que intentéis encontrar un buen precio y simplificar las cosas, pero recurrir a las gangas no es nada recomendable.
La elección del proveedor
Comenzad a buscar primero los proveedores de lo realmente necesario, porque es fácil dejarse llevar y elegir antes lo que se desea. Lo más recomendable es elegir y entregar dinero a cuenta por lo realmente importante, dejando para el final lo que sea prescindible.
Antes de elegir un proveedor os aconsejo que busquéis varias propuestas y que comparéis precios y servicios. Estudiadlos detenidamente y luego tomad una decisión.
Buscad referencias y opiniones de los proveedores antes de contratarles.
Entrevistaos siempre en persona con los profesionales siempre que sea posible.
Dejaos guiar por la intuición. Si no os sentís cómodos con el proveedor, probablemente deberíais de buscar otro. Una boda es un momento muy importante como para no estar a a gusto con quiénes participarán en ella.
Preguntad a cada proveedor y profesional en qué consistirá su servicio, las condiciones de trabajo, sus requisitos de trabajo, cómo se harán los pagos, etc. No os quedéis con ninguna duda.
Pedidles que os enseñen otros trabajos que hayan realizado, que os muestren cómo son los montajes que preparan para las bodas o que os faciliten cualquier otra información que les avale como profesional.
Preguntadles por sus condiciones de trabajo, qué necesitan para prestar el servicio. En muchos casos les hará falta un espacio concreto, unos requisitos de electricidad, agua corriente, un camerino... Es importante saber si vais a poder proporcionárselo o no.
Qué exigirles
Pedid siempre un contrato de prestación de servicios en el que se especifique en qué consistirá el servicio, las condiciones de prestación, todos los detalles, la forma de pago, las penalizaciones en caso de cancelación, etc.
Os recomiendo que pidáis que se incluya una cláusula de penalización por cancelación en ambos sentidos. Es decir, si sois vosotros los que canceláis el servicio contratado, tendréis que perder la señal o pagar una cantidad que dependerá de la fecha en la que se haga; y si es el proveedor el que rescinde el contrato, será él el que tenga que indemnizaros.
No entreguéis una señal antes de estar completamente convencidos de contratar a ese proveedor.
Cuando vayáis a dar una señal, exigid que os entreguen un justificante por la entrega de ese dinero. Mi consejo es que lo hagáis mediante transferencia en lugar de en efectivo, porque así quedará una constancia de que se ha realizado el pago.
Pedid factura por el servicio prestado. Es obligación del proveedor entregárosla y de vosotros pedirla.
En muchos casos se hacen varios pagos a lo largo del proceso de organización de la boda, así que deberíais exigir una factura por cada uno de los pagos.
Consultadles si tienen algún tipo de seguro que cubra el servicio que van a prestar. Es una garantía para vosotros y para vuestros invitados en caso de que suceda algo.
Si se trata de una finca, es importante que os muestren la licencia que demuestre que pueden realizar bodas y otros eventos. Hay algunas que lo hacen de forma ilegal y podéis encontraros con que las autoridades cierren el establecimiento sin previo aviso... y vosotros os encontréis sin boda y sin dinero.
En el caso de los proveedores de gastronomía, es importante saber si tienen las licencias y permisos correspondientes.
Supervisión: imprescindible
Aunque es importante que sepáis confiar y delegar en los proveedores, para eso les contratáis, también es necesario que superviséis su trabajo.
Pedid siempre que os informen de forma periódica de la organización y el proceso del trabajo que van a realizar.
Unos días antes de la boda confirmad los detalles con todos los proveedores que participarán en la boda.
Entregad a los provedores y profesionales que trabajen en la boda un timing para que todos sepan lo que se espera de ellos y cuándo deben hacerlo.
El día de la boda os aconsejo que tengáis a alguien que supervise el trabajo de todos los proveedores, si puede ser profesional, mucho mejor.
Vosotros sois los clientes
Ciertos proveedores (pocos) no terminan de asumir que quienes llevan la voz cantante en una boda son los clientes, los novios. Intentan imponer su criterio a las parejas que se casan, sin tener en cuenta sus necesidades y deseos, presentándoles su forma de trabajar como algo inmutable. Y, de hecho, muchos novios acaban aceptando lo inaceptable, porque creen que tiene que ser así, aunque los que pagan son ellos.
Los proveedores pueden daros su opinión y sus consejos, aunque la última palabra es vuestra. No permitáis que se inmiscuyan más de lo necesario.
Si no os escuchan o no os tratan de una forma adecuada y respetuosa, cambiad de proveedor, hay muchísimos.
Es comprensible que los propietarios de un espacio no consientan que los novios estropeen las instalaciones a la hora de personalizar su boda. Es lógico que nos os dejen agujerear las paredes, pintar el mobiliario, colocar soportes que puedan dañar el suelo, etc. Pero darle un toque personal con otros detalles que no dañen ni estropeen el espacio, eso no nos lo deberían prohibir.
Otro de los puntos que debéis dejar claro a las personas que trabajen con vosotros es el tratamiento que se hará de vuestra imagen y de vuestra privacidad. Si no queréis que vuestras fotos o los detalles de vuestra boda acaben en portfolios de acceso público o en redes sociales, debéis indicárselo a los proveedores... y ellos deberán respetar vuestros deseos.
Los agradecimientos
Si los proveedores y profesionales han hecho bien su trabajo, además de cobrar por sus servicios, también recibirán con agrado que les agradezcáis su labor; y si el agradecimiento es público, mejor.
Y el mejor consejo de todos...
Permitidme barrer para casa y recomendaros que contratéis a una wedding planner con experiencia que os ayude a elegir, tratar, coordinar y supervisar a los proveedores. Os evitaréis mucho trabajo y quebraderos de cabeza.
En cualquier caso, la mayor parte de los proveedores con los que he trabajado son profesionales excepcionales, con los que siempre ha sido un placer colaborar y que han ofrecido un trato inmejorable a las parejas de novios.
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La primera vez que apareció el post Cómo Tratar con los Proveedores de la Boda fue en el blog de ¿Quién Dijo Boda?
Cómo tratar con los proveedores de la boda by ¿Quién dijo boda? - Arancha Moreno is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
Así que los novios tienen que elegir, tratar y supervisar a todos ellos; lo que no es una tarea fácil. Aunque la mayoría son profesionales, aman su trabajo y respetan a sus clientes, hay ocasiones en las que se les ponen las cosas muy complicadas a las parejas que están organizando su boda.
Para ayudaros a tratar adecuadamente con los proveedores que participarán en vuestra boda, quiero compartir algunos consejos prácticos y que estoy convencida de que os serán útiles.
Antes de comenzar a tratar con los proveedores
Lo primero que debéis hacer es marcaros un presupuesto, ya sé que siempre insisto en ello, pero es que es realmente importante. Si no lo hacéis, podéis acabar con un agujero enorme en vuestra economía, puesto que en la vorágine de la organización de la boda es fácil que acabéis gastando mucho más de lo necesario. Y, por otra parte, no tener claro el dinero que os podéis gastar, puede llevaros a poner más dinero en lo que no es imprescindible y quedaros sin presupuesto para lo realmente necesario.
Lo siguiente en importancia es que decidáis qué tipo de boda queréis, y no hablo únicamente de la paleta de colores o de la temática. Me refiero a si queréis una boda íntima o muy concurrida, si deseáis que sea sencilla o muy lujosa, si se celebrará en una finca o en un hotel...
Antes de elegir proveedores es fundamental que sepáis qué tipo de boda deseáis |
También debéis tener claro qué es lo que necesitáis y qué es lo que deseáis. Lo que necesitáis es lo realmente importante, la base de la organización de la boda. Lo que deseáis es lo que deberíais contemplar después de dedicarle dinero y tiempo a lo necesario. Para cada pareja lo necesario es diferente, aunque mi recomendación general es que la mayor parte del presupuesto lo dediquéis a la comida, la bebida y el entretenimiento de los invitados. Aunque eso no quita que si para vosotros el outfit nupcial de ambos es muy importante, pasará a ser algo necesario, lo que implicará que tendréis que reducir en alguna otra partida del presupuesto.
Otro punto que debéis tener presente es que la tendencia low cost puede convertirse en un verdadero problema. Todo tiene un coste real, así que si algo es escandalosamente barato, casi con toda seguridad esconde alguna sorpresa desagradable. Os pongo un ejemplo: si una empresa de catering tiene que pagar una cantidad por los alimentos, tiene que contratar a unos cocineros y unos camareros, tiene que pagar unos suministros y unas instalaciones, tiene que abonar licencias e impuestos y tiene que obtener unos beneficios (al fin y al cabo es un negocio), no puede ofrecerte un servicio de calidad por una décima parte de la media de lo que se cobra en el sector. Imposible. Esos precios probablemente escondan un negocio poco legal, materias primas de mala calidad, instalaciones deficiente, personal sin contrato y con salarios indecentes... Ojo con ello. Otra cosa es que intentéis encontrar un buen precio y simplificar las cosas, pero recurrir a las gangas no es nada recomendable.
La elección del proveedor
Comenzad a buscar primero los proveedores de lo realmente necesario, porque es fácil dejarse llevar y elegir antes lo que se desea. Lo más recomendable es elegir y entregar dinero a cuenta por lo realmente importante, dejando para el final lo que sea prescindible.
Antes de elegir la decoración, es más importante elegir el lugar de la recepción o el menú |
Antes de elegir un proveedor os aconsejo que busquéis varias propuestas y que comparéis precios y servicios. Estudiadlos detenidamente y luego tomad una decisión.
Buscad referencias y opiniones de los proveedores antes de contratarles.
Entrevistaos siempre en persona con los profesionales siempre que sea posible.
Dejaos guiar por la intuición. Si no os sentís cómodos con el proveedor, probablemente deberíais de buscar otro. Una boda es un momento muy importante como para no estar a a gusto con quiénes participarán en ella.
Preguntad a cada proveedor y profesional en qué consistirá su servicio, las condiciones de trabajo, sus requisitos de trabajo, cómo se harán los pagos, etc. No os quedéis con ninguna duda.
Pedidles que os enseñen otros trabajos que hayan realizado, que os muestren cómo son los montajes que preparan para las bodas o que os faciliten cualquier otra información que les avale como profesional.
Preguntadles por sus condiciones de trabajo, qué necesitan para prestar el servicio. En muchos casos les hará falta un espacio concreto, unos requisitos de electricidad, agua corriente, un camerino... Es importante saber si vais a poder proporcionárselo o no.
Qué exigirles
Pedid siempre un contrato de prestación de servicios en el que se especifique en qué consistirá el servicio, las condiciones de prestación, todos los detalles, la forma de pago, las penalizaciones en caso de cancelación, etc.
Os recomiendo que pidáis que se incluya una cláusula de penalización por cancelación en ambos sentidos. Es decir, si sois vosotros los que canceláis el servicio contratado, tendréis que perder la señal o pagar una cantidad que dependerá de la fecha en la que se haga; y si es el proveedor el que rescinde el contrato, será él el que tenga que indemnizaros.
No entreguéis una señal antes de estar completamente convencidos de contratar a ese proveedor.
Cuando vayáis a dar una señal, exigid que os entreguen un justificante por la entrega de ese dinero. Mi consejo es que lo hagáis mediante transferencia en lugar de en efectivo, porque así quedará una constancia de que se ha realizado el pago.
Pedid factura por el servicio prestado. Es obligación del proveedor entregárosla y de vosotros pedirla.
En muchos casos se hacen varios pagos a lo largo del proceso de organización de la boda, así que deberíais exigir una factura por cada uno de los pagos.
Consultadles si tienen algún tipo de seguro que cubra el servicio que van a prestar. Es una garantía para vosotros y para vuestros invitados en caso de que suceda algo.
Si se trata de una finca, es importante que os muestren la licencia que demuestre que pueden realizar bodas y otros eventos. Hay algunas que lo hacen de forma ilegal y podéis encontraros con que las autoridades cierren el establecimiento sin previo aviso... y vosotros os encontréis sin boda y sin dinero.
En el caso de los proveedores de gastronomía, es importante saber si tienen las licencias y permisos correspondientes.
Supervisión: imprescindible
Aunque es importante que sepáis confiar y delegar en los proveedores, para eso les contratáis, también es necesario que superviséis su trabajo.
Pedid siempre que os informen de forma periódica de la organización y el proceso del trabajo que van a realizar.
Unos días antes de la boda confirmad los detalles con todos los proveedores que participarán en la boda.
Entregad a los provedores y profesionales que trabajen en la boda un timing para que todos sepan lo que se espera de ellos y cuándo deben hacerlo.
El día de la boda os aconsejo que tengáis a alguien que supervise el trabajo de todos los proveedores, si puede ser profesional, mucho mejor.
Vosotros sois los clientes
Ciertos proveedores (pocos) no terminan de asumir que quienes llevan la voz cantante en una boda son los clientes, los novios. Intentan imponer su criterio a las parejas que se casan, sin tener en cuenta sus necesidades y deseos, presentándoles su forma de trabajar como algo inmutable. Y, de hecho, muchos novios acaban aceptando lo inaceptable, porque creen que tiene que ser así, aunque los que pagan son ellos.
Los proveedores pueden daros su opinión y sus consejos, aunque la última palabra es vuestra. No permitáis que se inmiscuyan más de lo necesario.
Si no os escuchan o no os tratan de una forma adecuada y respetuosa, cambiad de proveedor, hay muchísimos.
Es comprensible que los propietarios de un espacio no consientan que los novios estropeen las instalaciones a la hora de personalizar su boda. Es lógico que nos os dejen agujerear las paredes, pintar el mobiliario, colocar soportes que puedan dañar el suelo, etc. Pero darle un toque personal con otros detalles que no dañen ni estropeen el espacio, eso no nos lo deberían prohibir.
Otro de los puntos que debéis dejar claro a las personas que trabajen con vosotros es el tratamiento que se hará de vuestra imagen y de vuestra privacidad. Si no queréis que vuestras fotos o los detalles de vuestra boda acaben en portfolios de acceso público o en redes sociales, debéis indicárselo a los proveedores... y ellos deberán respetar vuestros deseos.
Los agradecimientos
Si los proveedores y profesionales han hecho bien su trabajo, además de cobrar por sus servicios, también recibirán con agrado que les agradezcáis su labor; y si el agradecimiento es público, mejor.
Los agradecimientos a los proveedores: muy recomendables |
Y el mejor consejo de todos...
Permitidme barrer para casa y recomendaros que contratéis a una wedding planner con experiencia que os ayude a elegir, tratar, coordinar y supervisar a los proveedores. Os evitaréis mucho trabajo y quebraderos de cabeza.
En cualquier caso, la mayor parte de los proveedores con los que he trabajado son profesionales excepcionales, con los que siempre ha sido un placer colaborar y que han ofrecido un trato inmejorable a las parejas de novios.
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11 abril, 2018
Lo que No Regalar a los Invitados
¿Habéis pensado ya en qué regalar a los invitados en vuestra boda? Probablemente su elección os esté dando más de un quebradero de cabeza, porque no es tarea fácil, sobre todo si se quiere acertar.
La mayoría de parejas se ve entre la espada y pared, porque tiene un presupuesto limitado, aunque quiere conseguir algo original y que sus invitados recuerden siempre. Algo que, como y he dicho, no es nada sencillo de lograr.
Para ayudaros a elegir esos detalles, en lugar de hablaros de lo que sí regalar, quiero daros algunas pistas acerca de lo que no deberíais regalar a vuestros invitados.
Por supuesto, son consejos basados en la experiencia y la observación a lo largo de muchos años organizando bodas, aunque la decisión final es siempre vuestra. Y siempre será acertada.
Objetos inútiles
Mi consejo es que si optáis por tener un detalle con los invitados, procuréis que tenga una utilidad. No hay nada más inadecuado (y viejuno) que un regalo de boda que está destinado a terminar olvidado en un cajón o directamente en el cubo de la basura.
Por una parte, es una forma de despilfarrar el dinero, algo que no es ni recomendable ni responsable. Por la otra, es una falta de respeto a los invitados, porque con ese tipo de regalos se les transmite el mensaje de que no se ha tenido ni tiempo ni ganas de buscar un detalle mejor para ellos; que ha sido una forma de salir del paso, y punto.
Y no hablo únicamente de figuritas espantosas que no querrían ni una abuela de los años 60 para atestar el mueble de su salón, también incluyo lo que no se puede usar, a pesar de ser potencialmente útil (perfumeros que no cierran bien, bolígrafos que no escriben, llaveros que por su estética nadie usará, etc.).
Así que, bye bye a cualquier cosa que no tenga una utilidad clara.
Regalos sin personalidad
Otro tipo de detalles que conviene desterrar de las bodas son los que no tienen personalidad propia, los que son demasiado obvios y vulgares.
Aunque el exceso de originalidad puede ser una trampa a la hora de regalar, lo cierto es que los invitados agradecerán que les obsequiéis con algo diferente, que no hayan recibido en otras bodas antes.
Lo ideal sería encontrar regalos que tengan que ver con vosotros, con el estilo de la boda y con la mayoría de vuestros invitados. Algo que los invitados, según lo vean, digan "es tan de su estilo".
Objetos demasiado ostentosos
Regalar a los invitados objetos demasiado lujosos y caros es algo de mal gusto, por muy saneada que esté vuestra economía. Incluso aunque vuestro deseo sea agasajar lo máximo posible a los asistentes a la boda, con casi toda seguridad se verá como un gesto pretencioso, como una forma de quedar por encima de todos ellos.
En una boda, este tipo de obsequios deben ser útiles, estéticos, de cierta calidad... y de un precio moderado. Es importante tener clara la diferencia entre un detalle común para todos los invitados y un regalo que se hacer de forma privada y personal a alguien especial.
Cosas que se estropeen fácilmente
Otra característica que deben tener los regalos para los invitados es que deben ser duraderos y no estropearse o dañarse fácilmente. Pensad que deben soportar bien el transporte, tanto desde los almacenes del proveedor a vuestra casa, como desde vuestra casa al lugar de celebración de la boda. También deben aguantar en buenas condiciones el proceso del envoltorio y la personalización.
Cuando el invitado abra su caja o su bolsa, se debe encontrar un regalo intacto.
Alimentos y cosméticos hechos en casa
Aunque la fiebre del handmade nos ha invadido, cuando se trata de alimentos o cosméticos para regalar en una boda, puede convertirse en un problema.
En el caso de la comida, una manipulación incorrecta o una manipulación inapropiada, aunque sean totalmente involuntarias, pueden provocar un problema de salud a los invitados. En nuestras casas no contamos con las instalaciones y medidas higiénicas que se les exigen a los profesionales del sector de alimentación, así que cualquiera puede cometer un descuido con un resultado desagradable para todos. Por otra parte, cada vez hay más personas con alergias e intolerancias, lo que dificulta mucho la tarea de preparar comida sin riesgos para todos.
Si hablamos de cosméticos, ocurre lo mismo, puesto que puede haber errores de manipulación, problemas con los ingredientes (algunos pueden ser tóxicos o irritantes, como en el caso de la sosa de los jabones) o proliferación de bacterias o microorganismos (en el caso ingredientes naturales, sin conservantes adecuados).
Aunque regalar una mermelada casera o un bálsamo DiY es un detalle realmente encantador, es mejor evitarlo si se trata de una boda, comprando productos comerciales que cumplan todos los requisitos sanitarios e higiénicos.
Objetos demasiado personales
Siempre recomiendo a las parejas a las que ayudo a organizar su boda que eviten los regalos demasiado personales. Estos detalles serían: perfumes, productos de maquillaje, bisutería, pañuelos de cuello, gemelos, corbatas...
Hay que tener en cuenta que en una boda hay diferentes perfiles de invitados, según su edad, su género o su procedencia o su gusto personal, por lo que es complicadísimo encontrar algo que les satisfaga a todos. Este tipo de obsequios que no se usan, porque no encaja con el estilo o la personalidad del invitado, acaba siendo un desechado.
Cosas que puedan ofender a los invitados
Regalos que tengan que ver con la religión, la política, el fútbol o el sexo pueden ser muy mal recibidos por los invitados, o al menos por muchos de ellos, así que conviene evitarlos.
También aquellos que contengan frases o chistes de mal gustos o con muchas palabras malsonantes.
Los regalos son para que los invitados los disfruten, no para que se sientan incómodos.
En el caso de los niños, obsequios inapropiados
A la hora de elegir los detalles para los peques invitados a la boda, hay decirles un no rotundo a los que puedan manchar, causarles daño o molestar a los invitados.
Por ejemplo, no les regaléis rotuladores o pinturas que pueden mancharles a ellos, a otros invitados o las instalaciones en las que se celebre la boda. También sería conveniente evitar todos aquellos que puedan pinchar, cortar, golpear o quemar. Y, por supuesto, os aconsejo que no compréis ningún regalo que produzca mucho ruido, como silbatos, instrumentos musicales, etc.
Si hay niños de diferentes edades, lo más adecuado es buscar distintos obsequios para cada uno.
Regalos mal envueltos
Un detalle mal presentado, por muy bueno y bonito que sea, se ve desmerecido de una forma notable.
Es muy importante cuidar el embalaje del regalo al máximo, utilizando bolsas, envoltorios o cajas apropiados para su tamaño y forma.
Evitad entregar los detalles en los embalajes originales del fabricante, salvo que sean realmente espectaculares.
Obsequios que no lleven tarjeta ni personalización
El regalo que entregáis tiene un motivo: agradecer a cada invitado su presencia en vuestra boda. Y hago hincapié en el vuestra, por lo que es necesario comunicarlo. Esto se consigue con una tarjeta en la que aparezcan vuestros nombres o iniciales y la fecha de la boda, por ejemplo. También podéis incluir en la tarjeta vuestra foto o una caricatura vuestra.
Y también os sugiero que incluyáis el nombre de cada invitado (si vais a entregarlo en mano o a ponerlo en el puesto de cada uno de ellos en la mesa) o algo más genérico como un "Gracias por acompañarnos en este día tan especial".
Regalos con el "Recuerdo de..."
Una cosa es la personalización del regalo y de la tarjeta, y otra muy distinta el que aparezca el viejunísimo y trasnochado "Recuerdo de la boda de Mónica y Carlos" estampado en el propio regalo.
Si habéis cuidado la elección el regalo, que realmente sea muy de vuestro estilo, muy original, no hace falta más para que el invitado se acuerde de vosotros y de vuestra boda cada vez que lo mire.
Espero que este post os haya sido de ayuda a la hora de encontrar el mejor regalo para vuestros invitados.
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Lo que no regalar a los invitados by ¿Quién dijo boda? - Arancha Moreno is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
La mayoría de parejas se ve entre la espada y pared, porque tiene un presupuesto limitado, aunque quiere conseguir algo original y que sus invitados recuerden siempre. Algo que, como y he dicho, no es nada sencillo de lograr.
Para ayudaros a elegir esos detalles, en lugar de hablaros de lo que sí regalar, quiero daros algunas pistas acerca de lo que no deberíais regalar a vuestros invitados.
Por supuesto, son consejos basados en la experiencia y la observación a lo largo de muchos años organizando bodas, aunque la decisión final es siempre vuestra. Y siempre será acertada.
Objetos inútiles
Mi consejo es que si optáis por tener un detalle con los invitados, procuréis que tenga una utilidad. No hay nada más inadecuado (y viejuno) que un regalo de boda que está destinado a terminar olvidado en un cajón o directamente en el cubo de la basura.
Por una parte, es una forma de despilfarrar el dinero, algo que no es ni recomendable ni responsable. Por la otra, es una falta de respeto a los invitados, porque con ese tipo de regalos se les transmite el mensaje de que no se ha tenido ni tiempo ni ganas de buscar un detalle mejor para ellos; que ha sido una forma de salir del paso, y punto.
Y no hablo únicamente de figuritas espantosas que no querrían ni una abuela de los años 60 para atestar el mueble de su salón, también incluyo lo que no se puede usar, a pesar de ser potencialmente útil (perfumeros que no cierran bien, bolígrafos que no escriben, llaveros que por su estética nadie usará, etc.).
Así que, bye bye a cualquier cosa que no tenga una utilidad clara.
Regalos sin personalidad
Otro tipo de detalles que conviene desterrar de las bodas son los que no tienen personalidad propia, los que son demasiado obvios y vulgares.
Aunque el exceso de originalidad puede ser una trampa a la hora de regalar, lo cierto es que los invitados agradecerán que les obsequiéis con algo diferente, que no hayan recibido en otras bodas antes.
Lo ideal sería encontrar regalos que tengan que ver con vosotros, con el estilo de la boda y con la mayoría de vuestros invitados. Algo que los invitados, según lo vean, digan "es tan de su estilo".
Objetos demasiado ostentosos
Regalar a los invitados objetos demasiado lujosos y caros es algo de mal gusto, por muy saneada que esté vuestra economía. Incluso aunque vuestro deseo sea agasajar lo máximo posible a los asistentes a la boda, con casi toda seguridad se verá como un gesto pretencioso, como una forma de quedar por encima de todos ellos.
En una boda, este tipo de obsequios deben ser útiles, estéticos, de cierta calidad... y de un precio moderado. Es importante tener clara la diferencia entre un detalle común para todos los invitados y un regalo que se hacer de forma privada y personal a alguien especial.
Cosas que se estropeen fácilmente
Otra característica que deben tener los regalos para los invitados es que deben ser duraderos y no estropearse o dañarse fácilmente. Pensad que deben soportar bien el transporte, tanto desde los almacenes del proveedor a vuestra casa, como desde vuestra casa al lugar de celebración de la boda. También deben aguantar en buenas condiciones el proceso del envoltorio y la personalización.
Cuando el invitado abra su caja o su bolsa, se debe encontrar un regalo intacto.
Alimentos y cosméticos hechos en casa
Aunque la fiebre del handmade nos ha invadido, cuando se trata de alimentos o cosméticos para regalar en una boda, puede convertirse en un problema.
En el caso de la comida, una manipulación incorrecta o una manipulación inapropiada, aunque sean totalmente involuntarias, pueden provocar un problema de salud a los invitados. En nuestras casas no contamos con las instalaciones y medidas higiénicas que se les exigen a los profesionales del sector de alimentación, así que cualquiera puede cometer un descuido con un resultado desagradable para todos. Por otra parte, cada vez hay más personas con alergias e intolerancias, lo que dificulta mucho la tarea de preparar comida sin riesgos para todos.
Si hablamos de cosméticos, ocurre lo mismo, puesto que puede haber errores de manipulación, problemas con los ingredientes (algunos pueden ser tóxicos o irritantes, como en el caso de la sosa de los jabones) o proliferación de bacterias o microorganismos (en el caso ingredientes naturales, sin conservantes adecuados).
Aunque regalar una mermelada casera o un bálsamo DiY es un detalle realmente encantador, es mejor evitarlo si se trata de una boda, comprando productos comerciales que cumplan todos los requisitos sanitarios e higiénicos.
Objetos demasiado personales
Siempre recomiendo a las parejas a las que ayudo a organizar su boda que eviten los regalos demasiado personales. Estos detalles serían: perfumes, productos de maquillaje, bisutería, pañuelos de cuello, gemelos, corbatas...
Hay que tener en cuenta que en una boda hay diferentes perfiles de invitados, según su edad, su género o su procedencia o su gusto personal, por lo que es complicadísimo encontrar algo que les satisfaga a todos. Este tipo de obsequios que no se usan, porque no encaja con el estilo o la personalidad del invitado, acaba siendo un desechado.
Cosas que puedan ofender a los invitados
Regalos que tengan que ver con la religión, la política, el fútbol o el sexo pueden ser muy mal recibidos por los invitados, o al menos por muchos de ellos, así que conviene evitarlos.
También aquellos que contengan frases o chistes de mal gustos o con muchas palabras malsonantes.
Los regalos son para que los invitados los disfruten, no para que se sientan incómodos.
En el caso de los niños, obsequios inapropiados
A la hora de elegir los detalles para los peques invitados a la boda, hay decirles un no rotundo a los que puedan manchar, causarles daño o molestar a los invitados.
Por ejemplo, no les regaléis rotuladores o pinturas que pueden mancharles a ellos, a otros invitados o las instalaciones en las que se celebre la boda. También sería conveniente evitar todos aquellos que puedan pinchar, cortar, golpear o quemar. Y, por supuesto, os aconsejo que no compréis ningún regalo que produzca mucho ruido, como silbatos, instrumentos musicales, etc.
Si hay niños de diferentes edades, lo más adecuado es buscar distintos obsequios para cada uno.
Regalos mal envueltos
Un detalle mal presentado, por muy bueno y bonito que sea, se ve desmerecido de una forma notable.
Es muy importante cuidar el embalaje del regalo al máximo, utilizando bolsas, envoltorios o cajas apropiados para su tamaño y forma.
Evitad entregar los detalles en los embalajes originales del fabricante, salvo que sean realmente espectaculares.
Obsequios que no lleven tarjeta ni personalización
El regalo que entregáis tiene un motivo: agradecer a cada invitado su presencia en vuestra boda. Y hago hincapié en el vuestra, por lo que es necesario comunicarlo. Esto se consigue con una tarjeta en la que aparezcan vuestros nombres o iniciales y la fecha de la boda, por ejemplo. También podéis incluir en la tarjeta vuestra foto o una caricatura vuestra.
Y también os sugiero que incluyáis el nombre de cada invitado (si vais a entregarlo en mano o a ponerlo en el puesto de cada uno de ellos en la mesa) o algo más genérico como un "Gracias por acompañarnos en este día tan especial".
Regalos con el "Recuerdo de..."
Una cosa es la personalización del regalo y de la tarjeta, y otra muy distinta el que aparezca el viejunísimo y trasnochado "Recuerdo de la boda de Mónica y Carlos" estampado en el propio regalo.
Si habéis cuidado la elección el regalo, que realmente sea muy de vuestro estilo, muy original, no hace falta más para que el invitado se acuerde de vosotros y de vuestra boda cada vez que lo mire.
Espero que este post os haya sido de ayuda a la hora de encontrar el mejor regalo para vuestros invitados.
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La primera vez que apareció el post Lo que No Regalar a los Invitados fue en el blog de ¿Quién Dijo Boda?
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04 abril, 2018
¿Y Si No Queréis Invitar a Alguien a la Boda?
Preparar la lista de invitados es uno de los temas que más estrés (y discusiones) provoca en las parejas que organizan su boda. Algunos problemas surgen entre los propios novios, porque cada uno quiere invitar a sus amigos y familiares... y otros a los que no quiere ver ni en pintura. Aunque las situaciones más delicadas se dan cuando hay familiares y amigos que insisten en que se invite a ciertas personas, o cuando hay quienes insisten en autoinvitarse.
Para que sepáis cómo actuar si no queréis invitar a alguien a la boda, a continuación comparto con vosotros algunos trucos y consejos.
Por el principio
Cuando comencéis a organizar la boda, uno de los primeros puntos a tener en cuenta, quizás el principal, es tener en cuenta el presupuesto con el que contáis. A partir de ahí podréis comenzar a planificar todo lo demás: el lugar en el que celebrar la boda, el tipo de recepción que elegir, la fecha, la hora... y la lista de invitados. Porque el dinero con el que contáis irá marcando todas esas decisiones. Así que, antes de decidir los invitados que asistirán a la boda, tendréis que saber cuánto presupuesto tenéis para invitarles.
También es importante que decidáis el tipo de boda que queréis: ceremonia civil o religiosa, boda formal o informal, comida o cena, con o sin cóctel de bienvenida, tipo de comida, estilo de decoración, animación, etc. Todo ello también marcará el número de invitados más recomendable para vuestra elección. No es lo mismo celebrar una boda boho en la playa, que una boda formal con la ceremonia celebrada en una catedral y la recepción en un hotel de gran lujo. En el primer caso sería poco apropiado invitar a 300 personas, en el segundo lo sería invitar a 10.
La confección de la lista de invitados
Una buena idea a la hora de preparar la lista de invitados es hacer cuatro divisiones: una para los invitados realmente imprescindibles, otra para los que os apetecería que asistiesen pero que pueden eliminarse de la lista en caso necesario, otra de los que podrían funcionar como "reservas" en caso de que haya alguna ausencia entre las dos categorías anteriores y una última de los que no queréis que asistan bajo ningún concepto. Si hay discrepancias entre las elecciones de ambos, podéis hacer esas divisiones por separado y luego unir las listas.
Ambos debéis tener presente que no podéis invitar a todos vuestros familiares, amigos, compromisos y conocidos, así que siempre habrá personas que se quedarán fuera de la lista y no tenéis que sentiros culpables por ello. En otras bodas probablemente a los que no podrán (o no querrán) invitar seréis vosotros.
Habrá personas que se sientan ofendidas porque no han sido invitadas y no vais a poder evitarlo. Cada persona vive las relaciones de una forma distinta. Puede que haya quien se siente muy cercano a vosotros y da por hecho que estará presente en vuestra boda, aunque ninguno de los dos lo sienta así. También habrá quien os ha invitado a su boda y espera que le devolváis la atención, aunque ninguno de los dos queráis hacerlo. Estas personas deben saber que la boda se trata de vosotros, no de ellos, si no lo ven así, es su problema.
No ceder ante la presión
Cuando una pareja de novios anuncia su boda, parece que se abre la veda para que todo el mundo se dé por invitado o se sienta con la autoridad necesaria para añadir o quitar a asistentes de la lista que han preparado los novios. Si no queréis que esto os suceda a vosotros, es importante que os mantengáis firmes y no cedáis ante las presiones, al fin y al cabo es vuestra boda.
Eso no significa que en algunos casos podáis contentar a vuestra pareja cediendo con algún invitado en concreto, o incluso a vuestros padres con algún compromiso. Pero cuidado con esto, porque debe quedar patente que se trata de excepciones, porque puede acabar siendo la puerta de entrada de decenas de invitados que ninguno de los dos queréis en vuestra boda.
La discreción
Si no queréis tener que dar más explicaciones de las necesarias. Procurad ser discretos a la hora de anunciar vuestra boda.
Esto es aplicable a las redes sociales, a las reuniones con familiares y amigos, etc.
Cuidado con los "Save The Date" y evitad enviarlos a quieren no van a estar invitados a la boda. Delicadeza ante todo.
Las justificaciones
La excusa del presupuesto
En muchos casos no es una excusa, sino que es la realidad. No siempre se cuenta con un presupuesto tan elevado como para invitar a cientos de invitados.
En este caso podéis comentarle a la persona que no está invitada que por ese motivo tendréis que prescindir, a vuestro pesar, de muchos asistentes.
Y la del espacio...
Otra justificación para no invitar a muchas personas que se puedan creer con derecho a asistir a la boda, es la limitación del espacio. Si no hay sitio material para acomodar a muchos invitados, es fácil excusar el recorte de la lista de asistentes.
Claro que en este caso el sitio debe ser pequeño de verdad, o al menos no publicar fotos en las que se vea cómo era en realidad...
O la boda íntima...
Hacer hincapié en que la boda será sencilla e íntima es una forma de desanimar a los que se quieren autoinvitar al enlace. Un truco: insistir en que únicamente estarán invitados los familiares y amigos muy muy cercanos.
Cómo decir que no
A los compromisos
Seguro que sabéis de qué hablo: los vecinos de toda la vida, la íntima amiga de la madre, el mejor cliente del padre, la mejor amiga de la hermana pequeña, los tíos del pueblo... Esas personas con las que no tenéis contacto desde hace décadas o que incluso no conocéis en persona... y que alguien se empeña en invitar a vuestra boda por sus intereses, no por los vuestros.
Este es un caso delicado, porque quien más se va a ofender es quien quiere que les invitéis, no las propias personas invitadas.
Si vuestros padres pagan la boda, en todo o en parte, la cosa se complica. Mi consejo es que habléis con ellos, exponiéndoles con delicadeza y sinceridad las razones por las queréis que asistan. Si eso no funciona, probablemente tengáis que transigir con alguno de estos compromisos. Eso sí, pedidles que únicamente sea uno o dos, no una retahíla interminable de nombres.
En el caso de que sean los propios compromisos los que quieran autoinvitarse, ya sabéis las justificaciones: poco presupuesto, espacio limitado, boda íntima o una combinación de todas ellas.
Para decirle no a los que retoman el contacto por interés
Puede que haya familiares o amigos con los que no tenéis contacto desde hace mucho tiempo pero que, según se enteran de vuestra boda, quieren retomar la relación a marchas forzadas. Os llamarán con mucha frecuencia, os enviarán mensajes por WhatsApp, os mandarán correos electrónicos, querrán quedar con vosotros a toda costa... todo para conseguir una invitación.
En este caso os recomiendo que retoméis el contacto si lo deseáis, pero que no caigáis en su trampa. Hablad con ellos de la boda, pero sin entrar en demasiados detalles. Ponedles la excusa del presupuesto o del espacio (o ambas) y, si realmente queréis mantener la relación, podéis quedar otro día con ellos para tomar un café o cenar y celebrar la boda. Si realmente les guía el cariño, lo sabrán entender. Si no es así... es mejor saberlo para eliminarles definitivamente de vuestras vidas.
Y a los compañeros de trabajo
Es uno de los problemas más comunes: ¿invitamos a los compañeros y al jefe? La respuesta únicamente la tenéis vosotros.
Para neutralizar a los que crean que van a estar invitados, lo ideal es dejar caer en el trabajo que será una boda muy íntima. Y por supuesto también sirven las excusas del presupuesto o el espacio.
El verdadero problema puede darse si vais a invitar a algunos compañeros de trabajo y a otros no. En este caso os recomiendo que para que haya menos suspicacias invitéis a unas cervezas a los que no asistirán a la boda para celebrarlo con ellos, mejor antes de la celebración. También ayuda entregarles algún regalo como recuerdo de la boda cuando esta haya pasado.
¿Y si os hacen un regalo de boda?
Si hay personas que no están invitadas a la boda y os hacen un ingreso en la cuenta u os hacen un regalo antes de la boda, no deben esperar una invitación a cambio.
En este caso os sugiero que les enviéis una nota de agradecimiento, afectuosa y amable. Si se trata de alguien a quien apreciáis, podéis invitarle a un café o a una merienda, incluso hacerle llegar un regalo de los que entreguéis a los invitados de la boda como recuerdo.
Otra buena idea es enviarles una foto o postal del viaje de novios con una frase de reconocimiento y agradecimiento.
Todo bien claro
Cuando alguien no recibe la invitación en un plazo razonable, lo más lógico es que de por hecho que no se cuenta con su presencia en la boda. Por lo que cualquier persona con un mínimo de elegancia y saber estar debería darle por aludido y no preguntar el por qué ni insistir para que le inviten... aunque no siempre ocurre así. Por eso es muy importante dejar las cosas claras desde el principio, para que no haya ningún malentendido ni ninguna situación incómoda.
Una forma de evitar confusiones es hablarlo delicadamente con él o ella, lo antes posible, en persona o ayudados por personas de confianza que puedan hacer de portavoces.
Eso sí, es importante comunicarle que no estará invitado de forma sutil y sin herir sus sentimientos de forma innecesaria.
En el caso de bodas en las que no se quiere que asistan niños, también es conveniente comunicarlo de forma clara y desde el principio. En nuestro post sobre las bodas sin niños os contamos cómo decirlo.
Una segunda celebración
Podéis organizar una comida o cena sencilla con las personas que apreciáis y que no han sido invitadas a la boda. Puede ser una buena idea que les hará sentirse parte de vuestra alegría y que puede ser divertida y emotiva para todos. Esto dependerá de vuestro presupuesto y de vuestras ganas de organizar un evento más relacionado con la boda.
Para finalizar el post, quiero contaros mi experiencia personal. En el caso de nuestra boda la cosa se complicó, puesto que fue una boda muy íntima y tuvimos que eliminar a muchos asistentes de la lista. Hubo quien se sintió ofendido en su momento, sin motivo, puesto que era nuestra decisión y nuestra boda; aunque pasado el tiempo las aguas volvieron a su cauce. Aunque este tipo de situaciones parecen terribles en plena organización de la boda, lo cierto es que cuando se ven con perspectiva acaban siendo meras anécdotas.
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¿Y si no queréis invitar a alguien la boda? by ¿Quién dijo boda? - Arancha Moreno is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
Para que sepáis cómo actuar si no queréis invitar a alguien a la boda, a continuación comparto con vosotros algunos trucos y consejos.
Por el principio
Cuando comencéis a organizar la boda, uno de los primeros puntos a tener en cuenta, quizás el principal, es tener en cuenta el presupuesto con el que contáis. A partir de ahí podréis comenzar a planificar todo lo demás: el lugar en el que celebrar la boda, el tipo de recepción que elegir, la fecha, la hora... y la lista de invitados. Porque el dinero con el que contáis irá marcando todas esas decisiones. Así que, antes de decidir los invitados que asistirán a la boda, tendréis que saber cuánto presupuesto tenéis para invitarles.
También es importante que decidáis el tipo de boda que queréis: ceremonia civil o religiosa, boda formal o informal, comida o cena, con o sin cóctel de bienvenida, tipo de comida, estilo de decoración, animación, etc. Todo ello también marcará el número de invitados más recomendable para vuestra elección. No es lo mismo celebrar una boda boho en la playa, que una boda formal con la ceremonia celebrada en una catedral y la recepción en un hotel de gran lujo. En el primer caso sería poco apropiado invitar a 300 personas, en el segundo lo sería invitar a 10.
La confección de la lista de invitados
Una buena idea a la hora de preparar la lista de invitados es hacer cuatro divisiones: una para los invitados realmente imprescindibles, otra para los que os apetecería que asistiesen pero que pueden eliminarse de la lista en caso necesario, otra de los que podrían funcionar como "reservas" en caso de que haya alguna ausencia entre las dos categorías anteriores y una última de los que no queréis que asistan bajo ningún concepto. Si hay discrepancias entre las elecciones de ambos, podéis hacer esas divisiones por separado y luego unir las listas.
Ambos debéis tener presente que no podéis invitar a todos vuestros familiares, amigos, compromisos y conocidos, así que siempre habrá personas que se quedarán fuera de la lista y no tenéis que sentiros culpables por ello. En otras bodas probablemente a los que no podrán (o no querrán) invitar seréis vosotros.
Habrá personas que se sientan ofendidas porque no han sido invitadas y no vais a poder evitarlo. Cada persona vive las relaciones de una forma distinta. Puede que haya quien se siente muy cercano a vosotros y da por hecho que estará presente en vuestra boda, aunque ninguno de los dos lo sienta así. También habrá quien os ha invitado a su boda y espera que le devolváis la atención, aunque ninguno de los dos queráis hacerlo. Estas personas deben saber que la boda se trata de vosotros, no de ellos, si no lo ven así, es su problema.
No ceder ante la presión
Cuando una pareja de novios anuncia su boda, parece que se abre la veda para que todo el mundo se dé por invitado o se sienta con la autoridad necesaria para añadir o quitar a asistentes de la lista que han preparado los novios. Si no queréis que esto os suceda a vosotros, es importante que os mantengáis firmes y no cedáis ante las presiones, al fin y al cabo es vuestra boda.
Eso no significa que en algunos casos podáis contentar a vuestra pareja cediendo con algún invitado en concreto, o incluso a vuestros padres con algún compromiso. Pero cuidado con esto, porque debe quedar patente que se trata de excepciones, porque puede acabar siendo la puerta de entrada de decenas de invitados que ninguno de los dos queréis en vuestra boda.
La discreción
Si no queréis tener que dar más explicaciones de las necesarias. Procurad ser discretos a la hora de anunciar vuestra boda.
Esto es aplicable a las redes sociales, a las reuniones con familiares y amigos, etc.
Cuidado con los "Save The Date" y evitad enviarlos a quieren no van a estar invitados a la boda. Delicadeza ante todo.
Las justificaciones
La excusa del presupuesto
En muchos casos no es una excusa, sino que es la realidad. No siempre se cuenta con un presupuesto tan elevado como para invitar a cientos de invitados.
En este caso podéis comentarle a la persona que no está invitada que por ese motivo tendréis que prescindir, a vuestro pesar, de muchos asistentes.
Y la del espacio...
Otra justificación para no invitar a muchas personas que se puedan creer con derecho a asistir a la boda, es la limitación del espacio. Si no hay sitio material para acomodar a muchos invitados, es fácil excusar el recorte de la lista de asistentes.
Claro que en este caso el sitio debe ser pequeño de verdad, o al menos no publicar fotos en las que se vea cómo era en realidad...
O la boda íntima...
Hacer hincapié en que la boda será sencilla e íntima es una forma de desanimar a los que se quieren autoinvitar al enlace. Un truco: insistir en que únicamente estarán invitados los familiares y amigos muy muy cercanos.
Cómo decir que no
A los compromisos
Seguro que sabéis de qué hablo: los vecinos de toda la vida, la íntima amiga de la madre, el mejor cliente del padre, la mejor amiga de la hermana pequeña, los tíos del pueblo... Esas personas con las que no tenéis contacto desde hace décadas o que incluso no conocéis en persona... y que alguien se empeña en invitar a vuestra boda por sus intereses, no por los vuestros.
Este es un caso delicado, porque quien más se va a ofender es quien quiere que les invitéis, no las propias personas invitadas.
Si vuestros padres pagan la boda, en todo o en parte, la cosa se complica. Mi consejo es que habléis con ellos, exponiéndoles con delicadeza y sinceridad las razones por las queréis que asistan. Si eso no funciona, probablemente tengáis que transigir con alguno de estos compromisos. Eso sí, pedidles que únicamente sea uno o dos, no una retahíla interminable de nombres.
En el caso de que sean los propios compromisos los que quieran autoinvitarse, ya sabéis las justificaciones: poco presupuesto, espacio limitado, boda íntima o una combinación de todas ellas.
Para decirle no a los que retoman el contacto por interés
Puede que haya familiares o amigos con los que no tenéis contacto desde hace mucho tiempo pero que, según se enteran de vuestra boda, quieren retomar la relación a marchas forzadas. Os llamarán con mucha frecuencia, os enviarán mensajes por WhatsApp, os mandarán correos electrónicos, querrán quedar con vosotros a toda costa... todo para conseguir una invitación.
En este caso os recomiendo que retoméis el contacto si lo deseáis, pero que no caigáis en su trampa. Hablad con ellos de la boda, pero sin entrar en demasiados detalles. Ponedles la excusa del presupuesto o del espacio (o ambas) y, si realmente queréis mantener la relación, podéis quedar otro día con ellos para tomar un café o cenar y celebrar la boda. Si realmente les guía el cariño, lo sabrán entender. Si no es así... es mejor saberlo para eliminarles definitivamente de vuestras vidas.
Y a los compañeros de trabajo
Es uno de los problemas más comunes: ¿invitamos a los compañeros y al jefe? La respuesta únicamente la tenéis vosotros.
Para neutralizar a los que crean que van a estar invitados, lo ideal es dejar caer en el trabajo que será una boda muy íntima. Y por supuesto también sirven las excusas del presupuesto o el espacio.
El verdadero problema puede darse si vais a invitar a algunos compañeros de trabajo y a otros no. En este caso os recomiendo que para que haya menos suspicacias invitéis a unas cervezas a los que no asistirán a la boda para celebrarlo con ellos, mejor antes de la celebración. También ayuda entregarles algún regalo como recuerdo de la boda cuando esta haya pasado.
¿Y si os hacen un regalo de boda?
Si hay personas que no están invitadas a la boda y os hacen un ingreso en la cuenta u os hacen un regalo antes de la boda, no deben esperar una invitación a cambio.
En este caso os sugiero que les enviéis una nota de agradecimiento, afectuosa y amable. Si se trata de alguien a quien apreciáis, podéis invitarle a un café o a una merienda, incluso hacerle llegar un regalo de los que entreguéis a los invitados de la boda como recuerdo.
Otra buena idea es enviarles una foto o postal del viaje de novios con una frase de reconocimiento y agradecimiento.
Todo bien claro
Cuando alguien no recibe la invitación en un plazo razonable, lo más lógico es que de por hecho que no se cuenta con su presencia en la boda. Por lo que cualquier persona con un mínimo de elegancia y saber estar debería darle por aludido y no preguntar el por qué ni insistir para que le inviten... aunque no siempre ocurre así. Por eso es muy importante dejar las cosas claras desde el principio, para que no haya ningún malentendido ni ninguna situación incómoda.
Una forma de evitar confusiones es hablarlo delicadamente con él o ella, lo antes posible, en persona o ayudados por personas de confianza que puedan hacer de portavoces.
Eso sí, es importante comunicarle que no estará invitado de forma sutil y sin herir sus sentimientos de forma innecesaria.
En el caso de bodas en las que no se quiere que asistan niños, también es conveniente comunicarlo de forma clara y desde el principio. En nuestro post sobre las bodas sin niños os contamos cómo decirlo.
Una segunda celebración
Podéis organizar una comida o cena sencilla con las personas que apreciáis y que no han sido invitadas a la boda. Puede ser una buena idea que les hará sentirse parte de vuestra alegría y que puede ser divertida y emotiva para todos. Esto dependerá de vuestro presupuesto y de vuestras ganas de organizar un evento más relacionado con la boda.
Para finalizar el post, quiero contaros mi experiencia personal. En el caso de nuestra boda la cosa se complicó, puesto que fue una boda muy íntima y tuvimos que eliminar a muchos asistentes de la lista. Hubo quien se sintió ofendido en su momento, sin motivo, puesto que era nuestra decisión y nuestra boda; aunque pasado el tiempo las aguas volvieron a su cauce. Aunque este tipo de situaciones parecen terribles en plena organización de la boda, lo cierto es que cuando se ven con perspectiva acaban siendo meras anécdotas.
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