Cada vez hay más personas que apuestan por la sostenibilidad y la ecología en su día a día, de eso no hay ninguna duda. Y esa conciencia eco también quieren llevarla a la práctica el día de su boda.
Si tú también quieres una boda verde, en este post vas a encontrar todas las claves para lograrla.
Venga, no te lo pierdas y sigue leyendo...
Antes de nada
Plantéate si realmente tu boda será eco, porque significa un compromiso por tu parte y por parte de la de los implicados en la organización.
Ten presente que una boda ecológica no quiere decir que vaya a ser económica. Aunque si quieres que sea sostenible ahorrarás en muchos conceptos, lo cierto es que muchas cosas realmente eco son bastante más caras por el mero hecho de serlo.
Piensa que una boda realmente eco debe ser íntima, porque si es multitudinaria es materialmente imposible conseguirlo. Un bodorrio con varios cientos de invitados es de por sí insostenible.
La época del año
Si la boda se celebra en una época templada, podrás evitar la calefacción o el aire acondicionado en el lugar en el que se celebre la ceremonia y la recepción.
Si puede ser al aire libre, mucho mejor, así todos podréis disfrutar de la Naturaleza.
Procura que una parte importante de la boda se celebre con luz natural, así ahorrás en iluminación.
Las invitaciones
Una buena opción son las invitaciones digitales, que son económicas y no implican gasto de papel.
En caso de que quieras invitaciones tradicionales, búscalas de papel reciclado, también los sobres.
También puedes escoger invitaciones confeccionadas por ONGs, así los beneficios que obtengan con ellas irán a parar a sus proyectos.
El espacio
Elige un espacio que esté cerca del lugar de residencia de la mayor parte de los invitados, así no tendrán que viajar sin necesidad.
Busca espacios de fácil acceso para los invitados, que no impliquen viajes largos. Si no es así, pon a su disposición transporte colectivo y ecofriendly.
Evita desplazamientos innecesarios a tus invitados y procura que la ceremonia y la recepción se celebren en el mismo lugar, o al menos que puedan ir a pie de uno a otro.
Escoge espacios en los que se tenga conciencia eco. Consulta con el comercial las políticas que tienen al respecto.
El vestuario
Opta por vestidos confeccionados con tejidos ecológicos, como la seda, el lino o el algodón.
Puedes alquilar en lugar de comprar el vestido de novia y el traje del novio.
También puedes comprar el vestido de novia de segunda mano.
Cuando termine la boda, pon a la venta el vestido, dónalo o regálalo a otra novia.
Elige zapatos que luego puedas reutilizar en otras ocasiones.
En caso de que el vestuario ya esté confeccionado, infórmate acerca de su origen y rechaza todo aquel que provenga de lugares sospechosos de explotación de seres humanos.
No impongas a tus invitados un dresscode estricto, así evitarán tener que comprarse ropa nueva o alquilar prendas para adecuarse a los requisitos de vestuario que les exijas.
Utiliza joyas que no procedan de explotaciones mineras que tengan a sus trabajadores en una situación de semiesclavitud o que dañen el medioambiente. Una opción es que sean prestadas, de segunda mano o que procedan del reciclaje de los metales preciosos de joyas que ya no uses.
Las flores
Elige siempre flores de temporada y de producción local, a ser posible. También es recomendable que los floristas tengan su negocio en la misma zona en la que se celebre la boda. De ese modo ahorrarás dinero y desplazamientos, además de promover el negocio local.
Apuesta por los centros de mesa y arreglos con flores vivas, en lugar de flor cortada. Así podrás darle a todas un uso en tu terraza o jardín después de la boda o, incluso, puedes regalarlas a los invitados.
Alquila flores y plantas. Es una opción que puede resultar más económica que comprarlas y, además así podrás prescindir de las flores y plantas cortadas. Y cuando más cerca esté el proveedor del lugar de celebración de la boda, mucho mejor, porque evitarás que se hagan kilómetros innecesarios... y contaminantes.
En caso de que vayas a utilizar flor cortada, procura darle una nueva vida después de la boda y sécalas para decorar tu casa. O si están en buen estado, llévalas a algún lugar donde les alegren la vista a otras personas como residencias de ancianos u hospitales.
La decoración
No intentes recrear escenarios imposibles. Si celebras tu boda en una finca rodeada de pinares, no te empeñes en decorar el espacio como si fuese el trópico. O si te casas en pleno invierno, con medio metro de nieve en el exterior, no pretendas crear un escenario primaveral. Todo ello implica un gasto extraordinario, el uso de materiales totalmente innecesarios (e incongruentes) y transporte extra. Es más racional elegir una decoración más contenida y coherente con el lugar y la época del año en que se celebra la boda.
Utiliza elementos naturales para la decoración, especialmente si los puedes encontrar en el mismo lugar de la celebración. Ramas y troncos secos, piedras, conchas marinas o piñas, por ejemplo, pueden ser parte de la deco de tu boda. Eso sí, ten presente que debes respetar la Naturaleza a la hora de pedírselos prestados y devolverlos intactos a su lugar cuando termine la celebración.
A la hora de decorar recicla todo tipo de mobiliario y materiales. Y si no tienes tiempo o maña para hacerlo, alquila.
Opta por tejidos y materiales naturales. El yute, el lino, el algodón,
el papel y el cartón reciclados, por ejemplo, son perfectos para decorar
una boda eco. Si vas a utilizar madera, mejor que sea reciclada.
Utiliza barnices y pinturas ecológicos en lugar de petroquímicos a la hora de decorar.
En cuanto a la iluminación, elige luces LED o de bajo consumo en lugar de bombillas de incandescencia. También puedes recurrir a las velas o antorchas cuando llegue la noche.
Para la salida de la ceremonia elige pétalos de flores naturales, arroz o confetti de papel reciclado. Evita los pétalos artificiales y el confetti de materiales plásticos.
La recepción
Procura que el menú esté elaborado con productos de temporada, bio y preferentemente de producción local. Pide al proveedor de gastronomía que las cantidades de comida y bebida sean racionales, evitando que sobre comida que luego irá a la basura. Piensa que no siempre los comedores sociales no siempre pueden aceptar la comida que sobra de los banquetes, porque debe cumplir cierta normativa (raciones individuales, envasadas y en algunos casos congeladas). Eso no quiere decir que los invitados se queden con hambre, por supuesto, pero sí que no se desperdicie nada.
Puedes cambiar la cubertería tradicional por una que sea de materiales biodegradables, incluso puedes encontrar vajillas que también lo son.
Prescinde de la mantelería y apuesta por los manteles individuales y los caminos de mesa. Así contribuirás a que se utilice menos energía y detergentes industriales en su lavado.
A la hora de la barra libre, siempre puedes poner un vaso para cada invitado, para que lo vayan rellenando en lugar de utilizar uno cada vez. En este caso te recomiendo ofrecerles unas etiquetas para que personalicen su vaso y que luego se lo lleven a casa como recuerdo.
Los regalos
Evita los regalos inútiles que luego terminarán en la basura.
Apuesta por productos elaborados de forma artesanal y respetuosa con el medioambiente.
Las semillas, las plantas y los productos de alimentación son grandes ideas para regalar. Y si son de comercio justo, mejor.
Otra buena opción es que los regalos consistan en aportaciones de los invitados a organizaciones y fundaciones de tipo solidario.
Y si eres habilidosa y tienes tiempo, siempre puedes recurrir a detalles handmade.
Más
Haz una lista de bodas solidaria, en lugar de la tradicional.
Elige un vehículo eléctrico para llegar a la boda, o al menos que sea híbrido.
Apuesta por el álbum de fotos digital en lugar de en papel.
Escoge grupos de música acústicos para que no necesiten electricidad.
¿Será tu boda eco y sostenible? Como has podido comprobar no es algo tan complicado y el esfuerzo merece la pena.
Hay parejas a las que los años de matrimonio y convivencia no les desgastan el amor, de hecho, parece que su vínculo cada vez es más fuerte y más profundo (¡oh, me acaba de subir el azúcar en sangre después de escribir esto!).
Si vosotros sois de ese tipo de parejas, quizás os apetezca hacer una ceremonia para renovar los votos matrimoniales, tanto si os casasteis por lo civil como si lo hicisteis por la Iglesia.
Y, aunque su organización es más sencilla que la de la boda, también requiere su tiempo y su planificación. Por eso, a continuación encontraréis todas las claves para organizar vuestra renovación de votos.
¿Por qué renovar los votos?
Los motivos para reafirmar los votos matrimoniales son diferentes para cada pareja, aunque los más habituales son:
Que la pareja haya pasado dificultades serias y que quiera aprovechar la ceremonia de renovación para reafirmar su amor y su compromiso tras superarlas.
Que tuviesen una boda civil y quieran hacer una ceremonia religiosa (no una boda) para compartirla con los familiares y amigos más cercanos.
Que quieran renovar su compromiso de forma pública, como un gesto de amor y confianza hacia su pareja.
O, simplemente, que los años de feliz matrimonio sean la excusa perfecta para celebrar una fiesta con la familia y los amigos.
¿Cuándo renovarlos?
No hay ninguna fecha obligada para la renovación. Si hablamos desde el punto de vista civil, la reafirmación de los votos no tiene ningún valor legal, por lo que se puede hacer cuando se desee, o no llevarla a cabo nunca. Y si lo hacemos desde el punto de vista canónico, la Iglesia no impone ninguna norma acerca de cuándo renovar los votos o de la obligación de hacerlo.
Aunque no es obligatorio que coincidan con ningún aniversario de boda, lo cierto es que suelen celebrarse cuando se cumplen los que son múltiplos de 5: 5, 10, 15, 20... Y, por supuesto, los aniversarios en los que más se renuevan votos son los de los 25 y los 50 años, es decir, las Bodas de Plata y las Bodas de Oro.
Por si os animáis a celebrarlo coincidiendo con algún aniversario, aquí tenéis todos:
El presupuesto
Antes de organizar cualquier evento es imprescindible marcarse un presupuesto, y la renovación de votos no va a ser menos.
Cuando una pareja prepara su boda, ya sabe que se enfrenta a un potencial cataclismo económico, así que está más concienciada de la necesidad controlar el gasto. Pero cuando se organiza una renovación, es más fácil descuidarse, porque se piensa que es algo más sencillo y que va a ser más barato... y pasa lo que pasa.
Los invitados
Aunque cada pareja debe decidir cómo quiere que sea la ceremonia de renovación, mi consejo es que los invitados sean sólo personas cercanas y que os conozcan a ambos como matrimonio.
En este caso lo mejor es renunciar a los compromisos, puesto que en esencia es un evento más íntimo y emotivo que la propia boda. Así que prescindid de amigos de los padres de ambos, familiares con los que no hay contacto, compañeros de trabajo, vecinos, conocidos y saludados.
También es importante tener en cuenta el presupuesto que vais a destinar a la celebración, puesto que la lista de invitados dependerá directamente de él. A menos presupuesto, menos invitados.
Las invitaciones
Podéis encargar invitaciones en papel u optar por fórmulas más económicas como comunicar la fecha de la renovación en persona, por teléfono, WhatsApp o correo electrónico.
Para el texto, las fórmulas podrían ser como éstas: "Ya llevamos 10 años juntos y queremos celebrar con vosotros la renovación de nuestros votos", "Tras 10 años de matrimonio nuestro amor y compromiso siguen siendo tan fuertes como el primer día, así que queremos celebrarlo con vosotros renovando nuestros votos", "Aunque muchos no confiaban en que nuestro matrimonio durase, ya se han cumplido 10 años desde nuestro sí, quiero. Por si alguno sigue sin creérselo, renovamos nuestros votos", "Papá y mamá se siguen queriendo tanto, que van a renovar sus votos y quieren compartir un día tan especial con vosotros"... el estilo será más o menos desenfadado según vuestra personalidad.
¿En qué consiste la ceremonia? Si se opta por una fórmula no religiosa, lo más recomendable es hacer una ceremonia laica guiada por un oficiante o maestro de ceremonias. El guión del acto se hará a medida de la pareja, incluyendo lo que deseen: intercambio de anillos, ceremonia simbólica, intervenciones de amigos o familiares... Lo que no debería faltar es la renovación de votos de la pareja, puesto que en este caso es la parte fundamental. En el caso de las ceremonias laicas de renovación, al no tener valor legal, no se harán en recintos oficiales.
Si se elige hacer la renovación de votos ante un presbítero, se hará en una ceremonia litúrgica y celebrada en recinto sagrado; y se renovarán los tres votos que se hicieron en la boda: amor, respeto y fidelidad. También se hará la bendición de las alianzas, que pueden ser las mismas de la boda o unas nuevas, según desee la pareja.
La ceremonia, tanto la laica como la religiosa, puede incluir lecturas e intervenciones de algunos invitados y, por supuesto, música.
En la renovación no tienen ninguna función ni los padrinos ni las damas de honor, por lo que no tendréis que elegir a nadie.
Aunque no es recomendable que se haga un cortejo nupcial al uso, eso no significa que no podáis ir cada uno del brazo de alguien importante, incluso del de vuestros hijos, si os apetece. También podéis ir uno del brazo del otro, si lo preferís.
Los votos
Los votos que se pronuncien en la ceremonia de reafirmación pueden ser los mismos que los de la boda, con o sin modificaciones, o nuevos votos.
En cualquier caso, los votos deben recoger los sentimientos y propósitos de la pareja para su presente y su futuro como matrimonio.
Importante: no hacer hincapié en lo negativo que os haya podido suceder.
La recepción
El lugar que elijáis debe encajar con el presupuesto disponible, el número de invitados, la época del año y, por supuesto, con vuestra personalidad.
Aunque podéis elegir el mismo sitio en el que celebrasteis la boda, hay otras opciones interesantes: vuestra casa, una casa rural, un loft o un chalet alquilado, una sala de un museo, un castillo, un barco...
La comida y la bebida no tienen que ser como las de una boda, pueden ser más sencillas, aunque sin perder la calidad. El cóctel, el brunch, el drunch o el buffet son opciones ideales para la celebración de la renovación de votos.
La tarta nupcial no es lo más apropiado en la renovación según la etiqueta, aunque siempre podéis encargar una tarta personalizada en lugar de un postre individual.
Una buena idea es proyectar durante la recepción fotos y vídeos de la boda y de los momentos más importantes de la vida en común de la pareja.
El baile nupcial
¿Fiesta? Por supuesto, qué mejor manera de terminar la celebración que con música, baile y diversión.
Aunque la teoría dice que no es recomendable el baile en este caso, os sugiero que no renunciéis a él, por vosotros y por vuestros invitados.
La decoración
Aunque es importante cuidarla, la decoración de los espacios en los que se lleven a cabo la ceremonia y la recepción debe ser más contenida que en el caso de la boda.
El vestuario
Aunque en otros países hay novias que se visten de blanco de nuevo, en España no es lo habitual. Mi consejo es que cada novia se vista como prefiera, aunque quizás el velo y las faldas con una larga cola no sean lo más adecuado.
En el caso del novio, lo ideal es un traje oscuro, incluso un esmoquin. El chaqué y el frac no son la mejor opción. El primero es vestuario de ceremonia y la renovación es un evento, aunque se pueda denominar ceremonia. Y el segundo es un traje de gran gala.
El ramo de novia
El ramo de novia es un complemento excelente para una renovación de votos, incluso se pueden escoger opciones menos tradicionales como un corsage, un pomander, un bolso con flores, un arreglo con forma de aro... Lo que no debería hacerse es lanzar el ramo como en la boda... porque no es una boda en sí.
Lo que no...
Hay cosas que no os recomiendo en la renovación de votos:
Lista de boda.
Pedir dinero como regalo.
Despedida de soltería.
Libro de firmas.
Regalos para los invitados.
Liga de novia.
En cualquier caso, lo importante no es la celebración, porque la renovación de votos se hace día a día.
La experiencia me ha hecho conocer los miedos que suelen atenazar a la mayoría de las novias antes y durante la boda. Algunos de estos temores son fundados y otros no, pero todos afectan en la misma medida.
Precisamente por la angustia que generan, he querido resumir en este post algunos de los miedos más habituales entre las novias y, sobre todo, cómo darles solución.
Sigue leyendo y conjura tus temores...
El mal tiempo
El problema: una de las cosas que más preocupan a las novias es el mal tiempo. Sobre todo les quita el sueño la lluvia, aunque el viento puede ser igual o peor de molesto.
La solución: no se puede controlar la meteorología, pero sí se pueden buscar soluciones que mitiguen sus efectos. Algunas de ellas son: elegir una fecha en la que sea menos probable que haga mal tiempo, consultar las previsiones a medio y corto plazo para ese día, concretar un posible plan Bpara la ceremonia y la recepción, tener prevista una carpa y paraguas para los invitados en caso de lluvia, no llevar velo y asegurar la decoración exterior si sopla viento fuerte, etc.
Y el mejor consejo que te puedo dar: disfruta de tu boda independientemente del tiempo, lo que importa es que habéis decidido dar ese paso y que lo vais a compartir con la gente que os importa.
Que vaya mucha menos gente de la que está invitada
El problema: uno de los quebraderos de cabeza de las novias es que la lista de invitados final sea demasiado corta, porque muchos invitados declinen asistir y la boda quede deslucida.
La solución: escoger una fecha que no sea problemática para la mayor parte de los invitados, elaborar una lista sin compromisos y sin invitados de relleno, sondear a los posibles invitados para saber si podrían asistir antes de enviar nada, solicitar confirmación en las invitaciones y llamar a los invitados previamente para confirmar la asistencia, etc.
Que algún proveedor falle
El problema: un temor que suelen tener la mayoría de las novias es que alguno de los proveedores no se presente o se retrase; desde el maestro de ceremonias al fotógrafo o el DJ.
La solución: escoger cuidadosamente a los proveedores, firmar un contrato de prestación de servicios (siempre por escrito), no pagar el total de la factura por adelantado, tener en mente un plan alternativo o elaborar un listado de proveedores suplentes, por si acaso.
Equivocarse con los proveedores
El problema: un motivo frecuente de desasosiego es el equivocarse con los diferentes proveedores de la boda: el maestro de ceremonias, el florista, el decorador, el fotógrafo, el catering, del DJ, el chófer...
La solución: busca opiniones de otros clientes, pide que te muestren trabajos previos, en el caso del catering haz pruebas de menú, visita previamente los espacios preparados para otras bodas, acude a actuaciones del maestro de ceremonias o el DJ siempre que sea posible... Y, sobre todo, fíate de tu intuición. Por muy recomendado que esté un proveedor, si te da mala espina, busca otro.
El vestido
El problema: los miedos aquí son de todo tipo: que no lo tengan listo a tiempo, que los arreglos no hayan quedado perfectos, que no les guste una vez puesto, que no sea el adecuado, que se manche, que se rompa, que se pierda...
La solución: elige el vestido cuidadosamente, procurando que te guste sobre todo a ti, que sea apropiado para tu fisionomía y que encaje con el lugar donde se celebrará la boda y la época del año, hazte las pruebas que sean necesarias hasta que esté perfecto, no recojas el vestido el mismo día de la boda por si fuesen necesario nuevos ajustes, guarda el vestido en un lugar en el que no entren niños ni mascotas, ten un vestido de fiesta de repuesto que puedas utilizar en caso de emergencia...
Los zapatos
El problema: muchas novias se sienten intranquilas por los zapatos que llevarán ese día, por si serán cómodos, si les apretarán o les quedarán demasiado amplios, si les provocarán rozaduras, si resbalarán sus suelas...
La solución: cómprate los zapatos pensando en la estética, pero también en la comodidad. Pruébatelos al final del día, para que los pies estén ya algo hinchados y cansados; y si vas a llevar medias llévalas puestas para la prueba. Anda con ellos un buen rato por la tienda para ver cómo te encajan. Ten presente el tipo de suelo por el que andarás ese día y la época del año en que se celebrará la boda. Trata las suelas de los zapatos para que no resbalen, lijando la suela o aplicándole algún producto antideslizante. Y, por supuesto, ten un par de repuesto para cambiarte a la hora del baile si quieres estar más cómoda.
El ramo de novia
El problema: también suele ser motivo de ansiedad el no saber llevar el ramo de novia con cierta dignidad.
La solución: practica antes con un ramo artificial y sigue nuestros consejos para lucir el ramo de novia con acierto. Y, por último, ten presente que si los nervios ese día te hacen llevarlo de forma algo desgarbada, tampoco pasa nada.
El peinado
El problema: el peinado de novia también suele ser motivo de intranquilidad. Preocupa si será el apropiado, si realmente será el más favorecedor, si se mantendrá perfecto hasta el final de la boda...
La solución: busca una peluquería que te inspire confianza y en la que se preocupen de escucharte, de saber cómo será el vestido, el estilo de la boda y que sepa encontrar un punto medio entre lo que quieres y lo que te favorece. Y, por supuesto, que te hagan una prueba de peinado hasta encontrar el que sea perfecto para ti.
El maquillaje
El problema: suele provocar cierta angustia el que se mantenga intacto hasta el final de la fiesta, que no sea el más adecuado para las fotos, que no favorezca, que manche el vestido, etc.
La solución: al igual que en el caso del peinado, es importante encontrar a una maquilladora profesional que conozca bien el maquillaje de novia, que te escuche y que trabaje con buenos productos. Y, desde luego, es importante cuidar la piel un tiempo antes de la boda para que esté perfecta para el gran día. Para conseguir esa piel perfecta nada como una buena higiene facial unos días antes, no tomar el sol ni rayos UVA sin control, hidratarse por dentro y por fuera, llevar una buena alimentación y hacerse los tratamientos de cabina que sean necesarios.
Llorar
El problema: un temor habitual es el de llorar y que el maquillaje se arruine, los ojos enrojecidos o manchar el vestido con las lágrimas mezcladas con la máscara de pestañas.
La solución: un maquillaje waterproof y de larga duración es lo más importante. También tener un paquete de pañuelos de papel a mano y tener cuidado de no restregar las lágrimas, sino de enjugarlas con pequeños toquecitos. Para los ojos enrojecidos, lo mejor es que alguien de tu confianza lleve un colirio monodosis para que puedas aplicártelo si lo necesitas. Y llora tranquila, que son lágrimas de felicidad. Olvidar los votos
El problema: un miedo muy frecuente es el de olvidar los votos, quedarse sin voz o tartamudear mientras se pronuncian.
La solución:aprenderse los votos de memoria es una opción, aunque no suele ser recomendable, porque los nervios pueden hacer que las palabras desaparezcan de tu mente como por arte de magia. Lo ideal es llevar los votos escritos en una o varias tarjetas de cartulina, escritas con una tipografía grande y bien legible; así podrás leerlos, recordar lo que se te olvide o, simplemente, sentirte más segura para pronunciarlos aunque te los sepas de memoria.
Tropezar
El problema: algunas novias incluso tienen pesadillas en las que se ven tropezando a la entrada de la ceremonia, en el pasillo nupcial o en baile, mientras los invitados miran atónitos como cae... y lo graban con sus móviles para colgar la caída en todas las redes sociales habidas y por haber.
La solución: que en el lugar donde compres el vestido te enseñen a andar con el vestido sin tropezar. Una buena modista o una buena asesora se saben todos los trucos para manejar cualquier vestido. Además, deberías saber que llevar una buena postura, andar con paso firme y mirar al suelo solamente bajando los ojos (en lugar de la cabeza), te asegurarán una entrada triunfal y no tropezar. Y ojo a los zapatos, que deben estar bien ajustados y con la suela antideslizante.
No salir bien en las fotos
El problema: las fotos de boda son importantes, puesto que son lo único material que quedará de ese gran día; así que para la mayoría de novias salir bien en esas fotos es una gran preocupación. Sobre todo si no se consideran fotogénicas o no les gusta demasiado salir en las fotos.
La solución: elige un buen fotógrafo con el que te sientas cómoda, de esos que trabajan tan bien que casi te olvidas que están ahí con su cámara, pendientes de ti. También puedes seguir nuestros consejos para salir perfecta en las fotos.
Que alguien acapare el protagonismo
El problema: siempre está presente el temor de que alguna invitada se presente vestida de blanco o, peor aún con un outfit tan espectacular que eclipse el suyo.
La solución: tienes dos opciones posibles. Una es mandar sutilmente a la invitada a su casa, la otra es no hacer ni caso, porque se haya vestido como se haya vestido, en una boda la protagonista es la novia, y punto.
Las comparaciones
El problema: muchas novias temen que las comparen con otras que se hayan casado antes, desde su físico hasta sus zapatos.
La solución: hacer oídos sordos. Tú eres incomparable y preciosa, mucho más en el día de tu boda. Si a alguien no le gusta cómo eres o cómo vas vestida y pretende compararte negativamente con otra novia, el problema lo tiene esa persona, no tú. Es tu día y has invertido tiempo, esfuerzo y dinero en estar radiante, ¿qué persona decente te va a decir que no lo estás? Que se se note que se ha copiado
El problema: si se han copiado muchas ideas de las redes sociales o de otras bodas, hay novias que temen que se note demasiado y que sea motivo de críticas y mofa.
La solución: que te inspires, no que copies. Pasa todas las ideas bonitas que quieras poner en práctica y pásalas por tu filtro personal, interprétalas según tu estilo. Y si alguien se da cuenta que has copiado y critica, ¿a quién le importa?
Las flores
El problema: otro de los puntos que preocupan a las novias es el estado de las flores: de su ramo de novia, del prendido del novio, de los arreglos de la ceremonia y de la decoración de la recepción.
La solución: elegir un florista profesional y escoger flores adecuadas para la temporada. También es importante exigir al responsable del espacio donde se celebre la ceremonia y la recepción que permitan al florista trabajar con tiempo y medios suficientes para que la decoración se mantenga perfecta. Que la comida sea mala
El problema: la comida y la bebida son fundamentales en la boda, así que las novias (y los novios, of course) temen que no estén a la altura. También se puede incluir aquí el servicio de los camareros y resto del personal implicado en la recepción.
La solución: la mejor forma de prevenir que la comida y la bebida sean de mala calidad es pedir opiniones acerca del proveedor, elegirlo con cuidado, hacer las pruebas de menú que sean necesarias hasta encontrar la calidad que buscas y escoger el menú de forma inteligente, teniendo en cuenta el número de invitados, la estación y el estilo de la boda.
Meter la pata en el baile nupcial
El problema: otro de los temores habituales es el de hacer el ridículo en el baile nupcial, bien porque se olvidan la coreografía, bien porque tropiezan o se caen en el intento.
La solución: preparar un baile sencillo en el que sea difícil equivocarse o tropezar, si sabes manejar el vestido no tendrás mayor problema. También puedes evitar una catástrofe si ambos vais a clases de baile y os preparan una coreografía personalizada. Y si la coreo es difícil y tu vestido tiene una falda voluminosa y con cola, lo mejor es que te cambies para el baile.
Que la pista de baile esté vacía
El problema: todos sabemos que el éxito de una fiesta se mide por la cantidad de gente que está bailando en la pista y por la dificultad en sacarles de ella una vez que llega la hora de su final.
La solución: un buen DJ, una música muy bailable y para todos los públicos y, si te gusta la idea, contratar animadores para el baile.
Invitados fuera de tono
El problema: uno de los motivos de angustia es el comportamiento de los invitados: peleas, borracheras, comportamientos inaceptables...
La solución: tener a algunas personas de confianza que estén al tanto de posibles altercados y se encarguen de solucionar estos problemas sin que ninguno de vosotros dos os enteréis. Y si llegan a ocurrir, lo más importante es que no te amarguen un día tan especial. Haz como Scarlata O'Hara en "Lo que el viento se llevó": ya pensaré en eso mañana. Arruinarse
El problema: la mayor parte de las novias (y novios) temen que el coste de la boda se vaya de las manos y acabe siendo una ruina para la economía de la pareja, en el caso de que no reciban ayuda de los padres.
La solución:marcarse un presupuesto realista y seguirlo a rajatabla, decidir en qué partidas de la boda prefieres gastar más dinero y eliminar costes superfluos, esas son las tres recetas mágicas para no dejar la cuenta corriente en números rojos.
¿Tienes tú algún miedo especial relacionado con tu boda?
¿Y cuándo os casáis? La pregunta es simple, lo complicado es el camino hasta llegar a la respuesta. Elegir la fecha para la boda no consiste en decir un día y una hora al azar, se mandan a imprimir las invitaciones y ya está. Lleva tiempo, esfuerzo, negociación... y disgustos.
Y es que hay que contar con la pareja, con la familia, con los amigos, con el Registro Civil, con el párroco, con el responsable del lugar en el que se celebrará la recepción... y conjugar las voluntades y agendas de tanta gente es de lo más complejo.
Para ayudarte a elegir la fecha perfecta para tu boda, a continuación encontrarás una pequeña guía. Prepara el calendario y vamos a ello...
Antes de nada Analiza el presupuesto. Si es ajustado, quizás sea interesante elegir fechas en las que los precios sean más bajos... o en las que los invitados no tengan fácil asistir.
Ten en cuenta la antelación con la que vas a organizar la boda. Si cuentas con mucho tiempo, te será más encontrar libre la fecha que desees, si no es así, probablemente tengas que estudiar otras opciones.
Piensa en la lista de invitados. ¿Será una boda íntima o multitudinaria? Si quieres una celebración familiar, te será más fácil compatibilizar la fecha con la disponibilidad de los asistentes, puesto que serán pocos y de confianza. En caso de que desees que sea tan concurrida como las de la realeza, la cosa cambia y tendrás que elegir un día y hora en la que pueda asistir la mayoría.
Cierra los ojos y piensa en la boda de tus sueños. ¿Cómo es? Si siempre
has deseado una boda en un jardín repleto de flores, la fecha elegida
debería estar entre la mitad de la primavera y el comienzo del verano.
Si quieres que acuda una buena parte de tu familia que vive en el
extranjero, probablemente deberías escoger una fecha en la que la
mayoría pueda tomarse unas vacaciones. Estos son sólo algunos ejemplos
que ilustran la importancia del tipo de celebración que te gustaría
tener en la elección de la fecha.
Ten en cuenta si hay alguna fecha con un significado tan especial para los dos, que merezca la pena hacer lo necesario para celebrar la boda ese día: el mes y día en que os conocisteis, alguna fecha con simbolismo según vuestras creencias...
Valora si el lugar de celebración de la ceremonia y la celebración es determinante, porque si es así, la fecha dependerá de su disponibilidad. O tendrás que evaluar la posibilidad de cambiar de sitio.
Ten presente que la tramitación del expediente matrimonial lleva un tiempo, así que es importante contar con ello a la hora de fijar la fecha. Por mucho que te empeñes en casarte dentro de 15 días, si el expediente necesita 3 meses hasta tener el auto favorable, tendrás que ajustarte a las fechas del Registro Civil, no a las tuyas... o hacer una ceremonia simbólica y celebrar la boda civil después. Cuando lo que importa es el presupuesto
La temporada baja es la mejor opción si el presupuesto es limitado. No sólo es recomendable por los descuentos que suelen ofrecer los proveedores de gastronomía, también puedes conseguir muy buenos precios en el caso del fotógrafo, las invitaciones, el florista, el viaje de novios, etc.
También se puede ahorrar dinero si se eligen los viernes o domingos, en lugar de los sábados. Los precios son más ajustados y habrá más invitados que declinen la invitación.
Las fechas complicadas
Las vacaciones principales: verano, Semana Santa y Navidad. Estas épocas del año pueden ponérselo difícil a los invitados para asistir, puesto que pueden tener viajes y alojamientos ya reservados. O no quieran perderse días de vacaciones, en caso de que en su trabajo les obliguen a tomarlas en unas fechas determinadas.
Los puentes también son momentos en los que es mejor no fijar la fecha de una boda, salvo que quieras que se caigan muchos invitados de la lista por algún motivo. Es frecuente que se aproveche en esas fechas a hacer turismo o a aprovechar unos días de playa.
Los festivos, tanto si son nacionales, autonómicos o locales. Puede que haya invitados que salgan de viaje o participen en las fiestas de forma activa y no puedan acudir a la boda. Esto también se extiende a las fiestas en otros países si hay muchos asistentes que viajarán desde ellos.
Los días en los que haya eventos importantes que acaparen el interés del público en general. Esto es especialmente aplicable al fútbol. Si hay una final o un partido importante, ten por seguro que habrá muchos invitados que busquen una televisión o un dispositivo móvil para ver el partido, aun cuando en ese momento estéis dando el sí, quiero o cortando la tarta nupcial.
Cuando se celebren elecciones. Por muchos motivos: los invitados pueden ver complicado el ir a votar a su colegio electoral, algunos pueden tener que participar en una mesa electoral, incluso alguno de vosotros dos también os podéis ver en la obligación de hacerlo... y aviso, no se suele considerar que la celebración del matrimonio sea eximente para no cumplir con ese deber ciudadano.
En una fecha inmediatamente posterior a picos de trabajo de cualquiera de los dos. Por ejemplo, si te dedicas a la enseñanza, fijar la fecha un par de días después del final del curso puede ser un error. O si trabajas en una gestoría, marcar el "día B" el día después de presentar los impuestos del trimestre puede ser una fuente de estrés añadido a tu trabajo.
En fechas en las que puedas ponerte de parto si estás embarazada. Ni te cuento si en esos momentos ya has salido de cuentas...
Fechas que puedan tener un significado triste para alguno de vosotros o de las personas más cercanas, porque haya fallecido algún familiar o amigo ese día.
Teniendo en cuenta la meteorología
Deberías desechar automáticamente las fechas en las que haya posibilidad de tormentas fuertes, nevadas importantes, vientos huracanados... Una cosa es que una boda con lluvia o en invierno pueda ser encantadora y otra muy diferente elegir fechas en las que habitualmente la finca en la que se celebra la boda se queda aislada por la nieve o en las que los temporales acaban dejando todos los años sin tejado la iglesia en la que quieres casarte.
Según el tipo de boda que desees habrá fechas que deberías tachar. Por ejemplo, si lo que buscas es una boda de exterior, lo ideal es que se celebre cuando las temperaturas sean moderadas. O si quieres que la ceremonia sea a mediodía y en el exterior, deberías evitar los meses más calurosos del verano.
Y más...
Si varios familiares y amigos han fijado la fecha de su boda antes que vosotros, mi recomendación es que busques fechas en las que no se solape la vuestra o no esté muy cercana en el tiempo con la de ellos. Así todos vuestros invitados comunes podrán ir a ambas bodas sin tener que elegir. O no se verán obligados a repetir boda a la semana siguiente.
También te aconsejo que la fecha escogida no coincida con cumpleaños o aniversarios de personas muy queridas, porque les restarás protagonismo. Así podrán celebrar su día por un lado y disfrutar de la boda por otro.
Por supuesto, ten en cuenta el viaje de novios. Esto también es importante a la hora de escoger la fecha de la boda.
Y, sobre todo, sé flexible. Si la fecha que tenías pensada no es factible, no te agobies. Lo importante es que te vas a casar con la persona que quieres, el día y la hora son asuntos menores.
¿Cuál será la fecha de tu boda? ¿La tienes ya elegida?