En las bodas que se celebran en verano es habitual tener la cortesía de poner unos cestitos con abanicos a la entrada de la iglesia o del juzgado. Todo un detalle... que hay que cuidar.
Y cuando digo cuidar, lo digo en el sentido de custodiar.
Mi experiencia es que en las bodas este tipo de detalles (abanicos, pashminas, bailarinas o alpargatas), suelen provocar en algunas invitadas lo que yo llamaría síndrome de "ya pillo yo por tí" ;) En vez de tomar un sólo abanico, o par de bailarinas, o pashmina, cogen varios con la excusa de: "uno para mi hija Paqui, otro para mi sobrina Pili, otro para mi vecina Patri y otro de repuesto para mí".
Aunque no es el modus operandi habitual en las invitadas, sí que puede descabalar nuestras previsiones. Si hemos calculado la cantidad pensando en un detalle por invitada más un pequeño plus para compromisos y hay 10 invitadas que toman 5 detalles... imagina. Muchas de las invitadas presentes no tendrán el regalo que con tanto cariño has previsto.
Por ello, te aconsejo que reclutes a alguna amiga o pariente que se encargue de distribuir los abanicos a la entrada, será más personal que dejar el cestito en la puerta y podrá controlar que cada invitada tenga uno, no más; salvo que lo hayas dispuesto así.
Y esto también se puede aplicar a otros detalles como, por ejemplo, a los kit de cortesía.
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