6 Ideas Para Preparar (Bien) la Lista de Invitados

Unos de los momentos más delicados de la organización de la boda es preparar la lista de invitados. Se suele comenzar de forma más o menos organizada y, cuándo queréis daros cuenta, estáis metidos en un cenagal más grande que los Pantanos de Florida.

Para confeccionar (bien) la lista de invitados, os sugiero que sigáis los siguientes 6 pasos:

1.- Poned un tope en el número de invitados: es más fácil marcar un límite de 250 invitados y, a partir de ahí, añadir o descartar invitados, que ir añadiendo invitados y encontrarse con una lista de 400, y eso sin pestañear.
 
2.- Haced varias listas: para la familia (una para la del novio y otra para la de la novia), para los amigos (del novio, de la novia y comunes), para los compañeros de trabajo (de él y de ella), para los compromisos de los padres y los suegros y para los compromisos varios.

3.- Marcad desde el principio el criterio de inclusión-exclusión de las listas: deberá ser el mismo para el novio y para la novia.

4.- Estableced con los padres y suegros hasta dónde llegará su capacidad "invitadora": evidentemente, si los padres pagan la mayor parte de la boda, querrán hacer valer sus derechos, por lo que será más difícil recortar su lista de compromisos. En cualquier caso, es mejor determinar desde el principio qué queréis vosotros y qué quieren ellos y llegar a una entente cordiale.

5.- Determinad si los singles van a ser singles: es decir, si tenéis amigos o familiares solteros y váis justos de presupuesto, lo mejor será invitar a esas personas sin añadir el típico "y acompañante". Así os ahorraréis cubiertos de personas que probablemente irán por compromiso y que, muchas veces, no volveréis a ver. Así se puede organizar una mesa de solteros que puede ser muy divertida... y dicen que de una boda sale otra.

6.- Recortad con cabeza: si debéis eliminar invitados, hacedlo con inteligencia (emocional); es mejor dejar fuera a un primo carnal al que no vemos desde hace 20 años, que a nuestro compañero de trabajo del alma, con el que compartimos penas y glorias. Es mejor que se enfade vuestro primo al que no véis nunca (y que se enfade vuestra tía, vuestra madre, y la vecina del quinto)  que vuestro compañero con el que pasáis 8 ó 10 horas al día.

¡¡Suerte!!