27 junio, 2019

Atención Novia: Consejos para Conservar la Autoestima en el Probador

Cualquiera de nosotras tiene inseguridades respecto a su aspecto físico, con o sin motivo. Por una parte, se nos hace creer que el estándar femenino que debemos cumplir es el de las mujeres que aparecen en anuncios, revistas, pasarelas, películas, series o redes sociales. Y evidentemente eso es imposible, porque cada mujer es diferente y viene en un formato diferente. De hecho, incluso muchos de esos modelos femeninos que se nos imponen, ni siquiera existen, puesto que son el resultado de filtros, retoques, maquillaje, tratamientos estéticos, cirugía, esfuerzo y privaciones aplicados con pericia sobre mujeres guapas y con buen material genético, pero reales al fin y al cabo.


Estas exigencias implacables sobre nuestro aspecto físico nos terminan produciendo estrés e inseguridad, que en algunos casos llegan a ser una dura carga, sobre todo en el caso de mujeres con una baja autoestima o con entornos muy exigentes y críticos.


Es un juego cruel en el que ninguna deberíamos caer... pero lo hacemos. Y si en el día a día las inseguridades sobre nuestro cuerpo están presentes, éstas se pueden magnificar hasta el extremo cuando se trata de elegir el vestido de novia.


El momento de ir al atelier o a la tienda para buscar el vestido para la boda puede convertirse en una dura prueba para muchas novias. Para que a ti no te suceda, aquí tienes algunos consejos que pueden ayudarte a conservar la autoestima en el probador.


Atención novia: consejos para conservar la autoestima en el probador
 
Aceptación vs cambio


Mi principal consejo es que te aceptes tal y como eres, que no seas malvada contigo misma. En ocasiones somos más crueles con nosotras mismas que la peor de nuestras enemigas. No te centres única y exclusivamente en tus defectos, que seguro que los tienes como el resto de nosotras, y pon el foco en lo positivo que hay en ti.


Aceptar tu cuerpo no implica que no lo cuides, así que come de forma saludable y haz ejercicio, no para estar delgada y tonificada el día de la boda, sino para estar sana y con energía todos los días.


Y si de verdad piensas que debes cambiar algo, hazlo con decisión, pero sólo cuando sea algo de lo que estás convencida en tu interior, nunca de aquello a lo que te ves obligada por presiones de personas de tu entorno o de la sociedad en general. 

 
Novia delante de una ventana


Conócete a ti misma


Aprende a conocer y aceptar tu cuerpo. Ese es el principio de que la búsqueda de tu vestido de novia no se convierta en una tortura para tu autoestima. Reconoce tus puntos débiles y tus puntos fuertes y pide que te saquen vestidos que sirvan para poner en segundo plano a los primeros y que resalten los segundos. Si tienes unos brazos gruesos y mostrarlos te hace sentir incómoda, puedes hacer tres cosas. Puedes aceptarlos y disfrutarlos tal cual, y que no mire quien no quiera verlos, algo que necesita reforzar la autoestima de forma muy sólida. Puedes esconderlos sin más. Y también puedes cubrirlos con unas bonitas mangas transparentes y centrar la atención en el escote, si estás orgullosa de él.


Maniquí decorativo en un probador


Hora de tomar decisiones


Si quieres aprovechar a perder unos kilos antes de la boda, hazlo de forma progresiva, segura y controlada. De hecho, lo ideal es que afrontes esa pérdida de peso no con una dieta rápida y puntual, sino con la ayuda de un dietista profesional que te enseñe a comer adecuadamente para el resto de tu vida. Una dieta exprés puede hacerte perder peso, pero pondrás en riesgo tu salud y con toda seguridad volverás a recuperarlo. Unas pautas para alimentarte bien te servirán para sentirte bien y con más energía, para reducir el colesterol o la hipertensión, para reforzar el sistema inmunitario... y, sí, también para adelgazar.


En caso de que necesites perder peso, es mejor que lo hagas antes de comenzar la búsqueda del vestido, en lugar de hacerlo al mismo tiempo. Si te ves bien cuando entres por primera vez en el probador para elegir tu vestido de novia, te evitarás mucha inseguridad. Lo que no es recomendable es que necesites perder 10 kg. y vayas a probarte vestidos el mismo día que comienzas la dieta. Y ya no es sólo por tu autoestima, también lo es por los infinitos retoques que necesitará la prenda hasta el día de la boda. En muchos casos, un diseño puede cambiar totalmente si hay que reducir varias tallas, incluso puede llegar a desvirtuarse totalmente.


Si piensas que te hace falta algún tratamiento o retoque estético, consulta con profesionales que te informen de los beneficios, de los riesgos y de las consecuencias. Analiza si realmente te hace falta y si te compensará el esfuerzo (físico, en tiempo y en dinero) y los peligros a los que te puedes someter.


En la tienda


Si asesora o la dependienta que tenga un primer contacto contigo te hace sentir incómoda con su actitud y sus comentarios, sal por la puerta y no mires atrás. Hay muchas profesionales del sector nupcial que trabajan de forma impecable, con la voluntad de conseguir que la novia se sienta bien atendida y que salgas por la puerta con el vestido de tus sueños. Pero hay otras que no. Si pides un tipo de vestido en concreto, te miran como si fueses una piltrafa y te dicen que ese estilo no encaja con la edad que tienes, vete. Si le dices que tienes una talla en concreto (muy pequeña o muy grande) y te espetan que no trabajan ese tallaje, contemplándote como si fueses un bicho raro, vete de la tienda sin pestañear. Si preguntas por un modelo de alta costura, te miran por encima del hombro arrugando la nariz y te plantan un "ese vestido no se lo puede permitir usted", márchate sin mirar atrás... no sin antes poner una reclamación.


Vestidos de novia en un perchero


Antes de llegar entrar en el probador


Durante las horas previas a la boda evita las comidas y bebidas que te puedan hinchar, porque verte con las piernas inflamadas o con la barriguita inflada te harán sentir incómoda con tu cuerpo.


Algo sumamente importante es llevar la ropa interior adecuada, porque unas prendas mal elegidas pueden conseguir que hasta la mujer más escultural esté poco favorecida. Imagina que hasta las modelos de pasarela más reconocidas, llevan prendas moldeadoras con los vestidos más ceñidos. No porque tengan nada que esconder o disimular sin ropa, sino porque todas las prendas quedan mejor si se potencia la caída de un tejido o no aparecen marcas o defectos. Este consejo es aplicable también al día a día. Elige la lencería que mejor se adapte a tu fisionomía y al tipo de ropa que vas a lucir encima.


Si te vas a poner prendas moldeadoras, hazlo desde que salgas de casa, en lugar de intentar calzártelas dentro del probador. El hecho de pelearte con una braguita alta o con un corpiño en un lugar tan pequeño, te hará sentir incómoda y torpe desde antes de comenzar las pruebas, por no hablar de que acabarás sudando profusamente.


Ve maquillada y bien peinada a la prueba del vestido. Parece un asunto menor, pero el hecho de verte con buena cara y buen aspecto, te hará sentir mejor y más optimista.


La compañía


No lleves a la prueba de vestuario a nadie que sepas que va a minar tu autoestima, incluso aunque quieras mucho a esas personas. Todas tenemos en nuestro círculo más cercano a alguien que te importa y que se empeña en ser sincero y que pretende comunicarte su verdad sin clemencia... y sin que le pidas opinión. Este tipo de personas son totalmente tóxicas para tu autoestima, así que no consientas que te arruinen el momento de probarte vestidos para tu boda. Por el contrario, pide que te acompañen personas con un criterio en el que confíes y que sepan darte su opinión de forma sincera, pero delicada, y únicamente cuando se la pidas; de esas que practican la opinión constructiva (y amorosa) y no la crítica destructiva (aunque esté disfrazada de buenas intenciones).


Vestido de novia colgado de una percha


En el probador


No te compares con nadie, ni siquiera contigo misma. Es muy frecuente que las novias se miren en el espejo y se comparen con su yo de hace unos cuantos años y kilos menos. Es un error, tu yo es el de ahora mismo, y eres perfecta, no lo olvides.


No te agobies con las tallas. Cualquiera de nosotras tiene en el armario prendas con varias tallas, y todas le sirven. Así que si normalmente tienes una talla 40, no te deprimas porque la dependienta te saca un vestido con la talla 44. Además, el tallaje de la ropa nupcial es diferente al de la ropa de calle.


Utiliza los espejos para ver cómo te sienta el vestido por detrás. Esto es importante, porque puede que cuando lo compres y llegue la primera prueba te sientas frustrada al verte desde todos los ángulos.


Si te es posible, sal del probador y mírate en los espejos exteriores, mejor todavía si es con luz natural. La luz de los probadores no suele ser la más favorecedora, ni el tamaño de las cabinas es el adecuado para comprobar cómo te queda realmente el vestido. Hay muchas novias que no lo hacen por pudor, pero lo cierto es que ayuda mucho. 


Novia mirando la falda de su vestido


Hazte fotos con el vestido desde distintos ángulos, para poder valorar cómo te queda más tarde, fuera del probador y de la presión de la asesora y de tus acompañantes.


Sé fiel a tu estilo. Disfrazarte puede hacerte sentir incómoda con tu imagen.


La ropa muy holgada o muy ajustada te harán parecer más grande, incluso aunque estés delgada. Lo ideal es que el vestido sea de tu talla.


Seguro que con alguno (o con muchos) de los vestidos que te pruebes no te verás bien, así que no dejes que eso te frustre. Ten en cuenta que el problema no eres tú, sino el vestido que no es el apropiado. Si ese día no encuentras nada que te siente bien, no te agobies y pide cita en otro establecimiento.


Y para el final te un consejo infalible: recuerda que la ropa no es la que te hace guapa a ti, sino la contrario.




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La primera vez que apareció el post Atención Novia: Consejos para Conservar la Autoestima en el Probador fue en el blog de ¿Quién Dijo Boda?


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