Solemos asociar las bodas con el amor, con el compromiso, con la fiesta o con compartir un día feliz con la familia y los amigos. Pero se nos suele olvidar algo importante: el dinero.
Y es que una celebración de este tipo cuesta dinero, normalmente mucho. Tanto que si se toman malas decisiones, la boda puede poner en peligro la estabilidad económica de la pareja, tanto a corto como a medio plazo.
Para que no os ocurra a vosotros a continuación comparto con vosotros algunos errores que se suelen cometer a la hora de organizar la boda y que pueden suponer un riesgo para vuestra economía.
♥ Pensar en aparentar, en el postureo, antes que en lo realmente importante. Cuando lo único que se busca es dejar con la boca abierta a los demás, en ser envidiados o en conseguir viralizar la boda en redes sociales es muy fácil gastar (mucho) más de la cuenta para lograrlo. Y lo fundamental a la hora de celebrar el matrimonio es el amor que os tengáis, el compromiso que adquiráis como pareja y compartir el momento con las personas verdaderamente importantes para vosotros.
♥ No hablar de vuestra situación económica antes de comenzar a organizar la boda y de cómo queréis enfocarla económicamente. Es fundamental que ambos estéis de acuerdo en cuánto y en qué vais a gastar vuestro dinero, porque al fin y al cabo os afecta a ambos.
♥ No establecer un presupuesto realista y más bien conservador. Debéis analizar cuál es vuestra situación económica presente y futura, para decidir cuánto os podéis gastar sin que os suponga un quebranto del que os puede costar recuperaros.
♥ No respetar el presupuesto que os hayáis propuesto. Y es que no sólo hace falta definir lo que vais a gastar, sino seguirlo al pie de la letra, sin desviaros pase lo que pase.
♥ Dar por hecho que vuestros padres van a hacerse cargo de muchos de los gastos de la boda y que su aportación no tendrá límite en cuanto a cantidad. Es de suma importancia que lo habléis con ellos de forma directa y honesta, pero también lo es tener en cuenta su situación financiera y respetar su decisión, sea la que sea.
♥ Pensar que vais a financiar la boda con el dinero que os vayan a regalar los invitados con motivo de la boda, porque eso no va a ocurrir. Habrá asistentes que cubran con creces su cubierto, mientras que otros contribuirán con cantidades menores o que os harán un regalo que no consista en dinero. Además, debéis tener presente que los gastos van mucho más allá del cubierto. Las invitaciones, el vestuario, los complementos, el ramo y el prendido, la decoración, los detalles que se entregan como recuerdo y otros gastos son casi tan importantes como los del banquete en sí y también hay que hacerles frente. Aunque es cierto que el número de invitados tiende a disminuir notablemente en las bodas actuales, lo cierto es que el gasto final es prácticamente el mismo que hace unos años por el incremento de los precios y por la complejidad y especialización que requieren la mayoría de parejas.
♥ Utilizar todos los ahorros o el fondo que tengáis para emergencias para la celebración y el viaje de novios. Aunque os haga mucha ilusión tener una boda de cuento de hadas, quedaron sin un colchón financiero para hacer frente a necesidades cruciales o a imprevistos es un tremendo error. La celebración os supondrá un día de felicidad, pero la tranquilidad económica a medio plazo no tiene precio.
♥ Pedir un crédito, sobre todo si es uno de los que son destinados al consumo, para hacer frente a los gastos de la organización. Los motivos para no hacerlo son los mismos que para no recurrir a todos los ahorros.
♥ No valorar la posibilidad de posponer la boda o que sea lo más íntima y sencilla posible si vuestra situación financiera no es la adecuada. Aunque os desilusione, retrasar la boda hasta que vuestra economía pueda resistir lo que supone este tipo de eventos os evitará muchos quebraderos de cabeza.
♥ No llevar el control de los gastos de manera exhaustiva. Es vital que llevéis un apunte de todos los pagos que vayáis haciendo a lo largo de la organización, hasta el más pequeño. También es conveniente apuntar la fecha y la cantidad de los plazos que tengáis que ir pagando a los proveedores, para comprobar que los realizáis en fecha y que tenéis fondos disponibles para hacerles frente.
♥ No abrir una cuenta bancaria destinada únicamente a los pagos de la organización de la boda, así como contratar una o dos tarjetas de débito (mejor que de crédito) asociadas a dicha cuenta. Unificar en una cuenta todo lo que conlleva la celebración os permitirá llevar un control absoluto de gastos e ingresos, desde los pagos a los proveedores a las compras, pasando por las cantidades que os transfieran los invitados como regalo.
♥ No tener en cuenta los gastos que suelen pasar desapercibidos a la hora de organizar la boda. Como las tasas a pagar en caso de que se trate de una ceremonia civil (no siempre lo requieren) o la cantidad que piden en muchas parroquias para la ceremonia religiosa, las invitaciones o el resto de papelería, el maquillaje y el peinado (y sus pruebas), la manicura, los posibles arreglos del vestuario de ambos, las alianzas, las dietas o desplazamientos de los proveedores, las propinas... Estos detalles pueden llegar a sumar miles de euros, por lo que no se pueden despreciar.
♥ No incorporar al presupuesto los gastos postboda: la sesión de fotos, el álbum de fotos, las tarjetas de agradecimiento, las invitaciones o actividades postboda con los invitados o con aquellos que no han podido asistir, la tintorería y conservación del vestido...
♥ No planificar todo meticulosamente y no hacerlo con tiempo suficiente. Planear y programar cada detalle relacionado os permitirá haceros con el control de la boda, incluidos los gastos.
♥ No elaborar una lista de invitados razonable y realista. Lo primero que deberíais tener en cuenta es el presupuesto, luego el tipo de boda y después el número de asistentes. Os pongo un ejemplo: una pareja con un presupuesto de 18.000 euros, que desean una celebración íntima, pero exclusiva. En este caso, tendrían que hacer un cálculo de lo que quieren gastar en cada invitado, así como en el resto de partidas generales, y de ese modo sabrán a cuántos invitar para cumplir tanto con el presupuesto como con sus expectativas. Y si quisieran una lista más numerosa, lo único que tendrían que hacer es recortar en exclusividad o buscar opciones más económicas.
♥ No evitar en la medida de lo posible los servicios y artículos que tengan la etiqueta "para bodas". El hecho de que haya algo destinado específicamente para este tipo de eventos suele significar un coste añadido. El mismo servicio para un cumpleaños, una fiesta de empresa o una simple reunión de amigos suele ser algo más barato. Por ejemplo, si se trata de una celebración íntima, en lugar de pedir presupuesto para el espacio y/o el catering para una boda, hablad con el proveedor de una reunión familiar. O si vais a buscar artículos para la decoración, acudid a establecimientos genéricos, en lugar de hacerlo únicamente en aquellos especializados en el sector nupcial. Y lo mismo sucede a la hora de reservar el viaje de novios. Eso sí, los profesionales especializados en boda suelen tener mucha experiencia y recursos, lo que justifica un coste superior, así que es a vosotros a los que os toca decidir.
♥ No negociar con los proveedores. Evidentemente habrá algunos servicios o artículos con los que no podréis negociar, porque tienen un precio tasado, pero habrá otros con los que sí. Podéis pedir descuentos, rebajas y otros extras que puedan abaratar los costes. Aunque también os recomiendo que seáis razonables, ecuánimes y respetuosos a la hora de intentar llegar a un acuerdo.
♥ No pedir presupuesto a varios proveedores para elegir el que más os convenga, teniendo en cuenta precios y condiciones.
♥ No leer detenidamente las propuestas de los proveedores, analizando la descripción de los servicios o de los artículos que vais a adquirir, el precio unitario y el total, lo que está incluido y lo que no, los plazos de ejecución o de entrega, la forma de pago, las penalizaciones...
♥ No solicitar un presupuesto claro y completo a todos los proveedores con los que vayáis a trabajar. Si no lo hacéis os podéis encontrar con gastos añadidos o con la necesidad de contratar a otro profesional que cubra aquello que no os va a proporcionar el primer proveedor y que dabais por hecho.
♥ Sobrecargar la boda en todos los sentidos: número de invitados, días de celebración, actividades, decoración, animación, detalles... Es mejor tener una celebración más íntima y sencilla, que una excesivamente compleja que ponga en peligro vuestra economía.
♥ Pensar que la única opción es la compra, sin tener presente el alquiler. Aunque hay algunos artículos que es más rentable comprar, conviene que valoréis la posibilidad de alquilar otros.
♥ Comprar demasiadas cosas o hacerlo mal. Para evitarlo no tenéis más que planificar lo que vais a necesitar realmente, comparar la oferta de diferentes proveedores, decidir qué debéis adquirir, hacer una lista de todo ello y seguirla al pie de la letra.
♥ Dejar las compras, sobre todo las más costosas e importantes para el último momento. Si se acerca la fecha del evento y hay artículos que no habéis adquirido todavía, es muy probable que lo hagáis de forma precipitada, sin llevaros lo que realmente necesitáis, con una calidad inferior y con un precio mayor.
♥ Pensar que todo lo que sea DiY no tiene coste. Hay proyectos hechos a mano que pueden resultar mucho más caros que los comprados. Valorad cuánto os supondrá llevar a cabo ese DiY en dinero, tiempo y esfuerzo y si os compensa.
Ya sé que poner en práctica estos consejos no es fácil, porque las presiones externas son muchas y de que pesa la ilusión de tener una boda de ensueño, pero es imprescindible llegar a un punto medio en el que tengáis una celebración inolvidable y no pongáis en riesgo vuestra economía.
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La primera vez que apareció el post Errores que Ponen en Riesgo Vuestra Economía al Organizar la Boda fue en el blog de ¿Quién Dijo Boda?
Errores que ponen en riesgo vuestra economía al organizar la boda by ¿Quién dijo boda? - Arancha Moreno is licensed under CC BY-NC-ND 4.0
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