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22 febrero, 2017

Cosas que Odian las Novias de Sus Invitados

La boda, desde la petición de matrimonio hasta su celebración, es un proceso realmente apasionante. Ninguna novia olvida el día su boda ni lo que supuso organizarla, te lo garantizo. La prueba del vestido, la elección del ramo, la redacción de los votos, el momento de verse en el espejo lista para salir hacia la ceremonia, la cara del novio al verla por primera vez... todo eso permanecerá en su memoria para siempre. Pero hay cosas que querrán olvidar, porque sí, hay cosas que las novias odian.


Hay invitados que pueden pensar que estas cosas que molestan a las novias son simples caprichos de niña malcriada, pero lo cierto es que el trabajo, el tiempo y el estrés que conlleva organizar una boda, justifican que ellas esperen un mínimo de consideración con sus expectativas. Y, al fin y al cabo, son los novios los que invitan y los asistentes los que aceptan esa invitación.  


A continuación te detallo algunas de esas cosas que detestan...

 
Cosas que odian las novias de sus invitados
  

Las críticas


Las novias aborrecen las críticas en general. Sobre el vestido, el tocado, el ramo, los zapatos, el lugar de celebración, el menú, la música, la barra libre, los detalles para los invitados... Y es que si se trata de una boda, las críticas no son nunca bienvenidas, ni siquiera por parte de las personas más cercanas. La organización de una boda supone trabajo, cariño, tiempo y dinero; así que si se critica cualquier detalle, la novia lo considerará una afrenta personal hacia toda esa dedicación. Incluso si la novia pide opinión, es importante dársela con la mayor delicadeza posible.

 
Hablando de críticas concretas, probablemente las que afectan al look de la novia son las peores. Comentarios desagradables durante la prueba del vestido, críticas al físico de la novia, opiniones malintencionadas sobre el maquillaje o el peinado... todos estos comentarios negativos tienen como diana la autoestima de la novia y se deben evitar siempre. Y aunque se quieran vestir de críticas constructivas, lo cierto es que son simple y llanamente ataques personales. Una cosa es que la novia le pregunte en la prueba a sus acompañantes cómo le queda un determinado vestido y le digan que quizás otra hechura le sacaría más partido a su figura, a que el comentario sea que el vuelo de la falda le hace parecer un buque mercante. 

 
Otra de las apreciaciones negativas que las novias odian es acerca del menú. Es el equivalente a que te inviten a comer en casa de alguien y le digas a la anfitriona que la comida estaba malísima. Por no hablar de que la comida y la bebida es una de las partidas más cuantiosas del presupuesto, y a nadie le gusta que le digan que ha tirado el dinero
 

Los comentarios desafortunados


A las novias también les desagradan mucho los comentarios impertinentes sobre la mesa que han asignado a los invitados o los compañeros de mesa que han elegido para ellos. Elaborar la distribución de los asistentes en el lugar de la recepción es una tarea complicada y tediosa para los novios, que procuran siempre encontrar la solución mejor para todos. Mi experiencia me ha llevado a presenciar incluso que algunos invitados hayan decidido que no les gustaba la disposición de las mesas y han obligado a los camareros a montar otra mesa con compañeros a su gusto. 


Mesa boda

 
También conviene evitar las comparaciones con otras bodas, especialmente si los novios salen perdiendo.


Otro tema que puede enfadar a la novia es el pasado. Relaciones anteriores, discusiones de la pareja, meteduras de pata pasadas, manías infantiles... no es necesario sacarlos a relucir el día de la boda... ni en ningún otro, si a eso vamos. 


Las bromas pesadas tampoco son bienvenidas en la boda. Una cosa es el humor y otra muy distinta el mal gusto. 

 
Discusiones y reproches

 
Las novias aborrecen las típicas discusiones derivadas de la propia boda: padres separados que utilizan la boda para dañar al cónyuge anterior, intentos de imponer invitados, familiares que aprovechan la ocasión para pelearse antes o durante la boda con cualquier excusa, suegras que quieren imponer su criterio y se enfurruñan cuando no consiguen lo que quieren... Las personas que participan de la boda deben pensar que los verdaderos protagonistas de la boda son los novios, dejando de lado su ego y sus preferencias. 

 
Otras de las discusiones que más molestan a las novias son las que tienen con los proveedores de la boda. Los motivos, muchos: que no escuchen sus peticiones, que les digan que ellos saben lo que es mejor para ellas, que les impongan normas arbitrarias, que traten su boda como una más, que no cumplan lo prometido o que se descuelguen con imprevistos de última hora. 


Imposiciones y consejos varios


Las novias detestan las imposiciones de todo tipo. Cuando eran los padres de los novios los que pagaban la boda, no había más remedio que aceptar todo tipo de exigencias, pero ahora las parejas suelen ser autónomas y no tienen por qué aceptar obligaciones en un momento tan especial. Eso no significa que no puedan ceder en ciertas cosas como muestra de cariño o de buena voluntad, por supuesto. 


Otro tema delicado son las tradiciones. Hay novias que no quieren seguir ninguna y otras quieren respetarlas todas, y ambas elecciones son perfectas. Nadie tiene que augurarle mil desgracias a la novia si no cumple las tradiciones ni tampoco tiene que tacharla de antigua si lo hace.  


Tradición de no verse antes de la ceremonia


También son de lo más inapropiado los consejos no solicitados. A partir del momento en el que una novia anuncia que se va a casar, le ocurre lo mismo que a las embarazadas: todo el mundo tiene un consejo (o varios), una opinión o algún caso truculento que contar.

 
Faltas básicas de educación

 
El que no se responda si se incluye el S.R.C. (se ruega contestación/se ruega confirmación) o R.S.V.P. (répondez si'l vous plaît) en la invitación. La novia espera saber con cuántos invitados contará al final, al menos de forma aproximada. La mayor parte de proveedores de gastronomía da un plazo para indicar el número definitivo de asistentes; si se excede este plazo, cobrará todos los cubiertos reservados, aunque no acudan los asistentes previstos. 

 
Y por el contrario, si hay quiénes se presentan sin estar invitados o lo hacen con compañía inesperada, también puede suponer un problema para la novia. Tendrá que pedir que se añadan cubiertos nuevos en el último momento, con las molestias que conlleva: gastos que no estaban previstos, cambio en la organización del salón, necesidades  inesperadas para el proveedor de restauración que no siempre está preparado para asumir, etc. 


También odian que no se respeten los deseos expresados en las invitaciones, desde el protocolo en el vestuarios hasta el que se presenten con niños cuando se ha indicado que prefieren que sea una boda solo para adultos. No es cuestión de estar de acuerdo con esos deseos, sino de respetarlos en caso de asistir a la boda. Y si por lo que sea no se pueden cumplir estos requisitos, lo mejor es consultarlo previamente con los novios, al fin y al cabo hablando se entiende la gente.  

 
Odiados son también los invitados que no se preocupan de leer ni las invitaciones ni la información de la web y pregunta una y mil veces dónde y cuándo es la boda. Algunos incluso llegan a llamar a la novia pocos minutos antes de la ceremonia para preguntar dónde está el parking más cercano, doy fe de ello.

 
Otro asunto que molesta a las novias es que los invitados no estén dentro del lugar en el que se va a celebrar la ceremonia cuando ella llega. Lo correcto es esperarla en el interior para que se cree ese momento mágico en el que la novia y el padrino caminan por el pasillo nupcial al son de la música, con todos mirándoles. Si los invitados están fuera, la novia y el padrino entrarán con el recinto vacío, mientras que se organiza un tremendo revuelo al entrar todos detrás de ella, comentando y haciendo ruido al sentarse. 


Qué decir del espinoso tema de las felicitaciones. Si todos los invitados se lanzan sobre los novios según se han dado el "sí, quiero", impedirán a los más cercanos que les den la enhorabuena, les impedirán firmar la actas y hacerse algunas fotos. Lo correcto es esperar al momento apropiado, bien a la salida de la ceremonia o durante el cóctel o la recepción.  

 
Y todo lo contrario, las novias también se enfadan (y mucho) con los invitados que no saludan y no felicitan en ningún momento.

 
El vestuario de los invitados también puede ser un dolor de cabeza para la novia. Invitadas vestidas de blanco, con escotes vertiginosos, con minifaldas con categoría de cinturones anchos, con outfits que tienen como única finalidad opacar a la novia o con desaliño de tamaño XXL. Invitados con looks demasiado casual, o todo lo contrario, con chaqué o esmoquin cuando no lo llevan ni el novio ni el padrino.


Otro detalle que está en el top ten de los más odiados entre las novias es que sólo vayas a la recepción o que llegues tarde a la ceremonia. Si lo haces, no lo dudes, la novia se va a enterar, así que discúlpate lo antes posible. 
 

Llevar el regalo para los novios en mano a la recepción. Es totalmente inadecuado, porque ese día la pareja no debe preocuparse de guardar y llevarse un paquete aparatoso, o tener que entregárselo a un amigo o familiar que lo custodie. Resulta realmente desconcertante ver a parejas elegantemente vestidas para la boda con la típica bolsa de plástico conteniendo un paquete de regalo de la mano, arrastrándolo desde la ceremonia hasta la recepción hasta que consiguen soltárselo a los novios. En otros países es habitual tener una mesa para exponer los regalos en la boda, y en ese caso es de lo más adecuado, pero aquí no lo es. 


Regalos boda


Si se entrega dinero como regalo el mismo día de la boda, la novia se enfadará mucho si se hace sin un sobre y sin una tarjeta siquiera para identificar a quien regala. Esos sobres anónimos son una molestia para los novios, porque no sabrán a quién deben agradecer cada obsequio cuando termine la boda. 

 
También les suele molestar mucho que los invitados se pasen con el alcohol, que se utilice la boda para ligar desaforadamente o que insistan en que suene música que los novios han vetado.


Y más...


Las novias detestan que haya invitados que se exceden con sus requisitos alimentarios. Una cosa es informar de que se tiene alguna necesidad especial y otra muy diferente ser demasiado puntilloso con la comida y su composición. La novia le comunicará a la persona encargada de la restauración si hay invitados celíacos, vegetarianos o con restricciones de consumo de sal. Esa persona lo comunicará a la cocina y se encargará de que los camareros sirvan los platos especiales a los invitados que lo necesiten. En caso de duda, deben ser los propios invitados ese día los que consulten con el maître si tienen alguna duda sobre la composición, jamás deben molestar a la novia con estos detalles.  


Hablando de molestar con detalles, es importante no acudir a la novia con problemas, ni grandes ni pequeños, ese día. En caso de que haya una wedding planner, se encargará ella. Y si no se ha contratado una, será el coordinador del espacio en el que se celebre la boda o una persona de confianza de los novios.

 
¿Se te ocurre alguna cosa más que puedan odiar las novias? ¿Qué detestarías tú que sucediese en tu boda?





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La primera vez que apareció el post Cosas que Odian las Novias de Sus Invitados fue en el blog de ¿Quién Dijo Boda?


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16 noviembre, 2016

Consejos para Conservar la Calma Durante la Boda

Organizar una boda es algo potencialmente estresante, de eso no hay duda. Infinidad de detalles de los que ocuparse, decisiones complicadas, gastos inesperados, imposiciones de otras personas ajenas a la pareja... todo parece conspirar para robarnos la calma y el sueño. Aunque es eso potencialmente estresante, porque organizar una boda no tiene que ser obligatoriamente sinónimo de tensión; te digan lo que te digan. 

 
Para que puedas conservar la tranquilidad a lo largo del proceso de organización de la boda, incluso durante la celebración, a continuación quiero darte unos consejos que te ayudarán a lograrlo. 


Consejos para conservar la calma durante la boda

 
Planificación


Lo principal que debes tener en cuenta para mantener la calma durante todo el proceso es bien sencillo: no puedes controlarlo todo. Habrá circunstancias que están fuera de tu control y que, precisamente por eso, no deberían quitarte el sueño. 

 
Y para que haya el menor número de cosas que no puedes manejar en tu boda, nada mejor como contar con un plan B para cualquier imprevisto que pueda suceder. Incluso un plan C... Esto implica que tienes que ponerte en el peor de los casos y buscar una posible solución. 


Planifica tu boda hasta el más mínimo detalle. Aunque no puedas controlar todo lo que ocurrirá durante el proceso y la propia celebración, el mero hecho de tener bien organizado cada paso cada detalle, te aportará una seguridad que agradecerás. 


Cuenta con ayuda


Aprende a delegar, sí o sí. Necesitas elaborar una lista de personas que se encargarán de realizar las tareas que tú no puedes abarcar, tanto a lo largo de la organización como el mismo día de la boda: ayudarte a encargar las flores, recoger las invitaciones o el vestido, envolver los regalos para los invitados, recibir a los invitados el día de la boda y mostrarles las mesas que les han sido asignadas, abrocharte el vestido, colocarte el vestido en la ceremonia, sujetarte el ramo de novia, comprobar que los músicos llegan a tiempo, etc. Mi consejo es que sean personas con las que tengas una buena relación y que te merezcan toda la confianza. Si vas a encargarles tareas, es importante que confíes en que lo harán bien y de buena gana.


Y, por supuesto, algo que te aportará toda la seguridad y la tranquilidad: contratar a una wedding planner y a una coordinadora del día B. Es la mejor manera de que todo salga bien y que no tengas que preocuparte de nada más que de disfrutar. 


Manejar los tiempos


Prepara una checklist que recoja todos los momentos importantes de la boda, de principio a fin.


A la hora de planificar tu boda no satures tu agenda
No satures tu agenda. Es importante que no acumules citas y citas que te costará cumplir. Planifica los compromisos relacionados con la boda con cabeza, procurando que encajen con el resto de tu vida (trabajo, familia, amigos y otros intereses). Es muy común aceptar citas que les vienen bien a los proveedores nupciales, pero que descolocan nuestra agenda... y nuestros nervios. Intenta que esas visitas y pruebas os encajen a ambos. Y, por supuesto, deja espacios libres en tu calendario para poderlos dedicar a tomar un café con una amiga, a pasear toda una tarde disfrutando del atardecer o a ver una película con tus sobrinos. 

 
La actitud

 
Ten presente que no podrás complacer a todo el mundo, así que no emplees todas tus fuerzas y tus nervios para conseguirlo. Lo primero que debes tener en cuenta es lo que quieres tú y lo que quiere tu pareja, que sois quienes os casáis. Después, si es posible, procura contentar a las personas a las que realmente quieres. Y luego ten en cuenta a todos los demás... 


Practica la asertividad en los puntos más delicados de la boda: lista de invitados, niños sí/niños no, boda religiosa/civil, etc. Si tú y tu pareja no ponéis las cosas claras desde el principio, las discusiones y caras largas están garantizadas. Hay un refrán que ilustra perfectamente como exponer los temas complicados: mejor una vez colorada que ciento amarilla


Novia disfrutando de la calmaPara mantenerte tranquila durante la organización y la celebración de la boda es importante la actitud. Plantéatelo como algo irrepetible y divertido. Si te lo tomas como una obligación que sólo te causa angustia y cansancio, acabarás al borde de un ataque de nervios. 


No te satures con las distintas propuestas e ideas que verás en revistas de bodas, blogs, redes sociales o tiendas. La oferta es tan amplia que tendrás que elegir lo que más encaje con tu estilo y tu presupuesto. Te aconsejo que te hagas una especie de cuaderno o archivo en el que vayas guardando las ideas que realmente te inspiren y que puedas llevar a la práctica en tu boda.  


Los proveedores


Elige con cuidado a los proveedores. Contrasta su calidad con opiniones de otras parejas o que aparezcan en Internet. Procura que las personas con las que vayas a tener contacto directo, tengan un buen trato y sean comprensivas y flexibles. Y, por supuesto, exige que te faciliten un presupuesto detallado y un contrato de prestación de servicios.  


No agobies a tus proveedores, salvo que sea estrictamente necesario. Si los has elegido bien, no tendrás que preocuparte de que cumplan puntualmente con sus compromisos. Si estás revoloteando entre los decoradores y floristas mientras están decorando los espacios, no sólo perderás un tiempo precioso para ti el día de la boda, además se lo harás perder a ellos. Y puede ser que no terminen a tiempo o que no den el 100% precisamente porque tú no les has dejado trabajar... 


Planifica con el fotógrafo la sesión fotográfica de la boda, para que la duración no sea excesiva. Los invitados estarán esperando y que os retraséis vosotros implica que se retrasará todo lo demás: servicio de la comida, animación, baile...


Hablando de fotos, para facilitarle las cosas al fotógrafo, te recomiendo que le encargues a una o varias personas de confianza que localicen a las personas que integrarán las distintas fotos de grupo. Si tienes unas listas con los distintos nombres, será más fácil localizarles y tomar las instantáneas de forma más rápida y fluida.


Contrata un seguro de bodas. No evitará los imprevistos, pero sí que os resarcirá económicamente si ocurren. No son excesivamente caros y os darán mucha tranquilidad. 


Trucos infalibles


Si a ti o a tu pareja os provoca sudores y nauseas eso de pronunciar los votos en público, no os compliquéis la vida. Escribid los votos en una tarjeta y entregáoslos durante la ceremonia, o incluso antes de celebrarla. 


Prepara un kit de emergencia para el día de la boda. Te sacará de más de un apuro. Incluso si no llegas a necesitarlo, el mero hecho de tenerlo a mano te dará mucha tranquilidad. 

 
Novia serena
Si te vas a poner a dieta, hazlo con tiempo suficiente y con objetivos realistas. Si pasas hambre y no ingieres los nutrientes necesarios, estarás todo el tiempo nerviosa y de mal humor, además de no tener fuerzas para encarar lo que conlleva la organización de una boda. Y, por otra parte, si no consigues perder todo lo que te habías propuesto, te sentirás frustrada y nerviosa.


Haz ejercicio de forma regular, te sentirás más fuerte y relajada. Y si lo complementas con yoga o meditación, mucho mejor. También te puedes llevar a clase a tu pareja, así compartiréis algo distinto de la organización de la boda y os cuidaréis.

 
No te compres el vestido de una talla mucho menor que la que tienes actualmente, pensando en que vas a perder varios kilos antes de la boda. Si adelgazas, la modista te podrá ir adaptando el traje según vaya cambiando tu cuerpo. Si no pierdes peso o incluso engordas, el arreglo del vestido será mucho más complicado, lo que te provocará un estrés XXL. 


No renuncies a las pruebas de vestido, peinado y maquillaje. Saber cómo será tu outfit nupcial al completo te aportará mucha seguridad... y evitará desagradables sorpresas de última hora. 

 
Olvídate del móvil el día de la boda. Ese día debes dedicarte a cosas más importantes que atender llamadas, enviar mensajes por WhatsApp o enviar fotos a las compañeras de trabajo. Te quitarán mucho tiempo y contribuirán a ponerte más nerviosa. Si no te quieres perder nada, dale el teléfono a alguien de confianza y que se encargue de responder llamadas o mensajes en tu nombre, y que a ti sólo te mantenga informada de lo más importante. 

 
Y lo más importante: no permitas que nadie te arruine ese día. Si alguien hace un comentario desafortunado, pone una mala cara o tiene ganas de discutir... no le hagas ni caso. Si te tienes que enfadar, déjalo para el día siguiente. 






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04 noviembre, 2015

Motivos de Discusión al Organizar la Boda

Organizar una boda es algo maravilloso, qué os voy a decir yo que me dedico a ello, y me encanta. Es un momento lleno de actividad, de ilusión, de emociones... Y precisamente por todo eso, también es un momento que puede resultar muy estresante.

 
Y ese estrés, junto con la enorme cantidad de decisiones que hay que tomar a lo largo de la organización, puede ser motivo de discusiones en la pareja.

 
A continuación os cuento algunos de los motivos más habituales que propician desencuentros a lo largo de la preparación de la boda:

 
Motivos de discusión al organizar la boda


Presupuesto


Uno de los puntos de la organización que suele generar más problemas es el de la inversión que se va a realizar en la boda, viaje de novios incluido. 

 
Para evitar discusiones en este sentido sería conveniente que, antes de comenzar a organizar nada, decidierais cuánto os vais a gastar. Y esa decisión debería ser tomada por ambos, incluso si los ingresos provienen sólo de uno de vosotros. Al fin y al cabo, la aventura de la boda y sus consecuencias económicas os conciernen a los dos


Paraguas con dineroEs importante que a la hora de planificar ese gasto, lo hagáis de una forma realista, teniendo en cuenta la cantidad de dinero a la que podéis acceder vosotros mismos. Ya sea procedente de vuestros ahorros o de algún tipo de financiación, pero sin contar con los posibles regalos en dinero de los invitados. Esa será la mejor forma de no encontrarse con una sorpresa desagradable a la hora de hacer el recuento de los ingresos en la cuenta bancaria o de los consabidos sobres...

 
Por otra parte, no sólo es importante que decidáis cuánto, también en qué os vais a gastar ese dinero. Valorad entre los dos cuáles son las partidas más importantes para vosotros y poned la mayor parte del dinero en ellas y recortad o eliminad las que os parezcan prescindibles.

 
Os sugiero que todo eso lo vayáis poniendo en papel, porque os quedarán más claras las cosas y, en caso de duda, siempre tendréis un recordatorio a mano. Y eso ayuda bastante a ajustarse al presupuesto.

 
Tipo de ceremonia


¿Religiosa? ¿Civil? ¿Simbólica? En caso de que cada uno tenga una opinión distinta en cuanto a cómo debe ser la ceremonia, la cosa se puede complicar. Las convicciones en este sentido suelen ser fuertes, por lo que os aconsejo que os sentéis tranquilamente (tranquilamente... y solos, sin padres ni hermanos de por medio) y habléis acerca de las razones y lo que supone para cada uno de vosotros una u otra elección. 


A partir de esos argumentos, prescindiendo de las presiones externas y la cabezonería infantil, lo ideal es llegar a una entente cordiale


Os pongo un ejemplo. Ella prefiere una ceremonia civil, porque no es creyente y huye de todo lo que tiene que ver con la religión. Él, un poco por convicción y un mucho por la presión de sus padres, quiere una ceremonia religiosa a toda costa. Menudo lío, ¿verdad? Si ambos se enrocan en sus posiciones, la cosa pinta mal. Quizás la solución a este problema sea que, escuchando al otro (de corazón), cada uno valore para quién supone más sacrificio ceder.


Al fin y al cabo, lo que importa es con quién os vais a casar, no el cómo

 
Lugar de celebración 


Otro punto que puede generar discusión es el lugar. ¿En mi ciudad o en la tuya? ¿En mi parroquia o en la tuya? ¿En una finca o en un hotel rural?


Para llegar a este tipo de elección, lo más importante no debería ser lo que quiere uno o quiere el otro, sino lo que es más adecuado para el presupuesto, el tipo de boda y el número de invitados que tenéis previstos. 


Ceremonia al aire librePor mucho que a alguno guste una boda en la playa, si la mayoría de vuestros invitados no se pueden desplazar, deberíais eliminarlo de la lista de posibles lugares. O, por mucha ilusión que os haga a uno de vosotros el que la ceremonia se celebre en la catedral de vuestra ciudad, si vais a ser 20 invitados, quizás lo mejor sería buscar una iglesia más íntima y acogedora.


Y en caso de que las elecciones de ambos sean apropiadas, si la otra persona ha cedido ya en alguna parte de la organización...  ¿por qué cedes tú en ésta? Y viceversa, claro


Invitados


Este es un motivo de polémica, porque entran en juego muchos factores: compromisos propios que no son los de la otra persona, compromisos de los padres de ambos, personas non gratas para alguno de los dos.


Antes de elaborar la lista de invitados y poneros a discrepar, consultad el presupuesto, porque eso marcará la cantidad de personas a las que podéis invitar. Eso facilita algo las cosas.


Después os sugiero que hagáis dos listas, una para cada uno, con los invitados clasificados según la importancia que tienen esos invitados para vosotros. La idea es que estén lo más igualadas posible en cuanto a número de candidatos. Luego sólo tendréis que ir tachando un invitado cada uno, hasta que lleguéis al número total que hayáis decidido de antemano.

 
Padrinos


Si os vais a regir por la tradición, no tendréis ningún problema, puesto que está claro: padre o familiar varón más cercano a la novia = padrino y madre o familiar femenino más cercano al novio = madrina. 


El problema puede surgir si vais a elegir otro tipo de fórmulas. En este caso os aconsejo que sigáis el mismo criterio que con la ceremonia.

 
Suegros


En este caso las dificultades surgen cuando el suegro o la suegra (o ambos) quieren tomarse más atribuciones que las que quiere la pareja. 


Novios felices
No dejéis que nadie ni nada se interponga entre vosotros
En este caso lo ideal es marcar los límites desde el minuto uno, primero entre vosotros y luego comunicándoselas de forma delicada a los interesados. 

 
Si no pactáis este asunto antes, lo más probable es que cuando alguno de los suegros se exceda en sus funciones, el hijo (o hija) defienda a su padre o su madre... y la confrontación ya está servida. 

 
Y, como siempre recomiendo, si recortáis las funciones de padres o suegros en la mayor parte de la boda, dejadles que participen en algún punto de la boda. Puede ser eligiendo algo (algún elemento de la decoración, la música de la ceremonia, los detalles para los invitados...) o participando en la ceremonia o la recepción del algún modo.

 
Hermanos y cuñados 


Sucede igual que en el caso de los suegros, aunque puede haber un problema añadido si va a haber damas de honor o su equivalente masculino


Lo ideal es que cada uno elija a sus acompañantes, independientemente del parentesco. Es decir, si la novia quiere damas de honor, no debería verse forzada a admitir a una cuñada insoportable, sólo porque es la hermana de su futuro esposo. Y viceversa. Esto, por supuesto, no supone un problema si hay buenas relaciones familiares entre todas las partes. 

 
Reparto de tareas


La disputa en este caso puede ser por exceso o por defecto. Si uno de los componentes de la pareja se desentiende y todo el peso de la organización recae sobre el otro, puede ser fuente de discusiones, sobre todo si el organizador desea ayuda. 


Y, por el contrario, si uno quiere colaborar y tomar decisiones en la planificación y ejecución de la boda y el otro no se lo permite, la discusión está servida.


Mi consejo es que decidáis de antemano quién hará qué... y por escrito. No es necesario hacer un documento ante notario, no, pero sí escribir una lista en un papel.


El reparto de tareas será más fácil, por supuesto, si contratáis a una Wedding Planner, porque la mayor parte la organización será tarea suya. 

 
Votos


Intercambio de alianzas
La redacción de los votos puede ser motivo de peleas, sobre todo si uno de los dos no quiere hacerlo o se lo está tomando con mucha tranquilidad, y la otra persona se lo toma mal.


Muchas veces detrás de esta negativa suele estar el miedo escénico a la hora de pronunciarlos en público, el pudor por tener que expresar sentimientos delante de mucha gente o, simplemente, la incapacidad para escribir un texto.


Habladlo, y si alguno no quiere votos, es mejor que no los haya y evitar las disputas. No son imprescindibles.

 
Vestuario

 
Y, por último, el tema del vestuario. Si cada uno de vosotros tiene un estilo distinto, es probable que disintáis a la hora de elegir la ropa y los complementos que luciréis ese día. Hablo del "yo no me pongo chaqué ni loco", el "me voy a poner tacones, sí o sí, aunque te saque la cabeza" o el "quiero llevar las Converse o no me caso"... ¿te suena?

 
Novios felices en una barca
Lo más importante: vosotros dos
En este caso sólo hay una solución: llegar a un punto medio. Rebajando las exigencias de cada uno para acercarse al otro, sin necesidad de renunciar a la propia personalidad. 


Y recordad: en la boda lo más importante es el por qué, no el cómo, el dónde o el cuándo, así que no merece la pena discutir por ello. 





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