29 mayo, 2019

Consejos para Elegir con Acierto el Vino para la Boda

La mayoría de las parejas que van a casarse se preocupan de que el menú de su boda sea excelente. Buscan ingredientes de calidad, preparaciones deliciosas, originalidad en las presentaciones, una cantidad suficiente para que los invitados queden satisfechos...


¿Pero qué ocurre con el vino? Lo habitual es que no se le preste demasiada atención y que se acepte sin rechistar cualquier propuesta que haga el comercial de la finca, del hotel o de la empresa de catering. En muchos casos, los proveedores de gastronomía cuentan con sumilleres (de vocación, de formación y de profesión) que se ocupan de elegir vinos que casan perfectamente con el menú concreto que habéis elegido, lo que será un acierto seguro. Pero en otras ocasiones proponen los vinos sin tener un conocimiento sólido sobre el tema o incluso los que tienen en la bodega en ese momento o con los que obtienen mayor beneficio, con independencia de que mariden con los platos que se van a servir o no.


Y equivocarse con el vino es algo significativo, porque puede desmerecer la comida que acompañe. Imagina una bonita y saludable melena, pero que si se peina mal y se le ponen los accesorios equivocados, parecerá fea y descuidada. Pues el menú sería la melena, la base, mientras que el caldo sería el peinado y los complementos. El vino está ahí para disfrutar de su sabor, de su color y su aroma, por supuesto, pero también para equilibrar y hacer brillar los sabores de la comida.


Para ayudaros a elegir con acierto el vino para vuestra boda, aquí tenéis información básica y algunos consejos que os pueden servir de guía si no tenéis muchos conocimientos sobre el tema. 


Consejos para elegir con acierto el vino para la boda


Qué tener en cuenta


El presupuesto. A la hora de escoger el vino es importante que tengáis claro el presupuesto que queréis destinar a esa partida. Normalmente su precio se incluye dentro del menú, puesto que son los que os ofrecerán por defecto. Si queréis otros caldos o los vais a comprar vosotros, debéis valorar si precio que encaja con vuestro presupuesto. En algunos casos, aunque no os cobren el vino si lo vais a comprar vosotros, os pueden exigir una cantidad por descorche y por servicio. En cualquier caso, hay vinos excelentes a un precio razonable, así que no debería ser una partida que haga un roto en vuestro bolsillo.


Vuestras preferencias. Elegir lo que más os guste debe ser una constante en toda la organización de la boda, también en el caso del vino. Aunque hay una serie de recomendaciones básicas en cuanto a qué caldos conviene servir con cada plato, a qué D.O. (Denominación de Origen) es más apropiada y al orden en que deben ofrecerse, vosotros sois los que debéis escoger los vinos que queréis que se sirvan en la boda.


Su significado. Si tenéis algún caldo que tenga algún significado especial para vosotros, sería una buena idea servirlo en la recepción o incluso durante el cóctel, siempre que encaje con la comida que vaya a acompañar. Puede ser el que bebisteis en vuestra primera cita, el que acompañó la inauguración de vuestra casa...


La época del año. Al igual que no se sirve el mismo menú en una boda que se celebra en una zona de montaña en febrero que en una que se celebra en el sur en el mes de julio, la elección del vino tiene mucho que ver con la temperatura exterior.


El menú. Es un factor decisivo a la hora de escoger los caldos de la boda, puesto que su misión es acompañar a la comida. 


Novios brindando


En general


Los vinos se suelen servir de menor a mayor contundencia, es decir, primero se servirán los blancos y rosados, finalizando con los tintos. Incluso dentro de los tintos se servirán antes los más jóvenes y por último los más potentes.


Durante el cóctel lo ideal es servir blancos (secos), rosados, generosos y espumosos, aunque tampoco deberíais olvidar algún tinto (joven). Esto es un consejo general, porque es importante que tengáis en cuenta la comida que se vaya a servir para maridar los vinos.


Según el menú, toda la comida se puede acompañar con un cava o un champán; aunque con lo que siempre se acierta es ofreciéndolos con el aperitivo y para brindar por vuestra felicidad.


Copas de champán


Las ensaladas (si llevan vinagre, alcachofas o espárragos) no suelen encajar bien con el vino, pero pueden servirse con fino o manzanilla.


El pescado se suele servir con blancos, aunque hay excepciones como los pescados azules muy grasos (perfecto con tintos jóvenes), los salmonetes (marida con rosados o tintos jóvenes) y las frituras de pescado (se potencia su sabor con jerez o manzanilla).


El marisco hace una pareja perfecta con blancos (secos y frescos, con algo de acidez), también con finos y manzanillas.


El pulpo, si está cocinado "á feira", se puede servir con un tinto joven.


El jamón y los embutidos encajan a la perfección con tintos de crianza, con fino y con manzanilla.


La carne de ave puede acompañarse con diferentes vinos, dependiendo de su preparación. Desde los blancos para pollo o pavo cocinados con limón y hierbas, a los tintos añejos para preparaciones con setas o frutos rojos, sobre todo si se trata de pato.


Copa de vino blanco


La ternera y el cerdo casan bien con blancos (asados y con salsas blancas) o tintos (con salsas de tomate y oscuras).


Las carnes rojas se ven potenciadas con tintos, más o menos potentes según la preparación.


La carne de caza mayor, siempre con tinto (crianza).


Los postres pueden servirse con un vino que tengan una carga de dulzor similar.


Los vinos con acidez (blancos, rosados y algunos tintos) equilibran los platos con mucha grasa.


Los caldos con mucha graduación no son apropiados para las comidas ligeras, porque eclipsa su sabor.


Consejos


Elegid primero el menú y después el vino.


No aceptéis el vino que os proponga (o que os imponga, según el caso) el proveedor de gastronomía, si no os convence.


En la prueba de menú, además de la comida, debéis valorar el vino que sugieran para esos platos.


El vino debe servirse en las copas adecuadas para apreciar todo su potencial. Si no tenéis claro si las que van a poner en la boda son las apropiadas, consultádselo a un profesional.  


Mesa preparada para boda con copas de vino


El personal que sirva el catering debe saber servirlo y estar atento para rellenar las copas de los invitados con la frecuencia necesaria para que se mantenga la temperatura adecuada.


El vino se debe servir según llega al plato al que acompaña, por lo que el personal de servicio debe estar atento a ello.


El caldo que elijáis para cada plato debe acompañarlo, no opacarlo.


Salvo que tanto vosotros como la mayoría de los invitados seáis expertos en el mundo del vino, lo ideal es buscar vinos con D.O. conocidas, con sabores y aromas atractivos, pero que gusten a la mayoría de asistentes. Para acertar, buscad vinos que sean fáciles de beber.


Mesa preparada para boda con una botella de vino encima


Os recomiendo que busquéis vinos que se produzcan en vuestra región, aunque siempre podéis servir vinos de otras zonas o incluso de otros países, en caso de que alguno de vosotros (o alguien muy cercano y que asista a la boda) provenga del extranjero.


En bodas con muchos invitados millennials, seguro que acertaréis buscando vinos originales y que tengan una botella o una etiqueta con un diseño especial, o incluso que tengan un nombre curioso; además de que sean caldos de calidad, claro.


Si la boda se celebra en verano, calculad más cantidad de vinos blancos, rosados y espumosos, porque los invitados tenderán a beber más de estas variedades. Esto es debido a que la temperatura y la comida que se sirven son ligeras y, al hacer calor, los invitados tienen más sed y suelen preferir vinos ligeros y refrescantes. 


En caso de que se celebre en invierno, calculad más cantidad de vinos tintos, porque los platos que se ofrecerán serán más calóricos y hará más frío en el exterior.


Brindis con vino tinto


Si habéis previsto una recena, conviene que tengáis en cuenta el vino que vaya a acompañarla. Salvo que no maride en absoluto con los platos que se vayan a servir, podéis aprovechar las botellas que hayan sobrado de la comida o cena.


Si no tenéis mucha idea de vinos, pero no os ha gustado lo que os ha propuesto el proveedor de gastronomía, consultad a un profesional para que os asesore. Llevaos el menú impreso para que tenga una idea clara de lo que se va a servir.


Por cierto, un vino caro no tiene que ser obligatoriamente mejor, de hecho, hay caldo estupendos a precios muy razonables.


Para terminar únicamente que me queda deciros una cosa... ¡brindo por vosotros!




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