Quizás porque muchas parejas de novios eligen las fincas para celebrar su boda o porque es un estilo con encanto, el rustic chic sigue estando presente en las bodas, pero cada vez de una forma más elegante y pulida.
Aunque lo cierto es que el estilo campestre es difícil de llevar a la práctica con acierto, porque es fácil caer en los tópicos y en el mal gusto.
Por eso, a continuación te doy algunos consejos para que la decores tu boda rural con acierto.
¿Es más barata?
Lo primero que debes tener presente es que una boda campestre no es necesariamente más barata. De hecho, es igual de cara (o más según el caso) que una que tenga otro estilo, incluso aunque hagas una parte de la decoración DiY. Tenlo en cuenta y elige el estilo rústico porque te gusta, no porque pienses que vas a ahorrar.
El espacio
Si te estás planteando una boda rústica o campestre lo primero que debes tener en cuenta es el espacio, especialmente el de la recepción. Este debe tener las características adecuadas para ambientar la boda con ese estilo. Eso quiere decir que los edificios, las zonas exteriores y la decoración general deben encajar con el estilo rural.
Hablando de zonas exteriores, una boda rustic chic debe tener una zona exterior. Al menos la ceremonia, el cóctel, la fiesta posterior o la zona lounge deberían realizarse al aire libre. ¿Para qué hacer una boda campestre si no se va a tener contacto con la naturaleza?
Los espacios, tanto los interiores como los exteriores, deben ser cómodos para todos los asistentes. Una boda campestre no tiene que parecerse a una acampada infantil en medio del bosque. Eso implica que debe tener un acceso practicable, un lugar para aparcar sin que los coches necesiten de una grúa para sacarlos del barro, baños suficientes y adecuados para todos los asistentes, un jardín en el que los invitados no corran el peligro de compartir el canapé con un jabalí...
El suelo también es importante a la hora de elegir el espacio para la
boda campestre. Debe ser cómodo y seguro para todos los que lo vayáis a
pisar. Cuidado con las zonas que se puedan embarrar, con las zonas de
grava, con el césped y con los desniveles.
La época del año
Otro punto a tener en cuenta antes de elegir una boda rural es la época del año. Al celebrarse en todo o en parte en el exterior, lo recomendable es escoger una fecha en la que las temperaturas sean suaves y las probabilidades de lluvia o viento sean pocas.
Las invitaciones
Las invitaciones deben reflejar el estilo rústico de la boda. Aunque lo primero que se te vendrá a la mente es el papel kraft, hay otros recursos para darle ese toque rural a las invitaciones: efecto acuarela, estilo botánico, caligrafía o lettering, cuerdas de esparto, flores y hojas secas...
El planteamiento
Es importante que procures no caer en el total look, la incongruencia o la caricatura. Una cosa es dar unas pinceladas de estilo rural (y muy chic) y otra muy diferente pretender recrear un granero de Utah en el jardín de un hotel urbano.
Una boda rustic chic puede tener muchas interpretaciones, así que no hace falta que caigas en los tópicos. Procura adaptar el estilo rural a la localidad en la que celebres la boda. Si en ese lugar se han utilizado toda la vida los carros, los trillos, las tinajas, los canastos de paja, los calderos de cobre, los cubos de cinc o las sillas de enea, úsalos; te va a ser más fácil encontrarlos (y más baratos) que pedir que te traigan la decoración desde Utah ;)
No te quedes sólo con el rustic y dale también protagonismo al chic. Alterna los elementos decorativos de estilo rural con algunos más elegantes y refinados. Por ejemplo, si las mesas para la recepción son de madera sin tratar y no quieres mantel, procura que la vajilla y la cristalería sean delicadas.
Evita el abigarramiento, porque en este tipo de bodas es muy fácil caer en ello. Lo más acertado es centrar la atención en algunos puntos importantes, sin abusar de la decoración. Si el espacio es bonito y es exterior, no necesitará demasiada ornamentación.
Utiliza la naturaleza como elemento decorativo. Los árboles son perfectos para enmarcar la ceremonia, para colgar la iluminación, para hacer verdaderos árboles de los deseos o para colgar decoración o los regalos de los invitados. Los arbustos, piscinas, estanques o piedras también te pueden servir para integrarlos en la deco. Eso sí, debes respetar la naturaleza al máximo y colocar la decoración sin dañarla.
Los colores
En cuanto a colores, no te quedes solo con los ocres, marrones y verdes de la naturaleza. El blanco, el marfil, el rosa, el coral, naranja, el amarillo o el lavanda también son colores perfectos para una boda campestre.
Los elementos decorativos
Los materiales principales deberían ser naturales: madera, corcho, mimbre, piedra, pizarra, cinc, tejidos de fibras naturales o cuerdas. Para darle el toque chic puedes recurrir al cristal, a los espejos, la porcelana, etc.
Hablando de madera, ten cuidado al usarla, porque si está sin tratar puedes tener más de un disgusto. Los troncos y discos de madera pueden albergar insectos que pueden aparecer en el momento más inoportuno. Imagina si utilizas un disco de madera al natural para soportar la tarta nupcial o los canapés y aparece un bichito... prefiero no pensarlo.
Las flores son imprescindibles en una boda rural. Pueden ser de todo tipo, aunque las silvestres son ideales. También las espigas y todo tipo de hojas verdes y frutas.
La iluminación es muy importante, así que dedícale tiempo y presupuesto. Ahora se llevan las guirnaldas de luces y bombillas vistas, especialmente las que recuerdan a las verbenas de los pueblos y las que cuelgan en grupo. También puedes utilizar bombillas de Edison, farolillos, faroles y velas.
Los elementos decorativos pueden ser de lo más variado, desde lecheras de cinc hasta tablas de lavar de madera, pasando por bañeras antiguas para contener hielo y bebidas frías.
La recepción
Las mesas, mejor rectangulares, porque encajan más con el estilo
campestre. Si quieres un toque más rural, lo ideal es no poner manteles
completos y decantarse por los individuales y los caminos de mesa.
El menú debe ser apropiado para una boda campestre, así que opta por menús en los que el protagonismo lo tengan las materias primas de buena calidad, más que las preparaciones complejas. Como se suelen celebrar con buen tiempo, la comida debe ser ligera y refrescante.
Una buena opción para las bodas rustic chic es la de la recepción tipo buffet. Al tener un estilo más relajado, esta fórmula encaja perfectamente. Los invitados podrán moverse libremente y charlar con quienes prefieran.
Los corners y estaciones son ideales para las bodas rústicas, tanto de alimentos dulces como salados.
Las tartas, mejor sencillas y sin cobertura, tipo naked o las drip cakes son perfectas para una boda campestre. Si tienen frutas y flores, mucho mejor.
El vestuario
Debe ser apropiado para una boda de este estilo, aunque eres tú quien debe decidir los matices. Una boda de estilo campestre no implica que el vestuario sea informal, aunque si eres la novia sí deberías prescindir de largas colas, velos interminables y diseños muy barrocos. Si eres el novio, tu traje debería ir en consonancia con el de la novia en cuanto a formalidad.
Los invitados
Es importante que los invitados tengan claro el código de vestuario que se espera de ellos. Puede que muchos entiendan que una boda campestre implica llevar pantalones cortos y camisetas de algodón, aunque tú y pareja tengáis en mente un vestuario elegante y viceversa.
Ofréceles algunos detalles que les hagan sentir más cómodos: abanicos, parasoles, sombreros, protector solar, antimosquitos, gafas de sol, mantitas, pashminas, bailarinas o alpargatas...
Estas son algunas ideas para tu boda rustic chic, ¿cuáles más aportarías tú?
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Hay una frase de Roger Vivier que es perfecta para definir el ideal del calzado femenino: "Llevar sueños en los pies es comenzar a hacer los sueños realidad". Y si esta frase es de lo más adecuado para cualquier par de zapatos, lo es mucho más si son de novia.
Y es que los zapatos de novia están hechos para soñar. Tanto es así que han acabado siendo protagonistas de fotos en el álbum de bodas, se cuentan por cientos de miles las imágenes de ellos en redes sociales como Pinterest o Instagram y merecen post enteros en blogs especializados en boda, como éste, por ejemplo ;)
Pero si no se eligen bien pueden echar por tierra hasta el look nupcial más elegante. Además de que unos zapatos incómodos y de mala calidad son un atentado para la salud... y para el estilo al andar de cualquier novia.
Para que tus zapatos de novia sean perfectos nada mejor que conocer los errores que no debes cometer al elegirlos...
Lo básico
Anteponer la estética a la comodidad. Los zapatos de novia deben ser preciosos, por supuesto, pero también tienes que tener en cuenta que los llevarás puestos muchas horas y debes poder caminar y estar de pie con ellos (sin sufrir) todo ese tiempo. Además, si vas a llevar una falda voluminosa, cola o velo, es aún más importante que puedas manejarte sin problemas a la hora de andar. Eso de que para presumir hay que sufrir no se aplica para los zapatos.
No ser fiel a tu estilo y a tus necesidades. Por ejemplo, si nunca llevas tacones, porque no te gustan y no los aguantes ni cinco minutos, elegir unos stilettos de 12 cm. para tu boda es un tremendo error, por mucho que diga tu madre, tu suegra, tu mejor amiga y los gurús de la moda nupcial. Si tienes problemas con tus tobillos, quizás deberías renunciar a unas sandalias con tacones altos y tiras finísimas. O si sueles vestirte de manera muy minimal a diario, lo más seguro es que no te veas con unas sandalias joya, por muy bonitas que sean. Respeta siempre lo que te gusta a ti y lo que tu cuerpo requiere.
La elección
Elegir los zapatos sin tener en cuenta el vestido y el estilo de la boda. El calzado no es un complemento aislado, sino que debe ser coherente con el outfit nupcial y la decoración.
No tener presente la época del año. Por mucho que se empeñen en las revistas de moda, unas sandalias no son el calzado más adecuado para una boda en pleno invierno, ni por el frío que puedas pasar, ni por el estado del suelo que vayas a pisar. Otro error sería elegir unas botas altas si la temperatura en el exterior es de más de 30ºC, por muy vintage y elegantes que sean éstas.
No tener en cuenta el tipo de suelo que habrá en los distintos espacios. Hay muchas novias que eligen el calzado pensando en que llegarán a la ceremonia y a la recepción en coche, pero sin contar con las superficies que pisarán en ellas: grava, arena, suelos con relieve, moqueta... Y luego se arrepienten.
No dar en el blanco. Si vas a llevar el vestido y los zapatos blancos, es importantísimo elegirlos del mismo tono. Blancos hay muchos y si el vestido y el calzado no son iguales, se notará mucho y quedará totalmente antiestético.
No tomarte el tiempo necesario para elegir. Debes ver y probarte zapatos hasta encontrar los tuyos, asegurándote de que son cómodos y encajan contigo y tu outfit nupcial. Olvídate de eso de comprar los zapatos en diez minutos que saques a la hora de comer.
No comprarte un par de tu talla. Si eliges unos zapatos que te queden muy pequeños, te arrepentirás porque comenzarán a rozarte y apretarte desde el minuto uno en que te los pongas, así que ya se habrán convertido en un infierno cuando llegues a la ceremonia... ¿te imaginas cuando llegue el momento del baile? Y si te los compras grandes se te saldrán y te resbalarán dentro del zapato, con lo que tu forma de caminar se acabará pareciendo a la de un pato mareado. Por no hablar de que unos zapatos que quedan grandes también suelen acabar rozando en algunas zonas.
La compra
Exceder el presupuesto. Ahora tienes a tu
disposición zapatos de novia de todos los estilos... y para todos los
bolsillos. Encontrarás modelos preciosos, de calidad y a precios
asequibles, así que no tienes excusa para dejar tu cuenta corriente
temblando.
Elegir un modelo que no puedas utilizar en
otras ocasiones. Hay zapatos de novia a los podrás sacarles partido más allá de la boda,
así que será una inversión más rentable y responsable que si comprases
unos zapatos de un solo uso.
Comprar zapatos de mala
calidad. Si adquieres unos zapatos de calidad más que deficiente, por
muy baratos que sean, te arriesgas a todo tipo de desastres: irritación
en tu piel debida a los materiales con los que están fabricados,
rozaduras, rotura de tacones y sujeciones de los zapatos en el momento
más inoportuno, etc.
Adquirir el calzado sin probártelo.
Comprar los zapatos de novia on-line puede convertirse en un tremendo
error, puesto que es imprescindible que te pruebes los zapatos y que los
veas en la mano antes de hacerte con ellos. Incluso si haces showrooming (ver
y probarse las cosas off-line y luego comprarlo on-line) puede ser un
problema, porque puede haber diferencias de colores y tamaños incluso en
el mismo modelo que hayas probados antes en una tienda física.
A prueba
No probarte el calzado por la tarde. Si vas a
elegir tus zapatos por la mañana, tendrás los pies descansados y
deshinchados, lo que te confundirá a la hora de escogerlos. Piensa que
los llevarás muchas horas y que los pies y tobillos acabarán hinchándose
pasadas unas pocas horas, especialmente en verano, por lo que los
zapatos deben resultarte cómodos en las peores circunstancias.
No domarlos antes de estrenarlos. Si es conveniente adaptar cualquier calzado antes de ponérselo para salir a la calle, lo es más aún si se trata de los zapatos de novia. Puedes ponértelos unos minutos en casa cada día para irlos adaptando a tu pie y a tu pisada.
No preparar previamente la suela de tu calzado de novia. Las suelas de los zapatos suelen resbalar mucho y es importante prepararlas para que puedas caminar sin riesgo de resbalar en cualquier momento. Puedes hacerlo lijando la superficie con una lima de uñas o una lija fina, también rayándola con el filo de un cuchillo o unas tijeras. Incluso puedes aplicar una fina capa de una bebida azucarada o de laca para el pelo, teniendo cuidado de no manchar los zapatos y dejándola secar antes de calzarte.
El cuidado
No eliminar las etiquetas de la suela de los zapatos. Dejar la etiqueta de la composición o el precio en tu calzado nupcial es todo un error, porque se verá, aunque no te lo creas. Y no querrás que todas las invitadas estén pendientes de ver cuánto te costaron los zapatos...
No cuidar que estén impolutos. Los zapatos de novia serán el objetivo de muchas miradas, incluida la del fotógrafo de bodas, no lo dudes, así que debe estar en perfecto estado de revista.
Dejar que los pies bailen dentro del zapato. Si llevas medias o hace mucho calor y el pie te transpira en exceso, puede que el pie acabe moviéndose libremente dentro del calzado. Esto es sumamente incómodo y repercutirá en tu forma de andar. Para evitarlo nada mejor que las distintas plantillas que existen en el mercado, incluso puedes colocar una tira ancha de esparadrapo en las zonas más problemática para conseguir que el pie se mantenga en su sitio.
Y más...
Abusar de los tacones los días previos a la boda. Lo ideal es tener los pies descansados para ese día, por lo que conviene que unos días antes te decantes por calzado cómodos y abuses de los baños relajantes y cremas hidratantes para tus pies.
Olvidarte de la pedicura. Tanto si vas a llevar zapatos abierto como cerrado, no deberías olvidarte de la pedicura, y no me refiero solamente a llevar las uñas esmaltadas. Mi consejo es que vayas a un podólogo que elimine durezas y te corte correctamente las uñas y luego, ya con los pies arreglados, vayas a un salón en el que te exfolien e hidraten la piel y te esmalten las uñas. Incluso aunque no se te vayan a ver los pies, una buena pedicura te aportará comodidad y seguridad.
Olvidar un par de zapatos cómodos de repuesto. Por muy cómodos que sea
tu calzado de novia, nunca está de más tener a mano unas alpargatas,
cuñas o bailarinas para cambiarte si comienzan a molestarte.
Y ahora, disfruta de tus lindos zapatitos...
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Las sillas en la boda han pasado de ser simple mobiliario a convertirse parte sustancial de la decoración. Las sillas vestidas con una funda estándar y un simple lazo comienzan a estar en desuso y dejan paso a asientos personalizados con imaginación y buen gusto.
Para ayudarte a conseguir las sillas perfectas para tu boda, a continuación encontrarás 14 tips para decorarlas. Toma asiento y sigue leyendo...
1.- Márcate un presupuesto para la decoración de las sillas. Esto es siempre importante, pero más aún si los invitados serán muy numerosos, porque puede suponer un gasto considerable.
2.- Personalizar una silla no significa gastarse un dineral. Un simple detalle con buen gusto puede cambiar su aspecto sin arruinarte. Una rama de romero o de lavanda junto con un lazo de tul, por ejemplo, son más que suficientes para acertar.
3.- Ten presente que decorar las sillas lleva trabajo y tiempo, por lo que no deberías hacerlo tú el día de la boda. Si quieres que la deco sea DiY, hazlo el día anterior si es posible, si no, encárgale la tarea a alguien de tu confianza o contrata un decorador de bodas. Mi consejo es que evites confiarle la decoración de las sillas a los proveedores de gastronomía, porque ellos tienen mucho trabajo con la preparación general del espacio y de la comida como para encargarse de un cometido tan personal y minucioso.
4.- Valora si te interesa personalizar la deco de las sillas o te compensa aprovechar la que te proporcionen en el espacio de la ceremonia y la recepción.
5.- Si no te gusta el tipo de asientos que te ofrecen en los distintos espacios, pregunta si tienen otras opciones de mobiliario. En algunos casos te los cambiarán sin coste y en otros te cobrarán un extra. La silla, sin ningún tipo de ornamento, es importante; al fin y al cabo es la base con la que trabajaras a la hora de decorar. Una silla bonita, incluso sin vestir, da mucho más juego que un modelo mediocre.
6.- Una opción que puedes tener en cuenta es la de alquilar las sillas. Tienes varias empresas que te pueden proporcionar modelos de todos los estilos, incluso de distintos tipos para aportarle un toque boho a la decoración de la boda.
7.- Decide qué sillas vas a decorar. No hace falta que sean las de todos los asistentes, siempre puedes optar por personalizar sólo las vuestras, tanto en la ceremonia como en la recepción. También puedes incluir también las de padrinos y testigos, las de las primeras filas o las del pasillo nupcial. Incluso puedes adornar una sí y una no en la recepción para ahorrarte un dinero y darle un toque más original.
8.- La decoración que elijas para los asientos debe ser coherente con la general de la boda, con el estilo del espacio y con la época del año.
9.- Equilibra la ornamentación de las sillas con el resto. Si las mesas y el resto de puntos importantes van a estar muy recargados, los asientos deberán ser más sencillos, y viceversa. Y ante la duda, ya sabes, menos es más.
10.- La decoración de los asientos debe ser bonita, por supuesto, pero también debe ser funcional. Ten cuidado que no haya nada que arañe o enganche la piel o la ropa, que manche, estorbe o moleste.
11.- En el caso de las flores es fundamental elegir variedades que no manchen, puesto que el polen y pétalos de algunas de ellas pueden dejar rastros difíciles de eliminar. Incluso hay algunas secas, teñidas o no, que también pueden darte más de un disgusto. Consulta a tu florista si te va a preparar los arreglos. Si vas a encargarte tú, haz antes una prueba sobre un tejido viejo.
12.- A la hora de decorar deja volar la imaginación, porque tienes todo tipo de elementos para conseguir la silla perfecta para tu boda: tules, encajes, organzas, yute, lazos, cuerdas, flores naturales y secas, guirnaldas de hojas, piñas, espigas, bayas, frutas, collares de perlas o cuentas, flecos, pompones, banderines, molinillos de papel, campanillas, cascabeles, conchas marinas...
13.- También puedes emplear otras piezas para darle un toque especial a las sillas como cojines de colores, pashminas o mantitas (para el invierno), carteles con el nombre de los invitados...
14.- En el caso de la ceremonia puedes utilizar los pequeños detalles para los invitados para que formen parte de la decoración de las sillas: abanicos, paypays, programas o parasoles.
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Si en un post anterior te hablé de las Cosas que las Novias Odian de Sus Invitados, hoy quiero tratar otro tema tan divertido como espinoso: las cosas que los invitados odian (realmente) en las bodas.
Quiero que como novia sepas cuáles son estas cosas que ellos aborrecen para que puedas evitarlas en tu boda... o no. Lo ideal es llegar a una solución de compromiso en la que todos, novios e invitados, estén cómodos y disfruten de la boda. Eso implica que tendrás que ceder en algunas cosas para que los asistentes estén cómodos... e imponer tu criterio en las que consideres imprescindibles.
Aquí van esos pequeños detalles que la mayoría de los invitados detestan...
En general
No tener información suficiente: día, hora, lugar de celebración de ceremonia y recepción, cómo llegar y zonas de aparcamiento, código de vestuario, etc.
Que se vean obligados a participar de alguna forma en la boda sin que lo deseen. Leer en la ceremonia, ser dama de honor o padrino, hacer un brindis... todo esto debe ser realmente voluntario.
Que la boda sea un caos. Una mala organización supone un tremendo dolor de cabeza para los novios, pero también para los invitados. No saber dónde, qué hacer o a quién recurrir en caso de que surja algún problema puede ser algo realmente incómodo para ellos.
No tener aparcamiento disponible en caso de llevar vehículo propio, puesto que se pueden encontrar con que tienen que dejar el coche lejos (o incluso volver a su casa para aparcarlo) y luego tomar un taxi o el transporte público. Y todo eso supone enfados, retrasos a la hora de llegar a la ceremonia. Para evitarlo, lo mejor es avisarlo en las propias invitaciones, buscar los parkings públicos más próximos o incluso concertar algunas plazas previamente.
Otro punto que también odian los invitados es que no se les informe si el acceso con vehículo particular está restringido en la zona de la ceremonia o en la de la recepción. En muchas localidades no se permite el paso por el centro de la ciudad salvo que se sea residente, con una multa de premio si se infringe la prohibición.
En el lugar de la ceremonia
Que la ceremonia sea interminable, tanto si es religiosa como civil.
Lo ideal es que dure alrededor de 30 minutos, un poco más si incluyes
algún tipo de ritual simbólico. Pero una ceremonia de más de 1 hora...
eso puede llegar a ser insufrible para cualquiera.
Que
no haya un equipo de sonido adecuado y no se oiga
nada de lo que dicen los novios o el oficiante. Este equipo debe ser
adecuado para el espacio (interior/exterior, tamaño y forma,
acústica...), el número de asistentes y otras condiciones que impidan el
sonido (viento, ruido ambiente...).
Que no haya
suficientes sillas para todos los asistentes... sobre todo en ceremonias que duran una eternidad. Ya sé que
no siempre es posible, pero tener a la mayoría de los invitados de pie,
mientras os casáis, puede resultar poco confortable para ellos. Con más
razón si tienes en cuenta que la mayoría de las invitadas llevarán
taconazos, que habrá personas mayores o con problemas para mantenerse
mucho tiempo de pie y sin moverse.
Que el lugar en el que se celebre la ceremonia tenga un suelo inestable. La arena, la grava o el césped pueden ser una trampa para los asistentes. Si quieres evitar caídas, invitadas enfadadas porque han destrozado sus tacones, invitados molestos porque han ensuciado sus lustrosos zapatos, lo mejor es que pongas algún tipo de protector para evitarlo (moqueta, una alfombra, tarima, protectores de tacones para ellas...).
Que haya una gran distancia entre el lugar de celebración de la ceremonia y del de la recepción. Si los invitados deben desplazarse muchos kilómetros para ir de un punto a otro, se sentirán enojados. A nadie le gusta tener que viajar un buen rato en coche, vestido con sus mejores galas y con ganas de fiesta.
Que haya mucho tiempo libre entre el final de la ceremonia y el comienzo de la recepción. Disponer de varias horas arreglados para la boda, con ganas de fiestas y sin saber qué hacer es un tremendo fastidio para los invitados. Si no quieres que suceda, procura coordinar los tiempos con los responsables de los dos espacios y, en caso de que no te sea posible, al menos procura ofrecer alguna actividad a los asistentes para que se entretengan.
Las condiciones extremas de calor o de frío, especialmente en bodas de exterior, pueden resultar odiosas para los invitados. Es importante evitarlas a la hora de elegir fecha y hora, o al menos procurarles alivio con parasoles, abanicos, bebidas (calientes o frías según el caso), mantitas, estufas...
La atención por parte de los novios
Que los novios no les saluden o no les den las gracias por asistir, uno por uno. Es un gesto de mala educación que ofende, y mucho. Puedes hacerlo de varias formas: llegar antes que los invitados al cóctel y esperarles con una línea de saludo a la entrada, junto con los padres y padrinos; aprovechar durante el cóctel para saludar a todos los invitados uno por uno; y también esperar a los postres para pasar por todas las mesas para agradecerles su asistencia.
Que los novios no lleguen a tiempo al cóctel porque están haciéndose el reportaje fotográfico, incluso que lleguen a retrasar el servicio de la comida o la cena. Esto es una falta de educación hacia los invitados que esperan y hacia el personal que sirve el catering que tiene que retrasar su horario de salida. Para evitarlo lo mejor es hablar previamente con el fotógrafo para que esto no suceda, buscando un escenario que no esté demasiado alejado de la recepción y pactando las fotos y el tiempo que llevará el reportaje.
El seating
Que los sitios no estén asignados. Aunque pueda parecer lo contrario, el que tengan que luchar por un sitio a la hora de sentarse es de lo más incómodo para ellos. Se pueden crear situaciones difíciles si hay varios invitados que discuten por sentarse en una mesa en concreto, estrés por encontrar un sitio adecuado... es mejor que te esfuerces con el seating y evites problemas a todos.
Y, en sentido contrario, los invitados también aborrecen que les sienten con personas con las que no se llevan bien o a las que desconocen por completo. Si quieres evitarlo tendrás que trabajar mucho el seating, e incluso así tendrás problemas para cuadrar las mesas a gusto de todo el mundo.
Tener que hacer un máster para encontrar su sitio en el mesero. Hay veces en los que se cuida tanto la estética del seating, que se pierde funcionalidad. En caso de que preveas que los invitados pueden tener problemas con ello, pide que haya una o dos personas que les ayuden a encontrar su puesto.
Que la mesa esté en un
lugar inapropiado. Si hay invitados sentados cerca de la cocina o los
baños, por ejemplo, pueden sentirse molestos. Es importante que pidas
que la disposición de las mesas eviten estas zonas en la medida de lo
posible.
La comida
Que se note (mucho) que los novios se han gastado más en la decoración y en su vestuario que en cuidar a los invitados. La comida, la bebida y la música son lo que los asistentes a cualquier evento van a apreciar y a recordar.
No ser recibidos con una bebida cuando llegan al lugar de la recepción. Es una forma de darles la bienvenida, para que comiencen la fiesta desde el primer minuto.
Que la comida sea escasa. Los invitados no quieren necesitar sal de frutas al terminar el menú, pero sí que quieren sentirse satisfechos con lo que se les sirva.
Que no se distinga lo que se está comiendo. Esto sucede especialmente en algunos cócteles, en los que hay vasitos, cucharitas, brochetas y frituras que son difícilmente reconocibles. Una cosa es la originalidad y otra muy diferente enmascarar comida de mala calidad y mal preparada para que parezca cocina de autor, con una presentación supuestamente cool.
El baile
Que no haya baile. Una boda sin baile decepcionará a la mayoría de los asistentes, que esperan ese momento para divertirse y tomar una copa.
Que la música sea mala y que, además, esté mal pinchada. Si los invitados no se divierten durante el baile, el resto de la boda, por excelente que haya sido, comenzará a difuminarse. Es importantísimo escoger a un buen DJ y pactar con él la música que sonará.
El exceso de bailes coreografiados. Unas cuantas coreos divertidas para llenar la pista y crear buen ambiente, sobre todo en determinados momentos de la noche es una gran idea, pero si hay demasiadas conseguirás el efecto contrario. Los invitados también querrán bailar por su cuenta, sin que nadie les dirija.
El servicio
Que el servicio sea deficiente. Unos camareros poco profesionales
pueden arruinar cualquier recepción, y tus invitados lo notarán, créeme.
Que
haya que perseguir a los camareros para conseguir un canapé. Esto puede
suceder porque la cantidad de comida es insuficiente o porque la
coordinación entre comida y servicio es la adecuada. En cualquier
caso, lo que los asistentes percibirán es que tu pareja y tú no habéis
escatimado comida.
Y más...
Tener que esperar por todo: para acceder al aparcamiento, para entrar en
el espacio de la recepción, para conseguir una copa, para encontrar un
canapé, para ir al baño...
Que no se les permita hacer fotos. Salvo que vayas a vender una
exclusiva a una revista de tirada nacional, ningún invitado va a
entender que no le dejes hacer fotos el día de tu boda. Además, con los
móviles, hoy es como querer ponerle puertas al campo. Las entregas
interminables de regalos en público tras la comida: a los padres, a los
suegro, a los hermanos, a los niños, a las embarazadas, a los que se van
a casar después... el resto de los asistentes no regalados se aburrirán y se sentirán desplazados.
Que no se les permita llevar a los niños a la boda. Uno de los puntos que más polémicas levanta, sin duda.
Las proyecciones de fotos y vídeos sobre los novios, especialmente cuando son larguísimos, de mala calidad y la proyección no es buena.
Demasiadas
sorpresas: coreografías de todo tipo, animaciones, discursos
inesperados... ojo con esto. Un detalle bonito y emotivo en el momento
oportuno es un acierto, demasiados detalles acaban diluyéndose y
cansando a los asistentes.
Tener que pagar por las consumiciones extras. En caso de que los
novios hayan contratado la barra libre por poco tiempo o a través de
tickets que entreguen a los invitados, puede ocurrir que una vez
terminados ambos, tiempo o tickets, los invitados tengan que pagarse las
copas de su bolsillo.
Y a ti... ¿qué es lo que menos te gusta en las bodas?
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Durante décadas la adquisición del vestido de novia, tanto hecho a medida como en tienda, ha sido la opción mayoritaria entre las novias. Aunque poco a poco la compra de segunda mano y el alquiler van ganando posiciones en el sector nupcial.
En el caso del alquiler de vestidos de novia los motivos son muchos:
- Se puede disfrutar de vestidos de firmas reconocidas, con calidades y detalles que no están al alcance de muchas novias en primera compra, pero sí que son asequibles en fórmula de alquiler. Incluso te permitirá lucir modelos vintage que no podrías lucir de otra forma que no fuese a través de un alquiler.
- Se reducen los gastos de la boda, puesto que el vestido es un tema importante para una novia, aunque no deja de ser algo que solo se luce una vez y que no siempre justifica los miles de euros que implica su adquisición.
- Es una alternativa sostenible, puesto que la vida de un solo vestido se alarga en el tiempo; dando sentido al coste de recursos y mano de obra que conlleva.
- Se dispone prácticamente de los mismos servicios en un establecimiento de alquiler que en los de compra: asesoramiento, arreglos, etc.
- Se evita tener que buscarle un lugar en casa una vez finalizada la boda, algo de agradecer en viviendas cada vez más pequeñas.
- Es la mejor manera de lucir dos vestidos por un precio razonable. Si quieres un vestido para la ceremonia y otro para la recepción y tus recursos son limitados, esta es tu opción.
Como ves, alquilar el vestido de novia es una opción razonable a tener en cuenta. Si tú misma te la estás planteando, sigue leyendo porque encontrarás información y consejos imprescindibles para alquilar tu vestido de novia y acertar.
Tipos de alquiler
Cuando vayas a alquilar un vestido de novia te vas a encontrar con diferentes posibilidades, sólo tendrás que elegir la que más te convenga.
De primera postura
Son vestidos que estrena la novia, tanto elegidos por catálogo como hechos a medida, que una vez usados se ofrecen en alquiler. Es la elección más cara si hablamos de alquiler, aunque es cierto que te permitirá estrena vestido a un precio algo menor que si lo comprases.
De alquiler habitual
Son vestidos que han usado otras novias y los han cedido para alquiler, de muestrarios o que los propios establecimientos han creado expresamente para ese fin. Es la modalidad más económica.
Consejos para alquilar tu vestido
Analiza si el que otras novias hayan lucido ese mismo vestido te supondrá un problema. Aún sigue habiendo ciertas supersticiones acerca de que utilizar el traje de novia de otra mujer trae mala suerte. Y también cierta prevención higiénica por la ropa usada, por qué no decirlo. En el primer caso, sólo hay una solución: el sentido común. En el segundo, lo cierto es que todos los vestidos que se alquilan pasan por el tinte, lo que garantiza su limpieza. Si crees que no te vas a sentir cómoda, es mejor que busques otras alternativas.
Tómate tu tiempo. De hecho deberías hacerlo con la misma antelación que en el caso de un vestido comprado. Salvo que te hayas visto obligada a alquilar porque te has quedado sin tu primer vestido por algún imprevisto de última hora, claro.
Busca un establecimiento de confianza. Para cerciorarte de que lo es busca opiniones de otras novias que hayan alquilado en él su vestido, tanto on como off-line. También encontrarás pistas en otros detalles como en el tiempo que lleva funcionando el negocio, en su web, etc. No te olvides de mirar si tiene el cartel en el que se informa de las Hojas de Reclamaciones y de si tienen a la vista los precios de los arreglos y composturas.
Evita la fórmula on-line en este caso. Necesitas probarte en persona el vestido, no sólo para ver si te sienta bien o no, también para comprobar el estado del vestido.
Si el establecimiento es serio, te ofrecerá cita previa, como en el caso de las tiendas nupciales al uso. No dejes de pedirla para asegurarte un tiempo y una atención adecuadas.
Mira vestidos antes de ir a tu cita. De hecho, puedes probarte vestidos en tiendas que se dediquen a la venta con antelación, así irás con las ideas más claras ese día. Si has encontrado tu vestido ideal, sólo tendrás que pedir que te lo saquen en tu talla o que te encuentren un modelo similar, lo que facilita mucho las cosas. En cualquier caso, te recomiendo que lleves la mente abierta a cualquier modelo y hechura.
Pide que te saquen varios modelos para poderte probar distintos estilos y hechuras. Que se trate de un vestido de alquiler no implica que tengas que conformarte con cualquier cosa.
Exige siempre un contrato de alquiler por escrito en el que aparezcan todos los detalles, garantías, plazo de devolución, forma de pago, fianzas, penalizaciones, quién se hará cargo de la limpieza o de los arreglos y otra información importante. Esto es vital para las dos partes, el establecimiento y tú misma.
Lo habitual es que te cobren una fianza para asegurarse la devolución y trato correcto del vestido. Te la devolverán cuando lo lleves de nuevo a la tienda, siempre que esté en buen estado.
Normalmente exigirán que los arreglos se lleven a cabo en la misma tienda o al menos en un taller de costura recomendado por el establecimiento. Infórmate del precio de los mismos antes de alquilar, porque así sabrás realmente cuánto te costará el vestido.
No te lleves jamás un vestido que no esté en perfectas condiciones y que no te siente como un guante. Que sea de alquiler no significa que te sientas preciosa con él. Fíjate en todos los detalles cuando te lo pruebes y cuando te lo lleves a casa una vez ajustado. Si hay cualquier mancha o defecto, pide que te lo arreglen con la mayor brevedad.
Haz una foto al vestido cuando lo recojas y cuando lo devuelvas, así evitarás disgustos.
Y, ahora... ¿te animas a alquilar?
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La primera vez que apareció el post Consejos Imprescindibles para Alquilar Tu Vestido de Novia fue en el blog de ¿Quién Dijo Boda?
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