Para que sepáis cómo actuar si no queréis invitar a alguien a la boda, a continuación comparto con vosotros algunos trucos y consejos.
Por el principio
Cuando comencéis a organizar la boda, uno de los primeros puntos a tener en cuenta, quizás el principal, es tener en cuenta el presupuesto con el que contáis. A partir de ahí podréis comenzar a planificar todo lo demás: el lugar en el que celebrar la boda, el tipo de recepción que elegir, la fecha, la hora... y la lista de invitados. Porque el dinero con el que contáis irá marcando todas esas decisiones. Así que, antes de decidir los invitados que asistirán a la boda, tendréis que saber cuánto presupuesto tenéis para invitarles.
También es importante que decidáis el tipo de boda que queréis: ceremonia civil o religiosa, boda formal o informal, comida o cena, con o sin cóctel de bienvenida, tipo de comida, estilo de decoración, animación, etc. Todo ello también marcará el número de invitados más recomendable para vuestra elección. No es lo mismo celebrar una boda boho en la playa, que una boda formal con la ceremonia celebrada en una catedral y la recepción en un hotel de gran lujo. En el primer caso sería poco apropiado invitar a 300 personas, en el segundo lo sería invitar a 10.
La confección de la lista de invitados
Una buena idea a la hora de preparar la lista de invitados es hacer cuatro divisiones: una para los invitados realmente imprescindibles, otra para los que os apetecería que asistiesen pero que pueden eliminarse de la lista en caso necesario, otra de los que podrían funcionar como "reservas" en caso de que haya alguna ausencia entre las dos categorías anteriores y una última de los que no queréis que asistan bajo ningún concepto. Si hay discrepancias entre las elecciones de ambos, podéis hacer esas divisiones por separado y luego unir las listas.
Ambos debéis tener presente que no podéis invitar a todos vuestros familiares, amigos, compromisos y conocidos, así que siempre habrá personas que se quedarán fuera de la lista y no tenéis que sentiros culpables por ello. En otras bodas probablemente a los que no podrán (o no querrán) invitar seréis vosotros.
Habrá personas que se sientan ofendidas porque no han sido invitadas y no vais a poder evitarlo. Cada persona vive las relaciones de una forma distinta. Puede que haya quien se siente muy cercano a vosotros y da por hecho que estará presente en vuestra boda, aunque ninguno de los dos lo sienta así. También habrá quien os ha invitado a su boda y espera que le devolváis la atención, aunque ninguno de los dos queráis hacerlo. Estas personas deben saber que la boda se trata de vosotros, no de ellos, si no lo ven así, es su problema.
No ceder ante la presión
Cuando una pareja de novios anuncia su boda, parece que se abre la veda para que todo el mundo se dé por invitado o se sienta con la autoridad necesaria para añadir o quitar a asistentes de la lista que han preparado los novios. Si no queréis que esto os suceda a vosotros, es importante que os mantengáis firmes y no cedáis ante las presiones, al fin y al cabo es vuestra boda.
Eso no significa que en algunos casos podáis contentar a vuestra pareja cediendo con algún invitado en concreto, o incluso a vuestros padres con algún compromiso. Pero cuidado con esto, porque debe quedar patente que se trata de excepciones, porque puede acabar siendo la puerta de entrada de decenas de invitados que ninguno de los dos queréis en vuestra boda.
La discreción
Si no queréis tener que dar más explicaciones de las necesarias. Procurad ser discretos a la hora de anunciar vuestra boda.
Esto es aplicable a las redes sociales, a las reuniones con familiares y amigos, etc.
Cuidado con los "Save The Date" y evitad enviarlos a quieren no van a estar invitados a la boda. Delicadeza ante todo.
Las justificaciones
La excusa del presupuesto
En muchos casos no es una excusa, sino que es la realidad. No siempre se cuenta con un presupuesto tan elevado como para invitar a cientos de invitados.
En este caso podéis comentarle a la persona que no está invitada que por ese motivo tendréis que prescindir, a vuestro pesar, de muchos asistentes.
Y la del espacio...
Otra justificación para no invitar a muchas personas que se puedan creer con derecho a asistir a la boda, es la limitación del espacio. Si no hay sitio material para acomodar a muchos invitados, es fácil excusar el recorte de la lista de asistentes.
Claro que en este caso el sitio debe ser pequeño de verdad, o al menos no publicar fotos en las que se vea cómo era en realidad...
O la boda íntima...
Hacer hincapié en que la boda será sencilla e íntima es una forma de desanimar a los que se quieren autoinvitar al enlace. Un truco: insistir en que únicamente estarán invitados los familiares y amigos muy muy cercanos.
Cómo decir que no
A los compromisos
Seguro que sabéis de qué hablo: los vecinos de toda la vida, la íntima amiga de la madre, el mejor cliente del padre, la mejor amiga de la hermana pequeña, los tíos del pueblo... Esas personas con las que no tenéis contacto desde hace décadas o que incluso no conocéis en persona... y que alguien se empeña en invitar a vuestra boda por sus intereses, no por los vuestros.
Este es un caso delicado, porque quien más se va a ofender es quien quiere que les invitéis, no las propias personas invitadas.
Si vuestros padres pagan la boda, en todo o en parte, la cosa se complica. Mi consejo es que habléis con ellos, exponiéndoles con delicadeza y sinceridad las razones por las queréis que asistan. Si eso no funciona, probablemente tengáis que transigir con alguno de estos compromisos. Eso sí, pedidles que únicamente sea uno o dos, no una retahíla interminable de nombres.
En el caso de que sean los propios compromisos los que quieran autoinvitarse, ya sabéis las justificaciones: poco presupuesto, espacio limitado, boda íntima o una combinación de todas ellas.
Para decirle no a los que retoman el contacto por interés
Puede que haya familiares o amigos con los que no tenéis contacto desde hace mucho tiempo pero que, según se enteran de vuestra boda, quieren retomar la relación a marchas forzadas. Os llamarán con mucha frecuencia, os enviarán mensajes por WhatsApp, os mandarán correos electrónicos, querrán quedar con vosotros a toda costa... todo para conseguir una invitación.
En este caso os recomiendo que retoméis el contacto si lo deseáis, pero que no caigáis en su trampa. Hablad con ellos de la boda, pero sin entrar en demasiados detalles. Ponedles la excusa del presupuesto o del espacio (o ambas) y, si realmente queréis mantener la relación, podéis quedar otro día con ellos para tomar un café o cenar y celebrar la boda. Si realmente les guía el cariño, lo sabrán entender. Si no es así... es mejor saberlo para eliminarles definitivamente de vuestras vidas.
Y a los compañeros de trabajo
Es uno de los problemas más comunes: ¿invitamos a los compañeros y al jefe? La respuesta únicamente la tenéis vosotros.
Para neutralizar a los que crean que van a estar invitados, lo ideal es dejar caer en el trabajo que será una boda muy íntima. Y por supuesto también sirven las excusas del presupuesto o el espacio.
El verdadero problema puede darse si vais a invitar a algunos compañeros de trabajo y a otros no. En este caso os recomiendo que para que haya menos suspicacias invitéis a unas cervezas a los que no asistirán a la boda para celebrarlo con ellos, mejor antes de la celebración. También ayuda entregarles algún regalo como recuerdo de la boda cuando esta haya pasado.
¿Y si os hacen un regalo de boda?
Si hay personas que no están invitadas a la boda y os hacen un ingreso en la cuenta u os hacen un regalo antes de la boda, no deben esperar una invitación a cambio.
En este caso os sugiero que les enviéis una nota de agradecimiento, afectuosa y amable. Si se trata de alguien a quien apreciáis, podéis invitarle a un café o a una merienda, incluso hacerle llegar un regalo de los que entreguéis a los invitados de la boda como recuerdo.
Otra buena idea es enviarles una foto o postal del viaje de novios con una frase de reconocimiento y agradecimiento.
Todo bien claro
Cuando alguien no recibe la invitación en un plazo razonable, lo más lógico es que de por hecho que no se cuenta con su presencia en la boda. Por lo que cualquier persona con un mínimo de elegancia y saber estar debería darle por aludido y no preguntar el por qué ni insistir para que le inviten... aunque no siempre ocurre así. Por eso es muy importante dejar las cosas claras desde el principio, para que no haya ningún malentendido ni ninguna situación incómoda.
Una forma de evitar confusiones es hablarlo delicadamente con él o ella, lo antes posible, en persona o ayudados por personas de confianza que puedan hacer de portavoces.
Eso sí, es importante comunicarle que no estará invitado de forma sutil y sin herir sus sentimientos de forma innecesaria.
En el caso de bodas en las que no se quiere que asistan niños, también es conveniente comunicarlo de forma clara y desde el principio. En nuestro post sobre las bodas sin niños os contamos cómo decirlo.
Una segunda celebración
Podéis organizar una comida o cena sencilla con las personas que apreciáis y que no han sido invitadas a la boda. Puede ser una buena idea que les hará sentirse parte de vuestra alegría y que puede ser divertida y emotiva para todos. Esto dependerá de vuestro presupuesto y de vuestras ganas de organizar un evento más relacionado con la boda.
Para finalizar el post, quiero contaros mi experiencia personal. En el caso de nuestra boda la cosa se complicó, puesto que fue una boda muy íntima y tuvimos que eliminar a muchos asistentes de la lista. Hubo quien se sintió ofendido en su momento, sin motivo, puesto que era nuestra decisión y nuestra boda; aunque pasado el tiempo las aguas volvieron a su cauce. Aunque este tipo de situaciones parecen terribles en plena organización de la boda, lo cierto es que cuando se ven con perspectiva acaban siendo meras anécdotas.
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La primera vez que apareció el post ¿Y Si No Queréis Invitar a Alguien a la Boda? fue en el blog de ¿Quién Dijo Boda?
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